lunes, 27 de octubre de 2008

Pioneer Skies




A veces, de vez en cuando, quiero pensar que cada día puedo despertar en una nueva realidad. En mundos feos y maravillosos o simplemente sublimes. A veces viajo tan rápido que no puedo distinguir las constelaciones a mi alrededor. A veces veo al suelo y sé que uno de mi pies tiene la llave para abrir algo... aunque no recuerde qué es.

A veces me gusta estar simplemente 5 minutos más en la cama para que mis pensamientos se asienten como el sedimento de un jugo de durazno. Y pienso en que tal vez lo de la llave no sea una alucinación después de todo. Y desecho la idea mientras abro las cortinas y miro el pálido cielo de las 7 de la mañana.

viernes, 24 de octubre de 2008

Balenciaga y la estructura del futuro

Es cierto, mucha agua ha pasado bajo el puente desde que el honorable Cristóbal Balenciaga tiró la toalla hace algunas décadas. El modisto español influenció a toda una generación de diseñadores y artistas visuales en sus creaciones que aún hoy se ven interesantes y dignas de ponerse. ¿Quién no querría usar una prenda cosida a mano por el maestro mismo?

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Sin embargo la era Balenciaga no regresará nunca. Eran tiempos en los que el mundo aún no se movía tan rápido y había espacio –y dinero- para prendas técnicamente perfectas con experimentos en la forma y el material. La casa misma de Balenciaga murió varias veces a manos de empresarios que la transformaron en ropa de segunda (bajo aquellas horrorosas licencias), uniformes y perfumes anodinos con anuncios tontos los cuales, combinados con las mediocres colecciones de un diseñador ya enterrado en el olvido, estaban destruyendo la obra del maestro.

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Y entonces llegó Nicolas. Un joven francés que no se había ocupado de una casa de modas y mucho menos de un negocio en decadencia. Nicolas Ghesquière heredó las ruinas de la mansión Balenciaga e hizo lo que un creador inteligente podría hacer: usó esas ruinas como cimientos y construyó una nueva estructura totalmente diferente acorde con su tiempo y quizás un poco adelantada. No fue fácil regresarle el estatus que un día tuvo aunque para 2004 Ghesquière ya había logrado que la gente volviera a hablar de Balenciaga y para el año siguiente tenía a las editorialistas de moda aplaudiéndole a rabiar.

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No podemos divinizar a Nicolas: algunas de sus colecciones recientes (piensen en Primavera 2008) se inspiraron excesivamente en los archivos de Cristóbal, su ropa suele ser excesivamente cara y en algunas personas tanta vanguardia se puede ver francamente ridícula, por lo cual deben mantener aún ropa secundaria y poner sus esperanzas en los accesorios… los cuales se venden muy bien.

Para esta primavera se presentaron atuendos inspirados en una corriente que le fascina a Ghesquière: el futurismo. Una de las tendencias favoritas y punto coyuntural con Balenciaga, la búsqueda de una nueva silueta a través de una apariencia futurística es uno de los temas que más obsesiona al maestro y al honorable discípulo.

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Balenciaga se distingue también por una excelente técnica en la ropa y accesorios, los cuales se complementan y se pueden usar por separado sin problema alguno. En esta ocasión los bolsos salieron a la pasarela transformados en sobres metálicos y combinados por zapatos que parecían mallones… o una extraña combinación ideada por Pierre Hardy, el genio detrás de los zapatos Balenciaga.

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El futurismo balenciaguesco puede lucirse en la calle sin mucho problema. Los materiales, llevados a un extremo en el que no se sabe si es cuero o látex, seda o lycra, conforman al diseño con una estructura que es apreciable y complementa la personalidad de la clienta promedio y demuestran que no es necesario llevar un vestido negro para ser elegante y causa una impresión al vestirse.

Balenciaga aprovechó también para presentar algunos looks de hombre. Y sobre éstos, quisiera mostrar a continuación los que me gustaría reservar -si pudiera- para mí ;)

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domingo, 19 de octubre de 2008

La fierecilla domada: (Christian) Dior

Ah, John Galliano. Él solía estar en boca de todos cada temporada. Las reporteras cuchicheaban sobre las extravagancias y el collage de inspiraciones que siempre caracterizaban sus colecciones: que si Marlene Dietrich, que si África o la taxidermia. Le llamaban creador de "monstruosidades" y en cualquier noticiario barato se comentaban sus nuevas colecciones siempre que había una semana de la moda.

Dior era la última frontera, la ropa que alguna loca con mucho dinero y seguridad en sí misma se ponía. Los zapatos de Dior solían ser armatostes en los que no se podía caminar. Las prendas de Alta Costura llegaron a estar hechas de paja y para muchos eran engendro de los sueños de Galliano... y las pesadillas de los demás. Anna Wintour le deíficó. Era el último reducto de vanguardia en el mercado masivo que ya había caído en la trampa del "buen gusto" masificado.

