miércoles, 27 de octubre de 2010

Entrada en la que hablo sobre mi experiencia en Mercedes Benz DFashion

Esta entrada se va a tratar sobre los dos primeros días de Mercedes Benz DFashion. En esta entrada podría despotricar, insultar y ser sarcástico con todos pero no puedo. Estoy decepcionado y triste, más de lo que se imaginan. Y a lo largo del post les explicaré por qué.

Tenía muchas esperanzas para la fusión de dos plataformas de moda en México. Como saben, está IDM, estaban Mercedes Benz Fashion Week, DFashion y la difunta Fashion Week México. Cuatro plataformas, demasiada confusión. Al final, una desapareció y dos se fusionaron. IDM estuvo el mes pasado y ya hablamos de ella. Mercedes DFashion se vería como una mezcla entre el prestigio y el gran presupuesto de Mercedes y las habilidades de organización y el trato en DFashion. Sonaba bien, ¿no?

Me registré y puse a Paola como fotógrafa del blog, ambos nos registramos a tiempo con lo que nos pidieron y en apariencia no hubo problemas. A Paola la rechazaron via mail y conmigo no tuvieron ese delicado gesto. Llegué tarde a la entrega de gafetes de prensa. Pero me congratulé de hacerlo porque muchos de prensa llevaban dos horas formados, en el sol y sin respuesta por parte del staff. Después, tuvimos un momento (con gente importante en la industria editorial) de “Ash, que las invitaciones son millones… ufff… ay, espera, deja contesto mi Nextel, ahorita sigo buscando tu acreditación…” y en las que, de malas, la gente del staff entregaba acreditaciones. Al final, casi a mediodía, un individuo de lentes de pasta me dijo “Ah, es que no te llegó el mail… ¿qué crees? Estás fuera del registro. Una disculpa”. Pude y debí enojarme, pero me entristeció. Les puedo confesar que en Mercedes Benz DFashion me rompieron el corazón, y no porque me rechazaran como prensa. También por un trato despreciativo, una pésima organización y un abucheo seguro por parte de un profesional de las Relaciones Públicas.

En este asunto seré muy breve: hay muchas agencias de lo más capaces en organización de eventos y RP en el Distrito Federal. Por lo que me han contado quienes trabajan ahí, la actitud de los del staff con los gafetes de prensa y con el “no te llegó el mail” los hubiera tenido más que despedidos al instante porque es antiprofesional y una falta grave tanto en la cortesía como en el objetivo principal: mantener una relación amigable con TODOS los medios para promocionar algo. Sé qué han despedido a publirrelacionistas por faltas mucho menores que esa (como meterse a Facebook en horas de trabajo), así que no me vengan con un “es que tú no entiendes cómo funcionan estas cosas”. No es un pecado pedir ayuda a un experto (en este caso, de las RP) cuando no se conoce bien el asunto que se te encarga.

A los publirrelacionistas de Mercedes les interesa más la alta sociedad, la gente bonita que sale en esas secciones que –casi- todos se saltan en las revistas y periódicos. No lo digo al tanteo, desde la primera vez que fui lo noté. Les informo que el personaje de sociedad no compra las prendas de los diseñadores y quien lo hace no suele asistir al desfile (para eso hay showrooms). El personaje de sociedad se la vive en las sucursales de Louis Vuitton y Chanel en el DF. Y no es algo malo, es un público que no ha sido seducido por las prendas mexicanas y sus razones tendrá. Pero también existe otro tipo de público, con un poder adquisitivo un poco menor pero que puede hacer encargos a diseñadores mexicanos; ese tipo de público puede poner a girar muchas empresas. En Mercedes no pueden saber si una vecina de Trendt quiera un vestido de, digamos, Edgardo Luengas (intuyo que estaría bonito) y él lo pueda recomendar.

