martes, 29 de septiembre de 2009

Grandes colecciones de la Historia (contemporánea): Alexander McQueen, otoño 2004



Creo que esto sí lo apreciarán ustedes, estimados lectores. Encontré el video en YouTube y lo compartí. No provocó reacciones.

McQueen me llamó la atención desde que compré Homogenic de Björk y vi el kimono que le había diseñado para la portada de ese CD. Pero compré el disco en 2002 y en ese año la moda no era de tanto interés para mí así que lo archivé en la gaveta al fondo de mi cabeza donde suelo meter los datos curiosos y referencias que leo de pasada.



Su trabajo volvió a mí en 2005 o 2006, no recuerdo, pero me fue conquistando y me ganó. Punto. Alexander McQueen tiene la creatividad como para diseñar 10 colecciones al año (¡qué bueno que no lo hace!), el conocimiento histórico como para usar algunas épocas de referencia, la técnica como para juntar una túnica experimental y un traje perfectamente cortado en una colección y la mente lo suficientemente perturbada como para presentar colecciones provocadores, de esas que causan gritos y desmayos. Por eso es un genio.

Pero esta colección es un poco diferente. Tal vez no lo sepan pero antes de pensar en Stefano Pilati para sustituir a Tom Ford en Yves Saint Laurent se pensó en McQueen. Y se negoció con McQueen. Pero al final no llegaron a nada, la dirección de la casa fue dada a otra persona y eso le dolió en el alma.



No sé si a ustedes les pase pero cuando sufrimos un revés comenzamos a tener dudas existenciales. Ya saben, es un momento para decidir: ¿seguimos en el mismo camino o tomamos otro? No sé qué tan normal sea, a mí me pasa de vez en cuando. Y a McQueen también le pasó en 2004.

Seguramente estaba en su estudio solo y mientras fumaba pensaba que no hace mucho había sido uno de los favoritos de París. Estaba en plena fase de expansión porque era amo y señor de Givenchy, Isabella Blow aún no había cedido a la depresión y lo apoyaba incondicionalmente, había conseguido estabilidad económica para su marca (en realidad eso fue trabajo de Isabella y McQueen le pagó mal, pero no viene al caso), su reputación estaba intacta. Pero ahora se sentía a la deriva.



Y, como hacen algunas personas, McQueen consultó qué debía hacer con las estrellas. Y se inspiró en el espacio exterior para hacer una gran colecció. Tal vez no la mejor de su carrera, ni la más comercial. Llena de inspiración. Buena.

Alexander McQueen conoce bien la silueta femenina y podría decirse que diseña sobre el cuerpo y no en un estudio. Sabe que el cuerpo tiene tres dimensiones y las aprovecha al máximo. Por esos sus diseños parecen cobrar vida auunque estén montados en un maniquí. Porque están bien calculados.



Como siempre, añadió referencias culturales a sus atuendos. Los abrigos de piel están inspirados en una película de John Carpenter, La Cosa, en la que unos científicos en el Ártico se ven amenazados por un ente extraterrestre. Uno de los vestidos de noche es casi igual al atuendo provocador que la princesa Leia usó en una de las películas de Star Wars. Algunos otros simplemente tienen la influencia.

McQueen llamó a su colección "Pantheon ad Lecum". Hace muchos años tomé mi última clase de latín y lo único que recuerdo es que la primera palabra significa 'todos los dioses'. Si alguien es tan amable de explicarme el significado, por favor déjeme un comentario.



Curiosamente la colección es práctica y su enfoque es comercial pero no deja de lado la técnica. Eso es algo que McQueen probablemente nunca dejará porque está escrito en su estilo. Y pueden reprocharle muchas cosas a McQueen menos que confeccione mal una prenda. Incluso las telas tiene una calidad que otras marcas envidiarían.

Algunos cortes son tan sobrios que recuerdan al uniforme de una mujer comunista. El beige también lo recuerda. Dudo que sea inintencional y el soundtrack lo confirma. Es probable que tenga una inspiración de aquellos programas espaciales soviéticos de los 60 y 70. Ya saben, cuando la URSS trataba de ganarle a Estados Unidos a como diera lugar.



El final es impactante. De película. Presenta a una modelo caminando al centro de la pasarela... y una luz se enciende sobre ela, como si un ente estuviera haciendo contacto. Gran momento, uno de mis finales favoritos de toda la vida.

Les dejo las fotos y el video porque la calidad de las primeras deja mucho que desear. ¡Espero les guste!

martes, 22 de septiembre de 2009

El Discreto Encanto de la Burguesía



Casi todos los lectores de este blog saben que mi director favorito es Luis Buñuel. Adoro el trabajo de ese gran español y todo lo que diga es poco para expresar mi fanatismo. Me fascina su obsesión por los detalles y ese punto de vista tan inusual que solía poner en las tomas, ese punto de vista que nos hacía sentir que estábamos en un lugar donde no nos habían invitado, espiando.