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Galliano es el ceniciento de la moda. De una infancia paupérrima en los barrios de Londres y una estancia en la Saint Martins pagada con muchos sacrificios pasó de repente al aplauso de la prensa y la dirección de Givenchy que se fue más rápido de lo que vino. Y entonces llegó Dior y su talento fue aplaudido y bien remunerado. Galliano logró que la Alta Costura recuperara su lugar llenándola de fantasía y volviéndola a elevar al nivel de arte. Entonces vino una explosión creativa que sacudió París hasta sus cimientos y cambió el rumbo de la moda.

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Y a finales de 2007 algo había cambiado. La nueva temporada de Dior era... wow, algo que finalmente se podía usar. Y luego Otoño 2007 volvía a ser algo usable. ¿Qué sucedía? ¿Acaso Galliano había sido amordazado? (ese es el rumor, aunque su jefe, Bernard Arnault, lo niega siempre que tiene ocasión) Dior dejaba de ser la oveja descarriada de la moda.

Los rumores se comentaron en todos lados con la última colección de Alta Costura. Ese simplemente no era Galliano. Era un principiante, un impostor disfrazado del gibraltareño prodigioso. Era la rebeldía habitual puesta de rodillas para que la Primera Dama, distinguida italiana (de nacimiento) que en otro tiempo modeló para la casa; para que la Reina de Corazones (y por ende, de la prensa rosa) apuñalara el espíritu Galliano con el taconeo de sus Christian Louboutin (usados, claro está, cuando Nicolas no está en casa... un presidente no puede ser más chaparro que su consorte).

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Dior se volvió el fetiche de Ella. Y este momento entró en coyuntura dentro de lo que ya estaba pasando: la desaceleración del gallianismo, la censura de la excentricidad aún en sus últimos escaparates, todo en nombre del "buen gusto" y de lo "in". La oveja descarriada fue, finalmente, llevada al matadero.

La nueva colección de Dior, por desgracia, es más de lo mismo. Para desencato de todos los amantes del gallianismo, éste volvió a vincular Haute Couture con prêt-à-porter, esta vez con resultados que hacen llorar. Primavera 2009 es un eco de la mediocridad que se presentó en Julio. No es nada.

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¿Hay inspiración en Dior? Sí, pero ¿qué importa? Total, las prendas saldrán modificadas y se venderán maravillosamente... alguna otra celebriedad (sí, celEBRIEDAD) como Janet Jackson o Amy Winehouse se las pondrá y se verá supuestamente bien. Da lo mismo si, como ahora, se inspiran en la vanguardia de los 80, o si la próxima temporada piensa en el surrealismo o en los basureros de Gibraltar. Dior está condenado a ser igual, porque está encadenado.

Probablemente sólo existan dos modos en los que Galliano pueda ser creativo de ahora en adelante: los zapatos y el maquillaje. Los primeros son idea suya, y esta vez el tacón representó una mujer embarazada, la temporada pasas eran zapatos sesenteros con el tacón interrumpido, y así sucesivamente. Por fortuna -o desgracia para Arnault-, los zapatos de Dior seguirán siendo oníricos. El maquillaje, no es su idea, así que a lo mejor tendremos sólo un último escaparate.

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Para los fanáticos del gallianismo está muy claro que ya murió en Dior. Lo último que presentó fue una fantasía alucinante de los años 60 a principios de este año (tanto en Alta Costura como ready-to-wear... la última colección de Haute Couture con mayúsculas, la última del salvaje prêt-à-porter algo descafeinado) y ahora no queda nada. Nada del genio loco que se disfrazaba de bailaor, astronauta, mosquetero y Dios sabe qué más al final de sus shows.

Dior dejó ya la identidad que Galliano le dio, la simplicidad del apellido, para volverse a llamar Christian Dior después de 10 años. Ahora, encadenado otros años más a la firma, teminará deprimindo abrazando forzadamente un minimalismo en el cual no es bueno, simple y sencillamete por una razón: va totalmente en contra de su razón de ser.





PD. espero con ansias el desfile de John Galliano. Al menos en su propia marca la creatividad sigue estando intacta

sábado, 18 de octubre de 2008

Maison Martin Margiela: El aniversario

Hay dos tipos de diseñadores en este mundo: los que hacen ropa “bonita” y los que van más allá y buscan lo nuevo. Claro que en estas dos categorías siempre hay espacio para lo sublime y lo vomitivo. “lo nuevo” puede llegar a ser frustrante, sobre todo cuando el diseñador o diseñadora cree encontrar el hilo negro y la realidad es que sus diseños son mediocres y nada propositivos, burdas imitaciones de alguien con talento o meros ejercicios con infelices resultados De vez en cuando queda la vanguardia.