No sé por qué en Mercedes –y en otros sitios en general- se olvidan de que estamos en México. Y en nuestro país, como en muchos otros, la distinción y el estilo no tienen un signo de pesos y la diversidad cultural es lo que nos hace famosos en el mundo. ¿Queremos ser una pequeña y deficiente sucursal de Miami? No creo. Y sí, hay un sector de gente rica y hermosa pero no son los únicos que pueden comprar y en algunos casos a la gente de ese sector la moda mexicana le da igual.

Y en momentos como estos, gente, extrañé al equipo de DFashion. Sí, no todo era miel sobre hojuelas, pero tenían cosas muy buenas: menores retrasos, una (infinitamente) mejor atención a medios, un trato eficiente en pasarela y una mejor organización. Al fusionarse, eso se perdió (chequen otra opinión sobre este evento en el post de Botica Pop). Tampoco voy a decir que fue del todo malo –por ejemplo: el espacio está bien aprovechado, los asientos son cómodos y no me ha tocado ver fallas en los proyectores y así- pero creo que han cometido graves errores de Relaciones Públicas con los medios. Sí, han reservado las primeras filas para editores de revistas, pero vi a muy pocas. Y si les recuerdo el gran problema que fue para recoger acreditaciones, creo que entenderían por qué no asisten.

No sé si alguna vez han tenido ganas de salir corriendo de un lugar. Yo lo sentí en el desfile de Alejandra Quesada. No me malinterpreten, la colección tuvo muchas cosas muy buenas y vamos a hablar de ellas en su momento… pero en primera fila, frente a mi, sentaron a una celebridad cualquiera. Un tipo que cantaba en un grupo pop hace diez años y hoy se dedica a destrozar canciones del pasado. Ojo: no traigo nada en contra de las celebs, y menos porque en el mismo desfile estuvieron Ely Guerra y Natalia Lafourcade, dos cantantes talentosas, amables y sobre todo, que compran diseños mexicanos (hasta me tomé una foto con una y le dio una gran lección de humildad a muchos asistentes. Es solo el saber cuánto es lo que vales sin querer demostrarlo a toda costa). Y mientras escuchaba a Dolly Parton en la música del desfile, me sentí desolado. No se imaginan cuánto. Para mi era muy triste ver al douchebag cantante ese sin poner atención en el desfile, a otros riendo y tomándose fotos, a una mujer peleándose por el front row, al “coro de la adulación”, a algunos interesados y al individuo que escribe esto con su carota de tristeza. Si alguna vez hago un cortometraje o algo, recrearía esa escena y lo angustiante que fue vivirla.

Esto me hace preguntarme ¿quién gana aquí? Claramente no son los diseñadores, ni son los que cubrimos eventos por el mero gusto de hacerlo. Y es lamentable, porque al fin y al cabo la moda debería ser en primer orden y el dinero y la fama después. O quizá me equivoque y ese círculo tan cerrado en realidad debe decidir quién accede a la moda y quién no dependiendo de con quién se junta, si va a los eventos del “tout Mexique” y tonterías como eso. No sé por qué me sentía en el México de los años 50, cuando la idea del “tout Mexique de este lado y de la prole del otro” estaba más arraigada.

Si alguno de mis lectores quiere y puede comprar prendas de los diseñadores mexicanos que aparecen en Mercedes, hágalo. Pero búsquenlos directamente, creo que es más provechoso para ambas partes. Además, algunos de ellos son más amables y están sometidos a una menor presión. Olviden MBDF, mejor vayan a lo seguro.

Les presentaré en estos días lo que he cubierto (con fotos) y Para mi es muy triste renunciar a esto de cubrir desfiles. Ni se imaginan lo difícil que es escribir esta entrada, pero ¿para qué sigo con alguien a quien no le intereso? ¿Para qué me tomo en serio lo que muchos se toman como un jueguito o como una oportunidad para ascender socialmente? No voy a dejar de interesarme en la moda ni en los diseñadores que me gustan, pero creo que si las cosas siguen así, esta es la última semana de la moda en México que voy a cubrir y creo que las cosas no van a cambiar, entonces dejemos a Mercedes y a sus personajes de sociedad solos en su área VIP. Y para mi es triste decirlo ahora, pero confío en que después ya no me va a importar. Agradezco a ustedes, lectores, por venir a este espacio y por leerme.