El Discreto Encanto de la Burguesía es mi película favorita de su etapa francesa. Después de vivir casi veinte años en México y dirigir grandes películas como Los Olvidados (no me gusta mucho, para serles sinceros) y La Ilusión Viaja en Tranvía (muy divertida, la recomiendo) comenzó a acercarse más a Francia porque le daban un buen presupuesto y una mayor libertad para dirigir. En México, al igual que en Estados Unidos, algunas cosas no eran consideradas "apropiadas" y Buñuel se las tenía que ingeniar para sugerirlas. En Francia eso no pasaba y por eso se fue a dirigir allá.



Su regreso a Francia fue más bien gradual: comenzó filmando un par de películas ambientadas en América. A mediados de los sesenta filmó Belle de Jour y se volvió un director de culto. Ya hemos hablado anteriormente de esa gran película así que no nos detendremos en ella. La etapa francesa de Buñuel fue la última, la más chic y, después de Un Perro Andaluz, fue la etapa más atrevida, porque podía aventurarse más y plantear situaciones más absurdas sin el rechazo generalizado del público.



El Discreto Encanto de la Burguesía parte de una situación algo absurda. ¿Alguna vez les ha pasado que, por más que intentan hacer algo que planearon previamente, no pueden porque mil y un cosas se atraviesan en su camino? A mí me pasa igual y lo más reciente que me ha pasado es algo que explicaré al final del post. Pero bueno, la película trata sobre eso: un grupo de adultos que quieren sentarse a cenar en santa paz y no pueden, por más que lo intenten.

La película gustó mucho en su tiempo y se llevó un Oscar a Mejor Película Extranjera. Y básicamente es una comedia. Una comedia muy burguesa y muy snob, si lo quieren ver de ese modo, pero es graciosa a fin de cuentas. Pero Buñuel, a través del absurdo, critica fuertemente al jet set por su rigidez y su doble moral. Es un golpe disfrazado al conservadurismo.



La ropa del filme es muy conservadora y ser permite muy pocos atrevimientos. Es lo que un adulto políticamente correcto hubiera usado a principios de los 70. No hay hot pants ni esas minifaldas que habían escandalizado al público unos años atrás (bueno, es que además ya estaba pasadas de moda). Todo es tan elegante y atemporal que podría verse bien incluso ahora. Esta elegancia no es accidental: Buñuel supervisaba hasta las servilletas de tela y buscaba que todo se viera armónico y distinguido.

La película y su fascinante título (es simplemente inigualable. Desde que lo leí me enamoró. Y es que Buñuel era grande hasta para titular sus películas) buscan definir a la burguesía, pero usando su elitismo y demonios internos para analizarla y entenderla mediante situaciones absurdas. Algo que me intriga a mí y a personas como Holly, al punto que nos gustaría ver una colección que nos diga qué es la burguesía.



Entonces deben imaginar mi alegría al ver el desfile de otoño de Miu Miu. Dudo mucho que Miuccia Prada haya creado la colección pensando concrentamente en la película de Buñuel. Pero tienen muchos puntos en común. El primero: la locación. El salón donde se exhiben los desfiles de Miu Miu es algo muy clásico pero sólo en la apariencia. Si buscan fotos de desfiles anteriores pueden darse cuenta que es sólo una fachada y Prada lo transforma según el espíritu del desfile. A veces baja los candelabros casi a nivel de suelo, esconde algunas paredes... qué se yo.

Buñuel también usa a los personajes como fachadas. Son todos muy cultos y refinados... en la superficie. En la realidad esconden cosas medio turbias detrás de su fachada. Pero tanta gente se ha dedicado a explorar este lado oscuro en dramas intensos y Buñuel simplemente es sutil. Nada de llanto o escenas con un alto contenido dramático. ¿Por qué hacer lo que hace el resto? Y por cierto, Prada piensa igual.



Incluso el corte de la ropa se asemeja un poco a los vestidos usados en el filme: Prada creó algunos abrigos y prendas con un patronaje aparentemente simple y los deconstruyó o usó estampados antiguos en creaciones suyas. Y mientras redactaba esta entrada encontré mi película (la había dado por perdida desde hace un año)y la volví a ver. Y comienzo a creer que pudieron haberse inspirado ligeramente en el filme.

No les voy a contar más sobre la historia porque mi objetivo es que la vean pero hay un momento en el que una de las protagonistas está en su jardín, con un vestido verde de botones mal acomodado y los tirantes del bra asomando. En ese momento me di cuenta que el vestido, tal y como estaba, pudo haber aparecido en Miu Miu sin problemas porque el concepto era el mismo: una prenda respetable (como lo es un vestido a la rodilla) retorcida hasta covertirse en algo sensual y espontáneo. Pero Miuccia Prada es muy sutil al desarrollaar sus conceptos, y por eso me gusta.



No sé a ustedes, pero Buñuel y Prada me ayudan a pensar en la burguesía de otra forma. No como malvados elitistas (generalizar es muy feo) o como pobres víctimaas de su dinero, como las telenovelas mexicanas los suelen retratar. Más bien como personas ordinarias atrapadas en un círculo rígido y algo frívolo en el que se metieron por su propia voluntad.

Por cierto, les dejo el video. El soundtrack no tiene igual. Es como una mezcla entre la música que (creemos) se escucha en la burguesía, voces en off de mujeres elegantes redactando cartas muy educadas en francés y un intro muy chic pero provocativo, como el preludio a una escena sexy en una película de hace treinta años.