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Margiela encarna la vanguardia, a pesar de ser el fantasma de la moda. A la fecha no hay una foto de él ni una entrevista. El aura de misterio que le envuelve transforma una casa más en un objeto de deseo que no suele prostituirse al estampar sus logos en todos lados o sobreexponerse con una imagen vulgar y asquerosa (amo la palabra que usan los españoles: hortera). Margiela es profesional y su ego es tan grande que presenta a su equipo y no tiene miedo de ser opacado por ellos. El ícono que carece de íconos para ser representado. Martin Margiela es un intangible, un concepto que incluye forzosamente la palabra “vanguardia” cuando se le refiere.

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Él, un belga talentoso surgió a final de la década del mal gusto: los ochenta. Margiela, Dries Van Noten y Azzedine Alaïa formaron una camada que sacudió la moda en una época llena de crímenes de lesa humanidad en el departamento del gusto. La ropa de ellos no era cursi, vulgar o ridícula. Alaïa decidió crear ropa que redefiniera la figura en materiales como el látex. Pasaron ya 20 años y sus vestidos siguen siendo modernos e interesantes. Van Noten y Margiela no sólo usaron nuevos materiales. Usaron nuevas formas. Ropa atrevida con una pureza extraña que la separaba del montón. Esmeraldas en medio del estiércol.

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Comencemos una comparación con pintores (Amigo purista del arte: aún estás a tiempo para abandonar este blog, las siguientes oraciones pueden causarte un infarto). Chanel fue Claude Monet, Dior fue Renoir, Balenciaga fue Gustav Klimt, YSL como Picasso… y Margiela es Dalí. Como podemos ver, cada uno fue vanguardista en su época y logró establecer un canon. Margiela no fue la excepción y rompió con muchas cosas antes de volverse él mismo un paradigma y luego un producto pasado de moda.

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En un abrir y cerrar de ojos pasaron 20 años desde que Margiela se aventuró a poner una casa de modas. Aún no ha sido olvidado por completo y su aniversario fue aplaudido a rabiar, sobre todo por la presentación de ropa impactante que, con unos cuantos ajustes, puede servir para toda ocasión. Mallones, bodysuits, algún vestido, todo presentado de una forma extraña que le añade el encanto necesario. Al final, un diseño semejante a un pastel de cumpleaños para el diseñador anónimo.

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Solo resta decir: ¡Feliz cumpleaños!

viernes, 17 de octubre de 2008

Antes de la última escala

Amables lectores: como saben, la última escala, París, iba a ser contada día a día, palmo a palmo en las listas que integré. Sin embargo, me fue imposible integrarla hasta este momento, tanto por razones de tiempo como por dos factores esenciales que impidieron que París fuera lo non plus ultra de la moda de nuevo.

El primero tiene qué ver con un problema interno en la capital francesa. Primavera 2009 fue una serie de signos dispares e incoherentes a todas luces que no integran en sí un lenguaje concreto y por tanto, no pueden comunicarse de manera adecuada con el consumidor. Sí, probablemente las editoriales de moda sirvan como intermediario pero las propuestas son como un plato de carne tártara que causará que algunos seres se indigesten aunque lo intenten disfrazar con un toque de salsa de espárragos.

Me retracto al decir que Primavera 2009 no será memorable. Claro que lo será pero por ser una temporada mediocre y aburrida en la que lo interesante radicó en otros lados mientras que la mina de diamantes que suele ser la capital francesa se encuentra cada vez con más tierra, menos gemas en bruto y aún menos piezas pulidas y centelleantes.

Al parecer muchos diseñadores se han perdido. No recuerdan que la moda es una mezcla entre talento, creatividad. Innovación y habilidad para el negocio. Prácticamente nadie en el panorama se queda en el medio y se han movido entre el experimentalismo ridículo o la comercialización descarada. Pocos han creado algo lo suficientemente fresco e innovador para que una mujer se lo ponga y pague pequeñas fortunas por una prenda que seguirá en su closet indefinidamente. Porque la moda también es eso, vender innovación, cambio pero un producto que conserve un aire de vanguardia atemporal para que su compradora se vea siempre elegante. Chanel, Cristóbal Balenciaga, Pierre Cardin e YSL lo sabían y lo practicaban. Ahora sus herederos han preferido el úsese-y-tírese antes que el listo-para-usarse.

La segunda razón obedece a un suceso que está pasando en el mundo y que no se puede ignorar. Mientras Balenciaga, McQueen y Chanel presentaban sus looks la bolsa se tambaleaba, el mercado entraba en pánico y el mundo entero se vio a las puertas de una crisis que promete ser peor que 2001, 1997, 1995, 1987, 1974… o que cualquier crisis reciente en la historia contemporánea.