 

martes, 12 de octubre de 2010

IDM, dia 3.

 

Vaya que me he tardado en actualizar esta entrada. En mi defensa –si es que la hay- puedo decir que tengo serios problemas de organización pero en realidad esto no es del todo cierto. Sí, he tenido varias cosas que hacer pero estuve estas casi tres semanas pensando en estructurar bien algo que voy a comentar.

El último día al que asistí fue uno de los más prolíficos en desfiles. Asistí a Marvin y Quetzal, Macario Jiménez (menswear), Lola de Alejandro y César Arellanes. En realidad son muchos los desfiles, todos seguidos y muchas cosas que comentar.

No es un placer para mí comenzar con un tono desagradable, pero por razones de ética tendré que hacerlo. En el primer desfile, Marvin y Quetzal, las cosas estuvieron lejos de ser consideradas como una buena colección. Advierto a mis lectores fans de la marca que los comentarios que siguen no van a ser agradables para nadie.

DISCLAIMER: Quiero decirles que medité durante algunos días lo que iba a redactar y lo consulté con otros. Quise escoger con cuidado mis palabras para que ustedes, lectores, no se llevaran una impresión equivocada. Si bien es cierto que Marvin es amigo de mucha gente poderosa en la industria mexicana, también lo es que yo no pertenezco a the “it” crowd y puedo tener una opinión diferente sin tanto problema. Y por cuestiones de ética tengo que decir lo que pienso. Si no, reviento. Y estoy consciente de que esto no le va a parecer a muchos.

Como la colección me pareció terrible, me aconsejaron que no opinara al respecto. Pero creo que debo hacerlo, porque abarca muchos de los puntos que se deben evitar en una colección y en una marca mexicana. Para mis lectores foráneos: Marvin Durán y Quetzal Rangel se conocieron en una escuela de diseño y lanzaron una marca hace algunos años, lo cual los volvió muy populares en varios circuitos de México. Por desgracia, Quetzal se suicidó hace dos años y tanto la firma como Marvin asumieron una pérdida irreparable.

He visto a Marvin una vez en mi vida, creo que lo que pasó con Quetzal fue terrible y, salvo una vez (la que conocí a Marvin), nunca había visto sus prendas en un aparador. A lo que voy con esto es que no le tengo “mala voluntad” pero creo que nuestros conceptos de diseñar ropa no coinciden y quizá nunca lo hagan. De todos modos trato de no cerrarme a lo que presentan. Para ver las imágenes de su colección den click AQUÍ.

Mientras esperábamos al desfile, se presentó una situación muy desagradable: se repitieron boletos en primera fila y un miembro de IDM pidió de forma poco cortés a una persona que se levantara. Pero aquí sucede un caso inverso al “¿qué no sabes quién sooooyyy?” porque la persona en cuestión era conocida, a diferencia de muchos que hacen ese tipo de escándalos en los desfiles. Fue algo muy desagradable.

La situación no mejoró al iniciar el desfile: la deconstrucción de una prenda y el humor llevados hasta un punto en que no eran divertidos ni propositivos. Las telas daban la impresión de haber sido escogidas sin mucho cuidado (no vamos a entrar en polémicas, vean las fotos). La idea de pegar moños en camisetas oversize con algunos holanes y osos de peluche en la cabeza se ha visto en otras colecciones abordada de una mejor manera.

Escuché comentarios relacionados con la coherencia de la colección: aparentemente era mejor. Pero la calidad de las telas y la inspiración TAN sospechosamente parecida a las colecciones de primavera de otras marcas (Miu Miu, Viktor&Rolf, Lanvin, Alexander Wang) me dejó con un mal sabor de boca. Lo peor fue la ovación del final: muchos de los invitados se pararon y aplaudieron a rabiar.