Lamento haberlos dejado por tanto tiempo pero tuve serios problemas con mi computadora y hasta este momento llevo varios datos perdidos entre ellos una gran cantidad de mi tesis. Todo por que, como en el filme, una serie de situaciones se interpusieron cada vez que planeaba comprar un regulador para mi computadora o salvar los datos (si alguno de los lectores se quiere ofrecer para ayudarme a rescatarlos de mi disco duro estaría agradecido por el resto del año. Y el que viene).

Digamos que esto me desmotivó como no tienen idea. Pero, a pesar de las adversidades y los buenos deseos de ciertas personas regresé. Porque sin ustedes -los lectores y mis amigos de los blogs- no hubiera tenido las ganas para seguir con esto. Ahora me costará algo de trabajo subir imágenes pero seguiré posteando. Vaya, hasta me perdí gran parte de Nueva York por mi falta de computadora. Pero de Primavera 2010 hablaremos muy pronto (necesito de un tiempo para digerir las pasarelas).

Por lo pronto los dejo con esta entrada. Espero que les guste.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Estilos fenomentales de la Historia parte 1: El Estilo Imperio

Chicos, había ideado esta entrada desde hace tiempo y me decidí a hacerla, porque si no lo hacía ahora, no lo iba a hacer nunca. Esta es la primera entrega de una serie de entradas sobre los estilos históricos que más me gustan. Les aviso que intentaré hacer un esfuerzo por completar otras entregas antes de que mis pendientes me coman vivo.

Dedicaremos esta entrada al estilo Imperio, un estilo que no es muy conocido o recordado por las personas actualmente. Sí, sale a colación con las novelas de Jane Austen (confieso que nunca he leído una y me encantaría hacerlo) y la Independencia en México pero nada más. Y es un estilo encantador, que no merece ser tirado en el olvido.


Dolce & Gabbana, otoño 2006

Debo decirles que hay muchas imágenes en Internet sobre el tema, así que tuve que dedicar una o dos tardes enteras a buscar. Y como en este blog creemos en el ambiente que hace la música, les pediré que den click aquí y escuchen mientras leen. Es opcional.

Siguiendo con las imágenes, tuve que escoger entre mostrar puros grabados o mezclarlos con pinturas y escogí lo último porque los pintores fueron, durante mucho tiempo, la fuente más confiable para conocer las modas de la época. Entonces utilizaré varias de sus obras para ilustrar esta entrada. Por cierto, hagan click en las pinturas para hacerlas más grandes.


(y es que pongo puros grabados como éste se me van a aburrir. Además, este está mal dibujado)

También quise mostrar que el estilo Imperio ha sido muy utilizado en las pasarelas actuales, por lo que me di a la tarea de revisar qué colecciones se inspiraban en el estilo. Escogí unas pocas para no saturalos con imágenes y las intercalo con las pinturas.

¿Qué se puede decir del estilo Imperio que no se haya dicho antes? Creo que puede ser mucho puesto que no es un estilo popular actualmente.


Madame Riviere por Jean Auguste Dominique Ingres

El estilo Imperio es, probablemente, uno de los primeros estilos retro, en el que todos miraban al pasado para inspirarse. Fue un estilo que rompió bruscamente con una estética basada en el exceso para imponer una sobriedad que tomaron prestada. Fue un buen ejemplo de que se pueden crear cosas originales con elementos que no lo son.

Las modas de la época buscaban imitar a los griegos y romanos... pero de acuerdo con propia concepción estética. De este modo, se dejaron influenciar por la Antigüedad pero la actualizaron con elementos que nunca hubieran podido convivir con esos tiempos. Por ejemplo, la ropa en la Antigua Grecia no contenía costuras (o eran mínimas), la seda se usó muy poco porque era difícil de conseguir y el rango de colores era muy limitado. El estilo Imperio incorporaba mangas, bordados y un trabajo más elaborado. Los sombreros incluían listones y flores artificiales, algo impensable en Grecia y Roma. El amor por la sobriedad clásica y los idealizados valores de la Democracia y la Libertad (si alguien sabe un poco de historia sabrá que en la antigua Grecia esto no existía realmente) hicieron mella en el arte de vestir, popularizando un estilo que comenzó sencillo y fue volviéndose cada vez más suntuoso.


Madame de Verninac por Jacques Louis David

Pero ¿cómo se llegó a este cambio tan radical? Apenas diez años antes los peinados alcanzaban el metro de altura, hombres y mujeres usaban maquillaje y las mujeres ricas tenían que entrar en una puerta de lado porque sus crinolinas eran demasiado anchas (no me malinterpreten: el siglo XVIII tiene mucho encanto pero es diametralmente opuesto al estilo que se comenta en esta entrada).

Un poco de historia nunca hace mal: después de la ejecución de María Antonieta, en 1792, comenzó un periodo de incertidumbre inteligentemente llamado el Terror (1793 y 94), en el cual tanto Marat como Robespierre pidieron la ejecución de miles de personas para consolidar la Revolución. Como saben, el periodo terminó con la ejecución de Robespierre en la guillotina y calmó un poco la inestabilidad política de Francia.