Sería maravilloso evadirnos de la realidad con ropa fea y poco práctica para la próxima primavera pero lo que muchos sabemos y otros intuyen es que muchas prendas se quedarán en el gancho para siempre. Próximamente no estaremos para ropa horrenda y zapatos de 14 centímetros que pongan en riesgo la salud de los tobillos. Quizá regresemos al minimalismo. Quizá la industria quede en ruinas después de este trance. Quizá, simplemente, la marca dejará de ser algo importante y ridículo y se buscará el diseño, lo práctico y lo que haga sentir bien al consumidor al mejor precio. Las élites tampoco usarán cosas caras y feas por un tiempo. Entraremos en una nueva era.

Por tanto, tendremos que separar la basura de lo útil. Y mi lista de shows a reseñar se resumirá drásticamente por estas dos razones que he explicado previamente. No me uno a la prensa “especializada” para que la gente entre en pánico y deje de comprar ropa o dejen de soñar, lo que pido es que dejen la frivolidad en la puerta y se enfoquen en el diseño. Si me es posible abundaré en esto después.

Por tanto, mi lista a reseñar –con una entrada por firma- será la siguiente:

-Maison Martin Margiela
-Dior
-Giambattista Valli
-Sonia Rykiel
-Alexander McQueen
-Chanel
-Valentino

Y en un post unitario, estarán las demás: John Galliano, Haider Ackermann, Rue Du Mail, Viktor & Rolf y Lanvin. Como ven, he incluido varias firmas poco conocidas en nuestro país para ampliar el panorama de la moda. No todo es Giorgio Armani y Louis Vuitton.

Antes de comenzar...

6 cosas curiosas que mis lectores y gente que me conoce no sabe de mí.

1.- tomé lecciones de piano y teclado cuando tenía 8 años. Ahora no puedo tocar ni un sólo acorde. (Cuando tenía 14, la escuela me obligó a tomar clases de mandolina y a la fecha es uno de los instrumentos que más odio en la vida)

2.- Me gustan las ratas, las cochinillas (insectos mexicanos que se parecen a aquellos que daban la tintura roja en el siglo XVIII), los cuervos, casi todos los escarabajos, los tlacuaches (un pariente mexicano de la zarigüeya) y algunos otros animales que otras personas encuentran repulsivos, pero no me gustan algunos otros animales que la gente común adora.

3.- no sé andar en bicicleta, ni en patineta y aún no aprendo completamente a manejar

4.- debido a un problema que no quiero mencionar, hace poco menos de tres años que no río a carcajadas o lloro a lágrima viva. Lo segundo se me dificulta mucho actualmente.

5.- jamás he tenido:

- un par de tenis Converse
- una cámara de video
- hermanos
- una casa de campo (esa era de mis abuelos)
- un jardín
- un perro, un gato o un ser vivo de tamaño mayor a la palma de mi mano
- una relación amorosa seria que durara más de 6 meses
- una fiesta de cumpleaños sorpresa
- un pasaporte
- talento para el origami y demás actividades manuales de ese tipo (sí aprendí a pintar hace muchos años y no me salía tan mal)
- un oso de felpa en mi infancia
- una bañera (tina)
- una videocasetera en VHS, pasé del video Beta al DVD de un salto
- un set de Lego... amaba Lego pero nunca tuve uno propio. Tuve juguetes Playmobil y aún debo tener algunos muñecos por ahí.
- un teléfono móvil que valga más de 600 pesos... me gustan pero los considero un desperdicio de dinero
- un libro de los siguientes autores: Virgina Woolf, Ernest Hemingway, Miguel de Cervantes, Marcel Proust, John Steinbeck, Jean-Paul Sartre, José Saramago, Samuel Beckett, Paulo Coehlo (¡asco!)... he leído algunos de estos autores y muchos de sus libros me han gustado, pero suelen ser prestados o de biblioteca.

6.- No me da pena admitir mis gustos culpables, entre ellos...

-Sophie Ellis Bextor (primer disco)
-Kylie Minogue
-brincar en trampolines y albercas de pelotas como niño
-I Say A Little Prayer (versión de Aretha Franklin) y todas las composiciones que conozco de Burt Bacharach
-ver muchas caricaturas en televisión
-quitarme los zapatos en clase cuando ya no los aguanto
-muchas películas hollywoodenses que para fans del cine de arte son "pecado". ¿Quieren ejemplos? Poltergeist (sí sí, aquella de la niña contactada por la TV), Belleza Americana, Scream, El Diario de Bridget Jones, La Ventana Secreta, Las Horas, Terminator 2 (me recuerda mucho a mi infancia, curiosaente, nunca la he visto completa), Moulin Rouge, Misery, El Aviador, Notes On A Scandal, la saga de Indiana Jones.... ¿le sigo?
-Hay una excepción que sí me da algo de pena: cuando tenía 13 años me gustaba... S Club 7!!! Horror!!!