Esto tiene que parar, chicos. Talento no sobra en nuestro país: lo que esta de más es un grupo de gente que apaga su sentido crítico para poder ascender socialmente: todo muy bien, aplausos, mirar feo a los nacos que son PGA (pura gente anónima), fotos con los amigos en el front row para el Facebook, “el mundo fashion”, el miedo a decir la verdad. Basta.

Lo único bueno que puedo decir al respecto es que Marvin tiene talento como estilista. Las combinaciones inusuales son su fuerte y debería explotar eso en editoriales para revistas. Hay muchas que necesitan algo de variación en sus contenidos, por más comerciales que sean. Con las conexiones que tiene, no le será difícil hacerlo.

Es injusto todo esto tanto para los clientes potenciales porque no encuentran muchas cosas agradables, para los bloggers que no son fans porque probablemente se expondrán al trolleo incondicional si dicen la verdad y para Marvin porque la sorna, la hipocresía y el aplauso vacío son tres cosas que nadie quiere para sí mismo. Es injusto para mi por estar dando tantas explicaciones antes de decir que la colección simple y llanamente fue muy mala y punto, pero lo hago por una razón: jamás voy a olvidar la reacción tan negativa que tuvo Juan en un post sobre DFashion. Los insultos que recibió lo motivaron a no volver a cubrir un desfile en México y es lo que quiero evitar.

Nos interesa la moda y no se nos paga para cubrirla: no vamos a los bares ‘in’ ni nos codeamos con celebs. Y si no insultamos a nadie, no merecemos ser tratados mal por exponer nuestra opinión. Porque, citando a los sabios padres y amigos alrededor del mundo: “Alguien te tiene que decir cuando estás mal”

Queridos diseñadores furiosos: entiendan que las críticas son un mal necesario si quieren trascender. Cuando presenten colecciones, desconfíen de quien no quiere señalarles sus errores con honestidad, porque probablemente sólo quiera quedar bien con ustedes. Si alguien les dice “me gustó mucho esto, está muy padre, pero creo que puedes cambiar esto por blablablá”, es porque observó sus creaciones y las valoró. Si alguien les dice “maravilloso, ¡excelso!, súper fashionístico, eres perfecto”, quizá no está siendo sincero con ustedes. Obviamente reclamen sus derechos si alguien los ofende, pero una crítica bien argumentada no entra en ese rubro.

A partir de este momento se acaban los malos comentarios. Debo decirles que el mal sabor de boca que me dejó ese desfile desapareció muy pronto con las dos siguientes colecciones que presencié: Macario Jiménez y Lola de Alejandro.

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Macario Jiménez es alguien ya muy conocido en México. Desde que recuerdo (2003) es famoso y tiene ya una clientela muy establecida a la que complace con sus diseños. Según tengo entendido, vende una cantidad nada despreciable, a pesar de que muchos sus diseños son hechos sobre pedido.

El punto es que en esa colección se enfoca en las prendas de hombre de una manera muy fresca y deportiva, rescatando la guayabera, un tipo de camisa que se utiliza en el sur de México y otras partes de Latinoamérica (me encantaría tener una guayabera tradicional, por cierto). En la colección existieron muchos shorts y prendas hechas con tela de camiseta, ese algodón con propiedades elásticas y frescura.

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Si bien la tela de camiseta no es de mis favoritas (quizá porque me recuerda a Alexander Wang), creo que la confección no es un problema para Macario, ni la calidad. Ni la búsqueda del estilo, porque a estas alturas del partido él ya sabe lo que quiere y para quién va a producir. No necesita muchas referencias.

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Me gustaría sinceramente ver esta colección producida en masa. La calidad fue muy buena y creo que va a la par con las tendencias masculinas. Se agradece mucho que no haya un rezago en esto y se acepten los nuevos cortes sin perder el estilo característico de la firma. De otro modo la moda no evoluciona y las firmas de estancan. Primero se ven algo desfasadas, luego ridículas y después de algún tiempo el público pierde interés. Repito, esto no le pasa a Macario Jiménez.