Dolce & Gabbana, otoño 2006

Cuando el Terror se acabó, como suele suceder cuando acaba una dictadura, el pueblo comenzó a entregarse al júbilo de nuevo aunque la inestabilidad regresó en unos cuantos meses. Napoleón (entonces un general con suerte) comenzó a ganar poder y el 18 de Noviembre de 1799 terminó con el Directorio (un grupo de 5 hombres que gobernaban Francia conjuntamente) para comenzar con su Imperio, disfrazado de Consulado por cuatro años.

En 1804 se proclamó el Imperio y Napoleón quiso dominar toda Europa, atacando las potencias vecinas y conquistando sus territorios. Pudo mantener este ritmo durante diez años, hasta que las derrotas en Rusia y España lo fueron debilitando y lo hicieron abdicar en 1814. Regresó en 1815 pero fue derrotado en Waterloo, finalizando con una era en la historia.


Coronación de Napoleón. Fíjense en lo suntuoso de la ropa y los decorados.

Esta época de cambios e inestabilidad política terminó de golpe con el rococó y los estilos recargados de la época. Como los franceses se sentían griegos resucitados, buscaban vestirse -en un principio- de una forma sencilla. Todo lo grecorromano se puso de moda y tanto el mobiliario como la arquitectura (el estilo neoclásico nació en esta época) cambiaron radicalmente. Y la ropa era sólo una parte de este cambio.

El estilo era políticamente incorrecto y hasta peligroso. Con la amenaza de la guillotina, los ricos y famosos debieron aceptar el cambio. Nadie quería parecer demasiado "noble" porque eso se traducía como partidario de la realeza... y como enemigo de Francia.


El look Imperio alrededor de 1805

Como todos los cambios drásticos, vino anunciado. Un par de años antes de la Revolución el estilo recargado de María Antonieta comenzó a hartar a la gente y hasta la reina se decidió por ropa un poco más sencilla, porque para salir a la calle una persona debía arreglarse por horas, usar vestidos pesados y crinolinas aún más pesadas. En los peinados se acomodaban miles de pulgas y la sola idea de lavar a mano uno de esos vestidos causa escalofríos.

Con el nuevo estilo, uno podía estar listo para salir en una hora o menos, podía caminar por el campo sin problemas y, aunque la gente seguía bañándose esporádicamente, el pelo era más sencillo: algunas se cortaron el pelo mientras que otras se lo rizaron y lo sujetaban con listones (para 1815 los rizos con raya en medio se pusieron de moda). Los hombres dejaban que sus rizos adoptaran la forma que quisieran o alisaban su pelo pegándolo al cráneo.


Dolce & Gabbana, otoño 2006

A pesar del clima político, la época se distinguió por su frivolidad. Probablemente no tanta como a mediados del siglo XVIII pero aún así era una época mundana. Esto sucedió porque la literatura ensalzó el amor romántico y los escenarios suntuosos. Además, la gente buscaba distracciones banales para evitar pensar en la guerra y las catástrofes. Cualquier parecido con la realidad actual es mera coincidencia.


Christian Lacroix Haute Couture, otoño 2007

La sociedad siguió siendo igual de rígida que antes y, a pesar de que en Francia se legalizó el divorcio (en Inglaterra ya era legal) surgieron muchos escándalos porque algunas divorciadas buscaban retomar el control de su vida. Para muchos hombres las mujeres siguieron siendo unos bonitos adornos vestidos en seda de colores, sin la capacidad de pensar. La gente siguió creyendo que la virtud principal de una mujer era la sumisión seguida del pudor y la ignorancia. Y, como sabemos, eso no cambió durante mucho tiempo. Personas como Josefina Bonaparte -mujeres inteligentes que tenían el poder suficiente como para vivir su vida como quisieran- escasearon en el periodo.

Pero volvamos a la ropa. Lo que distinguió a la época, además de la ruptura tan fuerte con la época anterior (sólo imaginen, un día es normal que un hombre se vista de rosa y al otro es ridículo y hasta peligroso y súbitamente las mujeres andaban 'semidesnudas' por la vida) es la comodidad de la ropa, la cual no había alcanzado ese extremo relajado desde muchos siglos atrás.


Dior, otoño 2009

Sólo pensemos en un ejemplo. El corte Imperio es uno de los cortes más favorecedores que existen. No sólo porque una cintura alta disimula un cuerpo poco esbelto sino porque le añade estatura y amplitud de movimiento. Por otro lado las mangas cortas disimulan brazos gruesos o colgados y los escotes amplios ayudan a alargar el cuello.

Además, en un principio las telas dejaron de ser como los terciopelos y las sedas pesadas del Rococó. Se buscaba que las telas fueran ligeras y un poco transparentes, por eso se usaron materiales como la muselina, gasa (me imagino que es el equivalente antiguo del chiffon o la organza) y sedas muy delicadas. Para que las mujeres no anduvieran por la vida enseñando de más, los vestidos semitransparentes se usaban sobre un camisón de lino o algodón, el cual protegía a la ropa del sudor y el mal olor. Recuerden que la gente de ese tiempo le tenía una cierta repulsión al baño y los antitranspirantes aún no se habían ideado.


Alexander McQueen, otoño 2008

Por cierto que el blanco neoclásico no sólo se usaba para imitar a los griegos. Como saben, antes de que las lavadoras y los jabones modernos existieran esa tarea era un martirio y sólo tras horas enteras de lavar y tallar las prendas lograban tener la blancura que ahora los detergentes proporcionan. Era muy caro tener un vestido blanco y sólo las personas muy ricas podían darse ese lujo.



Josefina Bonaparte

El chal fue un accesorio muy socorrido en la época, así como los abanicos y las sombrillas. Si ven en algún filme inspirado en al época a una muchacha abanicándose en un balcón es porque el abanico se usó muchísimo y no sólo servía para refrescar, sino para comunicar algo a los miembros del sexo opuesto.


Madame Seriziat por Jacques Louis David, 1795

Se usaron mucho los sombreros y debo decir que eran algo cursis. Ya no se parecían a los extravagantes accesorios de anchas alas y plumas, frutas y espigas de trigo que María Antonieta usó. Ahora eran gorros estilo campesino llenos de listones o pequeñas y esponjosas cofias que se veían muy cómicas en algunas mujeres. Los sombreros también buscaban la comodidad y cubrir el sol.

Los zapatos volvieron a ser suaves y cómodos. Durante en siglo XVIII tanto hombres como mujeres vivieron su siglo en tacones, los cuales llegaron a alcanzar más de 10 cm. de altura... nada que no hayamos visto antes. Con el desprecio a la aristocracia, se buscaron estilos más 'griegos' y se pusieron de moda las sandalias de tiras y los zapatos de terciopelo con suela delgada y totalmente planos... habían nacido los primeros flats.



Todas estas características surgieron desde 1795, escandalizando a muchas personas. Algunos encontraban impúdico el que los vestidos fueran casi transparentes y se pegaran al cuerpo mientras que otros creían que de esta manera las mujeres demostraban su patriotismo. Para contrarrestar a la austeridad clásica, surgió un grupo contestatario (estilística y políticamente) llamado los Incroyables. Ellos... se vestían de muchos colores y accesorios extravagantes. Una de sus representantes fue Madame Recamier, aquí irónicamente pintada como joven romana.


Madame Recamier por Jacques Louis David

A medida que el estilo avanzó, se vieron ciertos cambios: las chicas jóvenes usaban colores claros como el rosa y el verde agua, mientras que las mujeres "de cierta edad" estaban obligadas a usar colores oscuros o intensos. Para principios del siglo el blanco ya no era un color básico en el estilo Imperio como lo había sido cuando este comenzó y todo comenzó a ser menos griego que antes.



Uno de los mitos que más han prevalecido es que durante la época se suprimieron los corsés. Eso no es del todo cierto: los corsés se acortaron y apretaron un poco menos, dando origen al corpiño y siendo un antecedente del sostén moderno. Los hombres también usaron corsé en esa época... no crean que esa rigidez tan característica de los retratos era natural.

Otro de los mitos gira alrededor de la ropa. ¿En realidad las mujeres andaban por la vida tan desvestidas? La respuesta es no. Al menos en Inglaterra y las partes más conservadoras de Francia las mujeres debían usar guantes varios centímetros más allá del codo para no mostrar demasiada piel o en su defecto mangas y cuellos altos para el día. En la noche podían salir con los vestidos más "atrevidos" y envueltas en un chal.


Mademoiselle Caroline Rivière. Tenía 14 años cuando la pintaron (murió a los 15)

Esto también responde al concepto de belleza de la época. Las mujeres más bellas eran las más delgadas, frágiles y pálidas... lo cual tiene origen en los vestidos tan delgados para un clima tan impropio como Europa. En América las mujeres podían ir vestidas a sus anchas sin problemas (de hecho, Josefina Bonaparte se enamoró del estilo porque era igual de cómodo que la ropa que usaba en Martinica, su tierra natal) pero la ropa ofrecía poca protección para los veranos lluviosos y los gélidos inviernos europeos. Por tanto, las mujeres tendían a sufrir neumonías tremendas, que las debilitaban y daba ese aspecto pálido y delicado que todos adoraban.

Los hombres románticos también eran frágiles. En una época en la que la tuberculosis era incurable y la muerte era tan común, la noción de un hombre fuerte dejó de ser tan popular. Gustaban mucho esos amores trágicos en los que la muerte o la guerra se interponían o en lo que la pareja se fugaba y encontraba un destino fatal. Recuerden, era la época de Byron y Goethe.



Por su parte, la ropa masculina entró en un periodo de sobriedad del que no ha salido. Los franceses, repudiando todo lo que les recordara a la realeza decidieron no usar más los tonos coloridos y brillantes de los aristócratas y vistieron de colores apagados... para siempre. La ropa dejó de tener adornos innecesarios y se militarizó. En México solemos tener ese recordatorio porque todos los héroes de la Independencia, exceptuando a Hidalgo, andaban a la moda. Todos.