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Debo decir que la siguiente colección, Lola de Alejandro, fue mi favorita de todas las que vi en IDM.

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La marca tiene un público muy bien definido. Me queda claro que son señoras con una posición económica elevada y una vida social frecuente (son el tipo de gente que de verdad va a un evento exclusivo y no lo presume porque no es necesario en su posición). Este tipo de público sabe bien lo que quiere y es tremendamente exigente: si un diseñador no les da lo que quieren, se van con otro. Piensen en las clientas de Oscar de la Renta.

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Innovar en ese sector es difícil… si uno va comenzando. Como Alejandro Carlín no es ningún principiante, ya encontró el balance entre la proposición y las exigencias de su clientas. De ese modo logra que su colección sea muy coherente y nada aburrida. Algunos dirían que sus prendas son aseñoradas, pero el largo y el color de varias piezas contrarrestan el aseñoramiento general.

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¿Recuerdan esa expresión gringa “to think outside the box”? Me vino a la mente con la colección con un detalle muy particular: la música del desfile. Como saben, el escenario, el estilismo y la música son tres factores que pueden engrandecer o hundir a un desfile de modas. En ocasiones el escenario no se desarrolla mucho por cuestiones económicas. Entonces, la presión recae sobre los otros dos factores.

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En Lola de Alejandro se fueron por otro lado con la música y con las prendas. Estamos en una plataforma de moda en la que el mood general es de música electrónica intensa o algo oscura. ¿Qué harían si un desfile abre con arias de ópera y utiliza música de cámara durante toda su duración? Es una agradable sorpresa ¿no? Y funge como un apoyo a lo que se quiere expresar.

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¿Qué quiere expresar Alejandro Carlín con la colección? Para mi, quiso delimitar de forma muy precisa para quién diseña. Quiso innovar mediante un público mayoritariamente conservador. Presentó una colección perfectamente primaveral y con buenos materiales.

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Al ver varias de las piezas de la colección, me di cuenta que el diseñador conoce perfectamente muchos aspectos de la confección. Él también presentó vestidos con hombros abultados, pero lo hizo de un modo en que se sentía el movimiento, no la rigidez. Todo radica en saber confeccionar y conocer el peso de la tela. Y las prendas, con unas mínimas modificaciones, se pueden usar sin problemas.

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No sé quién haya sido el o la estilista en Lola de Alejandro pero se merece una gran felicitación porque su objetivo (combinaciones atractivas e impactantes) se cumplió y esto fue en gran medida porque supo combinar sin problemas accesorios para que realzaran a las prendas y tuvieran una armonía.

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Además, escogieron perfectamente una pieza impactante para abrir y cerrar la colección. Llámenme cursi pero para mí este desfile fue como el postre después de una comida algo condimentada.

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Después de Lola de Alejandro, me quedé a mi último desfile: César Arellanes. Conozco poco sobre él y su colección no me desagradó. La etiquetaría como club gear, prendas para salir a bailar y seducir.

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Por ahí va mi observación de esta colección. Me parece muy bien que confeccionen prendas de este tipo y que celebren a las amazonas sexuales. Mucha gente importante en la moda ama el despliegue de la sexualidad y ese poder que la mujer adquiere al saberse sexy. Puedo mencionar a un ejemplo clásico con Helmut Newton y a uno contemporáneo como Decarnin para Balmain (Asco).

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A lo que voy es que las prendas de este tipo siempre enfatizan una parte de la anatomía y cubren al cuerpo revelando algunos de sus secretos. Todo está en acentuar una parte especial de la figura y embellecer el resto. Si vemos los vestidos de ese estilo (no me hagan decir el nombre de ese diseñador horrible de Balmain por favor), sabemos que enfatizan las piernas, pero buscan que la cintura se vea estrecha y el escote atractivo. Son un conjunto de características para hacer un vestido sexy.