Los pantalones de ese periodo llegaron a ser realmente ajustados. Esto, creían, les daba a todos una figura alta y espigada, alargando las piernas considerablemente. Y esto es cierto a medias, porque Napoleón nunca dejó de ser pequeño y con tendencia a engordar. Asimismo, se usaban las casacas o abrigos con bordados dorados y el cuello levantado, una prenda que se ha vuelto característica del vestuario de época.

El hombre más influyente de la época no fue Napoleón. Fue un hombre llamado George Brummell, quien es aún un mito en Inglaterra. Hace algún tiempo comentaba que en su tiempo era una versión masculina de Victoria Beckham en la época: no hacía absolutamente nada más que imponer modas. Por lo menos VB cantó y lanzó perfumes y demás tonterías.


George Brummell

Tal vez Brummell fue uno de los primeros metrosexuales, ya que ocupaba ocho horas del día para arreglarse y salir a la calle. Sus cuidados era realmente exagerados y escandalizaban a algunos en la época, pero su influencia fue rápida y notoria: él fue el que rechazó el gusto rococó e impuso el estilo sobrio en la decoración y la ropa, algo que se imitó rápidamente.


Dolce & Gabbana, otoño 2006

Algo curioso fue una moda extraña que surgió alrededor de 1805 o 1810. En alguna ocasión leí que una duquesa inglesa se embarazó y después de tener a su hijo siguió manteniendo un vientre abultado porque le gustaba esa silueta. Para ello mandó hacerse un vientre de alambre y su idea resultó ser muy exitosa. No sé qué tan cierto sea pero lo menciono.

Después de 1815 la situación cambió mucho y la tensión en Europa se fue relajando. La gente ya no buscaba las mismas distracciones sino que comenzaba a llenar sus vidas de aspectos aparentemente más serios... como el dinero y la virtud. Y, tras unos cambios casi imperceptibles, la sociedad entró en una época que dio pie a la era victoriana.


En este grabado pueden darse cuenta del cambio de estilo en la silueta Imperio

Como suele suceder con todos los estilos, el Imperio fue modificándose poco a poco hasta apartarse totalmente de su origen y para 1820 la ropa se había vuelto un frenesí de listones, cintas, encajes y pieles. Poco a poco los hombros comenzaron a bajar y las faldas a ampliarse hasta llegar a esa imagen que siempre nos viene a la mente cuando alguien menciona el siglo XIX: hombros bajos, escotes en V y faldas tan amplias como globos aerostáticos. Los colores se hicieron más intensos, las telas menos transparentes y en 1826 el estilo Imperio estaba más que muerto.

El estilo fue ridiculizado por muchos a medida que pasó el siglo XIX y las crinolinas se ampliaron hasta parecer paracaídas. Como saben, es un ciclo natural en la moda y da pie a algunas situaciones como cuando, actualmente, algunas personas entran en shock al ver fotos suyas de 1992 por que piensan "¿en qué estaba pensando cuando me puse eso?". Para algunos, fue un periodo de veinte años de inmoralidad y preferían no comentarlo.


Balenciaga,primavera 2006

Sin embargo, el corte Imperio tuvo un breve revival en la primera década del siglo XX y se pudo ver en casi todos los vestidos de noche y en algunos modelos de día que eran considerados como 'atrevidos'. Desde luego, nunca se logró la comodidad de los primeros tiempos porque las mujeres de esa época usaban apretados corsés y montones de accesorios que las limitaban al caminar.

Posteriormente ha sido revivido y adaptado en dos ocasiones: a finales de los 60 y a mediados de los 90. Muchos minivestidos de los 60 eran cortados de ese modo y si hacen memoria el corte fue muy socorrido con diversos diseñadores desde Alexander McQueen hasta Calvin Klein (pasando por Karly, por suspuesto). Como mencioné anteriormente, el corte es muy cómodo y favorecedor y por eso se utiliza de vez en cuando. Y evidentemente los materiales han cambiado y ahora los vestidos no son de gasa sino de algodón, lana y hasta vinil.


Chanel, otoño 2009

Este estilo no siempre se ha conocido con ese nombre. Solía ser llamado 'neoclásico' y a principios del siglo XX le llamaron Estilo Directorio. Después de los 20 se le conoció como Imperio. En Inglaterra y Estados Unidos se le conoce como estilo Regencia puesto que el Príncipe de Gales tomó las riendas del gobierno porque su padre (Jorge III) estaba demasiado loco para mandar.

Pueden encontrar ejemplos del estilo Imperio en las colecciones contemporáneas en las ilustraciones que tengan paréntesis. Algunas casas, como Dolce & Gabbana se inspiraron en la ropa masculina y revivieron las casacas y los sacos militares por un tiempo, otras, como Dior, partieron del principio estético y los adoptaron a sus cánones (John Galliano creó vestidos de Alta Costura con el efecto del vientre falso). En otras, el estilo es más una referencia que un tema a seguir.


Dior Haute Couture, primavera 2005

Bueno, creo que es todo lo que puedo decir respecto al estilo sin que ustedes se aburran. Considero que es estéticamente significativo, y que poseía un encanto que es difícil de encontrar en otros estilos. Y, como dije al principio, creo que fue la primera época retro de la Historia moderna.

Si les interesa la época les recomiendo que vean Orgullo y Prejuicio y todas las películas basadas en las novelas de Jane Austen. Algunas son mejores que otras pero casi todas están perfectamente adaptadas. Les recomiendo total y absolutamente que lean y vean Vanity Fair. La novela es de William Thackeray y la película es protagonizada por Reese Witherspoon. Es perfecta para pasar un buen rato, reflexionar y darse una idea de la época.

Bueno, creo que eso es todo, espero lo hayan disfrutado.

lunes, 7 de septiembre de 2009

De nuestra aventura en el bazar



Chicos, regreso de un fin de semana muy deseado (mi cuerpo y mente lo pedían a gritos) para contarles lo que hicimos ciertas personitas de la blogósfera y yo. Me refiero a Botica Pop, DCodyR4, Simone, Juan, Bere, Dana (a quien por fin conocí en persona y me dio mucho gusto) y el Ornitorrinco.

El sábado pasado visitamos el Bazar Fusión en grupo para ver qué podía ofrecernos. No sé si conozcan este proyecto. Si no: es un bazar que se pone en algunos sitios de la Ciudad de México. En el bazar se presentan algunos artesanos independientes que fabrican muebles, prendas y accesorios hechos con mucha creatividad. En esta ocasión estuvieron el pasado fin de semana en el Parque México.

La historia es esta: Simone ya conocía el bazar y yo, por azares del destino, conocí a Carolina Kopeloff, quien organiza el bazar. Ella y su socio me dijeron dónde se iba a poner, y lo platicamos Botica, Simone y yo y fuimos el sábado en grupo. Y vaya que nos divertimos.

Por cierto que el bazar tiene apenas cinco años y comenzaron con cinco puestos. Ahora tienen alrededor de sesenta. Y han sido reseñados en medios aunque, como se quejan los organizadores, "sólo buscan novedades, no les interesa ver los puestos que llevan ya un tiempo con nosotros". Es una ppena porque tiene muchas cosas que valen la pena. ¿No me creen? Bueno, empecemos a ver algunas imágenes tomadas por... MI CÁMARA!!!! Así es, chicos, la llevé a terapia para que olvidara aquel trauma tan horrible y la pobre por fin pudo volver a la acción. Recuerden, den click a las imágenes para verlas con mayor detalle.

Me hice acompañar de Martha, una amiga que es fanática de la joyería. Encontramos un puesto en el que se vendían accesorios hechos de hilos de alambre moldeados a mano. Y animé a Martha a que se probara este:



¿El precio? 350 pesos. Ni la joyeería de fantasía cuesta eso, y el collar es más bonito.

Para alguien que no tiene un trabajo o un ingreso limitado (I speak for myself, jeje)algunas cosas son costosas. Pero al menos un 90% de las cosas ahí exhibidas valen lo que cuestan. ¿por qué? Porque muchas están hechas a mano y el trabajo puesto en ellas es evidente. Como ejemplo les pongo esta billetera:



Cuesta 150 pesos pero está hecha de lona reciclada, a mano. Es creativa, práctica y resistente, al menos dura más que las billeteras de tela que he tenido. Espero poder tener la oportunidad de comprarla. No sólo es creativa y resistente, también está hecha de un material reciclado y eso aumenta su encanto ¿no creen? El resto de las billeteras, aquí:



O pueden ver este llavero:



Quizá no sea una gran obra de arte... pero es bonito y nadie lo puede negar.



¡Y este puesto! La simpática pelirroja que ven ahí nos contó que sus productos estaban cortados con láser y cosidos a mano. Creo que además de eso tienen un diseño inteligente y una buena resistencia.



En otro puesto encontramos estas chaquetas con detalles interesantes. Imagínenlas puestas sobre un top blanco y unos jeans. A mí me parecen maravillosas. Y, por curiosidad, al verlas ¿no extrañan un poco a Christian Lacroix? Yo sí.

Me parecieron muy interesantes unos vestidos de una línea llamada Cítrico. Dicha marca crea vestidos cortos en colores brillantes y en un algodón realmente suave. Algo que se podría usar en la escuela, la casa y quizá para una tarde en un café con tan sólo cambiar los accesorios. No sé por qué no les tomé fotos, pero en la próxima emisión prometo hacerlo. Como saben, un vestido corto de algodón es básico.



Animé a Martha a que me modelara esta bolsa. Me parece fantástica, práctica, original y además, es amigable con el ambiente. Y como pueden ver, tiene potencial para cargar muchas cosas.



¡Miren esto! Me quedo sin palabras, lo quisiera tener en la sala de mi casa ahora mismo.

El bazar también presenta exclusivas. En el puesto de Malafacha por fin pude probarme un par de chamarras que deseé desde que las vi en Mercedes Benz. Pero, ay de mí, una me quedó muy corta y otra, con los hombros enormes se veía muy Star Trek (Juan P dixit). Por cierto que en vivo tiene una calidad excelente. Usualmente algunas prendas que se presentan en semanas de la moda están mal cosidas o cortadas pero las de Malafacha no. Puedo darme cuenta que planean vender y por eso se esfuerzan en presentaar buenas cosas.