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Entonces, la diferencia radia entre un vestido que favorezca y uno que tenga cortes en formas poco adecuadas, desapareciendo la cintura o ensanchando la espalda. Creo que algunas de las prendas de Arellanes tienen ese efecto, mientras que otras logran el objetivo se realzar el cuerpo de una mujer.

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Un par de vestidos llamaron mi atención y creo que venderían bien o se verían bonitos en una editorial. Creo que los vestidos que no eran muy halagadores a la figura de una chica tienen solución: subir (o bajar) algunos centímetros el escote o los frunces en la cintura para que no hagan cortes extraños.

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Respecto a la coherencia, no tengo observación alguna. Sentí varias referencias a otros diseñadores pero tenía su punto de innovación. No creo que tenga muchos problemas con la creación de ropa, son más bien pequeños detalles.

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Mancandy se manejó como un tipo de versión mexicana del desfile de Tom Ford: sólo prensa (dentro de la que se incluyeron algunos bloggers) y compradores. No me registré con su publirrelacionista y no tuve acceso al desfile, pero Paola sí.

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¿Y saben qué? Creo que apoyo esa medida de Andrés Jiménez (diseñador de Mancandy). Es una forma de purificación de toda esta toxicidad que mencioné al principio de esta entrada. Quiero imaginar que Jiménez busca clientes y una crítica bien argumentada. Si le funciona bien y se siente libre de adulación con esa medida, adelante.

Entonces daré mi opinión sin querer adular al diseñador y la firma: el balance del color es uno de los puntos más fuertes de Mancandy, primavera 2011. Sabemos que el beige puede llegar a ser algo aburrido y por eso, combinado con colores como el negro y el salmón, se ve como una prenda interesante. Y remite a la primavera.

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Creo que también balanceó las propuestas comerciales con ideas más divertidas: un ejemplo de esto es el uso de transparencias con propuestas más comerciales como los shorts y abrigos cortos o los muy exitosos pantalones de pinzas.

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Creo que sí toma puntos de referencia de otros lados pero no afectan su creatividad y los combina con cosas suyas. Pienso en una colección discreta e impactante al mismo tiempo. Vaya, balanceada. La confección se ve buena aunque en una de las fotos, el tiro del short está un poco apretado y tiene un efecto algo desagradable (lo digo sin rodeos, un camel toe. Si no saben qué es, pongan eso en Google).

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En realidad no tengo muchas observaciones de la colección, me pareció que propone algo y que agarra las tendencias del momento añadiéndoles algo más. Y esto, al final del día, es lo que se hace cuando se crea una colección. También intuyo que responde a las necesidades (estéticas y funcionales) de sus amigos y clientes.

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Sobre postearlo, a pesar de que ha pasado algún tiempo: sinceramente no temo que este tema pierda actualidad. Al fin y al cabo, la primavera llega dentro de seis meses y las revistas de moda no han impreso su número de tendencias de primavera. Yo sé que mi blog no puede compararse a un medio tan poderoso como una revista, pero bien puede ser una referencia si quieren conocer algo de lo que se ha presentado en México. A estas alturas ya han acabado las semanas de la moda en las otras ciudades importantes y las vamos a comentar con calma. Porque, como saben, faltan varios meses para la primavera.

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OBSERVACIÓN DEL DÍA: Conocí, justo en Marvin y Quetzal, a una persona con varios años de experiencia en el periodismo de moda. Mientras comentábamos la colección, atinó a decirme “sí, es mala, pero también tiene buenas propuestas y coherencia”. Recordé la observación de Botica Pop: demasiada mala leche es algo barato. Pero el ver las cosas en perspectiva ayuda a una crítica más atinada e imparcial. Aunque los susodichos sean amigos nuestros. Yo nomás digo.

Quisera agradecer nuevamente a Argelia, Paola y a Mariana, quienes fueron una gran ayuda y compañía en IDM.

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