Y Martha nos modela, de nuevo, algo que a todas fascinó: unos broches para el pelo en forma de mariposa. Creo que todas salieron con uno en el pelo.

Me la pasé bien y creo que es una excelente propuesta para comprar y encontrar ese producto original o ese accesorio que nos arranque una sonrisa cada que lo usamos. Pueden checar el sitio del bazar aquí y mandarles un mail para preguntarles dónde conseguir algún poducto que les haya gustado.

jueves, 3 de septiembre de 2009

These are a few of my favourite things

Chicos, espero estén muy bien.

Tenía toda la intención de subir esta entrada ayer pero tuve que preparar papeles para una endoscopía que me hicieron hoy y no tuve cabeza para bloggear. Pero ya pasó, todo bien y aquí estamos, posteando.

Este post ya se lo debía a Juan P y a Bere. Me etiquetaron en un post. Este describía diez cosas sobre ellos y diez cosas que los hacen felices. Aquí tienen las mías.

Hay cosas que ustedes ya saben: también soy adicto a Internet, tengo issues con la arrogancia (y no me salva de que algunas personas X me llamen arrogante), detesto las relaciones destructivas y trato de comprar muchas revistas aunque tengo que ajustarme a mi presupuesto. Pero decidí empezar con esto:

-Cuando era niño me encantaban las verduras y no me gustaba la carne. Quise ser vegetariano a los 9 años y me obligaron a posponer mi decisión. Estoy seguro que en algún momento de mi vida lo seré.

-Por cuestiones de espacio nunca he podido tener una mascota más grande que mi mano. He tenido ratones, tortugas y peces y pare usted de contar. Siempre he querido tener un gato y no me han dejado.

-Si pudiera regresar el tiempo y quedarme a vivir en una época, lo haría en el periodo 1961-1970. Me ha fascinado esa época desde los 15 años.

-Disfruto mucho mi soledad. Y mi soltería, porque me da libertad de hacer muchas cosas que mis amigos comprometidos no pueden hacer (p.e: escoger la película que yo quiera en un cine). Y soy de los que creo que si no te quieres a tí mismo no puedes querer a nadie más.

-Me encanta leer. Me aburre el futbol -no es lo mío. Punto.-. Para algunas personas eso es algo difícil de entender.

-Creo en el Karma. He podido ver a lo largo de mi vida que las personas realmente pagan las cosas malas (y buenas, pero eso se llama Dharma) que hacen, de uno u otro modo. Tarde o temprano (perdón, Bere, te robé el título de tu blog). Por cierto, si no les gusta el concepto de Karma, puedo decirles que también creo en la expiación... es básicamente lo mismo.

-Vivo las etapas de mi vida por una simple razón: la motivación. Si algo no me motiva, lo dejo.

-Me fijo en detalles que otras personas encuentran insignificantes. En ocasiones, dicen más sobre la persona o la situación que está frente a tí que todas las palabras del mundo.

-Detesto la mediocridad y la falta de ética (una traición es una falta muy grave para mí). Podría lanzar un discurso de 30 cuartillas con el por qué pero me lo ahorro y me permito pasar al siguiente punto: detesto las faltas de ortografía y creo que mi carrera (Periodismo) tiene la culpa de que me haya vuelto un psicótico en ese aspecto. Espero no ofender a mis bloggers favoritos con esta obsesión.

-Soy muy impaciente y eso me ha ocasionado algunos problemas. Después de una vida entera de trámites y esperas he aumentado mi umbral de paciencia, pero no lo suficiente. Y, como Botica, Diablo Cody y yo escuchamos por ahí "sólo soy tolerante con la intolerancia".

Aquí vienen diez cosas que me hacen feliz:

-Caminar en una noche cálida o salir a ver las estrellas cuando no hay nubes.
-Los días soleados. Detesto la lluvia.
-Escuchar Un Americano en París mientras voy a la escuela (o mientras iba al Museo donde hice mi *internship*). Me hace el día más ligero.
-Ir con *Juls* o con alguien más a nuestro lugar especial para tomar un buen café de grano y fumar sin parar mientras platicamos.
-Una lista de reproducción perfectamente seleccionada en mi reproductor de MP3. Trae desde Tori Amos hasta Los Abandoned. ¿Se acuerdan cuando eran la novedad allá por 2005?
-Abrir Blogger y ver que tengo un comentario nuevo en mi más reciente entrada.
-Desayunar huevos con tocino, fritos en la grasa del tocino y una malteada de chocolate con plátano.
-Una larga y divertida conversación telefónica.
-Acurrucarme en mi cama en total oscuridad después de un día pesado
-Un chocolate (siempre que no sea blanco) siempre me da un momento de felicidad, por breve que sea.

Diría, como Preppy, que el sexo me hace feliz, pero eso no es totalmente cierto. Más bien, por cosas que ustedes ya saben sobre el sexo, te da un momento de felicidad efímera muy disfrutable y nada más. Cuando viene acompañado de algo más, es cuando realmente me hace feliz.

Creo que a estas alturas del partido ya todos lo hicieron así que nomino a quien quiera hacerlo (Key, Kelda, Diablo Cody R4 y JsN, ustedes no se escapan)