miércoles, 28 de septiembre de 2011

Caminando por París.

Me encontraba pensando qué podía escribir para el último reto de Kenzo Flower Tag. ¿Qué podría ayudarme a describir mi experiencia soñada de un paseo por París al más puro estilo de Flower Tag? Había investigado, meditado, dejado mi mente correr pero las ideas se evaporaban como gotas de agua en el pavimento caliente. Nada conseguía aterrizar.

Fui por un café y discutí mi problema con una amiga. Quería contarle todas las imágenes mentales que se extendían por toda mi cabeza y describirle todos los lugares que soñaba visitar con ansias desde que tenía dieciséis y me empecé a enamorar de Francia. Pero no podía. Ella simplemente me lanzó una sonrisa críptica y hurgó en su bolso hasta encontrar una pequeña tarjeta.

“Ella te puede ayudar. Alguna vez necesitaba preparar una campaña y no tenía ni idea. Me la recomendaron y en dos sesiones pude armar todo. Y, bueno, también te puedes llevar una copia grabada de todo lo que pasa y ponerlo en un DVD”

Leí la tarjeta. Decía “Asesoría del inconsciente”.

-¿Estás loca? Esto es imposible

-¡Nooo! Es más, haz una cita ahora y cuando logres armar tu viaje a París me traes algo de allá.

Tomé mi celular y llamé en ese mismo instante. La doctora podía recibirme en un par de horas para discutir mi caso. Me dio la dirección de su consultorio, podía llegar en metro. Después de platicar sobre otros temas, pagué mi cuenta y me dirigí al lugar preguntándome si era una broma.

Esperaba un consultorio pequeño e incómodo en lo alto de un oscuro edificio pero en su lugar entré a un pequeño condominio al fondo de un patio central. Subí las escaleras de dos en dos y toqué la puerta. Me abrió una mujer joven, vestida en una blusa de rayas y una falda de mezclilla.

-Tú debes ser Aldo. Pasa por favor.

En la habitación estaba un escritorio, un sillón, un armatoste de metal cubierto por una funda y el diván más suave y cómodo que jamás haya visto. Me senté tranquilamente en él y comencé a contarle mi problema. Ella escuchó sin pestañear y cuando acabé me dijo:

“Tu inconsciente es como un cuerpo de agua. En ocasiones fluye sin cesar y en otras tantas se queda quieto y permite que aflore lo que se ha hundido en él. Ya investigaste y eso está perfecto porque podemos darle un toque más real a lo que quieres. ¿Quieres viajar al presente o quieres alguna época en especial?”

Le dije que no, porque todo lo hermoso de las épocas pasadas de París se ha quedado en su arquitectura y en su cultura. Ya sabemos que en Montrmartre se respira el arte, y en el Boulevard Haussmann podemos ver las grandes obras del Segundo Imperio. Me detuve a pensar en las tiendas, las fuentes y todo lo que me gustaba ver de las postales de París.

“En este momento estás creando una imagen mental. Tu problema es que necesitas darle un poco de narrativa. Para eso voy a pedirte que me traigas algunas cosas: una playlist, un mapa, el perfume y ropa cómoda. ¿Quieres el DVD de lo que pase?”

-Ehhhh… no. No, gracias.

-Bien. Te espero mañana a las once. Trata de no desvelarte ni tomar alcohol o bebidas con cafeína.

-OK.

Al día siguiente caminaba nerviosamente hacia el consultorio con un mapa bajo el brazo, un frasco de Kenzo Flower Tag en la mano y una USB en mi bolsillo, preguntándome qué haría esa asesoría del inconsciente para resolver mi problema. Las imágenes en mi cabeza seguían frágiles e incompletas.

Llegué un poco antes, me mataba la curiosidad. La doctora me invitó a pasar, estaba desayunando. Tomé un vaso de leche con galletas porque, de acuerdo con ella, eso casi siempre ayudaba a una mejor relajación. Mientras me preguntaba un poco más sobre mi vida, revisaba su agenda, daba una mordida a su emparedado, ordenaba expedientes y respondía algunas de mis dudas.

“Con este viaje vas a poder hacer lo que quieras. Veo que buscas generar una imagen pero ten en mente que este paseo por París te puede dar energías positivas cuando las necesites. Usualmente este método sirve para las personas que buscan cambiar algo en su vida o enfrentar un recuerdo doloroso, pero también vienen aquí publicistas, músicos y demás personas que necesitan pasar un poco de tiempo con sus ideas. Por supuesto, este procedimiento es absolutamente confidencial y si ellos quieren, se llevan sus sesiones grabadas en un DVD. Ahora, te enseñaré la máquina” dijo, mientras le quitaba la funda y la tiraba a un rincón. La máquina en cuestión tenía una pantalla y siete botones y perillas de distintos tamaños. De no haber sido por un largo cable con una diadema y puertos para CD y USB, hubiera creído que se trataba de una televisión vieja. Parecía una broma. La doctora me miró de reojo y sonrió.

-Ya sé lo que estás pensando, parece un mal chiste. Pero no te dejes llevar por las apariencias y ponte la diadema y el antifaz que está a tu derecha. ¿Traes lo que te pedí?

-Sí, aquí traigo el mapa, el perfume y la lista está en una carpeta de la USB.

-Perfecto. No te pedí que me trajeras imágenes porque sé que las puedes generar por tu cuenta. Lo que te está fallando es poder retenerlas y unirlas para que se vuelvan una historia.

-Muy bien, pero ¿Qué sigue ahora?

-Respira profundo y mientras exhalas ve contando hasta llegar a diez. ¿Quieres empezar en algún lugar?

-Cualquiera de las dos fuentes de la Plaza de la Concordia está bien.

Apagó la luz y sólo se veía el resplandor de la pantalla en el consultorio. Cerré los ojos y fui contando hasta diez. Uno… dos… tres… esto no está funcionando, cuatro… cinco… ya puso la primera canción, cómo me gusta escucharla porque me relaja mucho, seis… siete… ocho… ¿Qué es ese ruido y por qué de repente hace un poco de frío? …nueve…

Abrí los ojos y miré hacia abajo. Estaba pisando las baldosas grises en la Concordia. El sonido de los autos quedaba temporalmente apagado por el ruido del agua cayendo en una fuente. Un viento fresco soplaba a mi izquierda. Miré atónito a mi alrededor, el obelisco estaba frente a mí. Lo había logrado.

Caminé directamente hacia mi derecha. Al fondo se veían los jardines de las Tullerías y el Louvre. Era exactamente el primer lugar que quería visitar. Con cuidado crucé la calle y me dirigí en línea recta hacia la fuente, esquivando a los ciclistas y vendedores de marrons glacés. Los jardines eran exactamente como los había imaginado. Tenían un leve olor a pasto mojado y la grava hacía un sonido muy agradable. El jardín era enorme, bien cuidado y lleno de personas caminando en todas direcciones. A lo lejos podía escuchar la siguiente pista que había escogido para mi recorrido. Nunca creí que el jazz y las Tullerías quedaran tan bien.

Después de varios minutos caminando a toda prisa estaba frente a la pirámide de cristal de Louvre. Necesitaba ver un poco de lo que el museo ofrece a sus visitantes. Pude haber estado ahí durante horas. Con detenimiento recorrí algunas salas, sabiendo que necesitaba un día entero para recorrer el museo más famoso del mundo. Recordé entonces la escena de una película en la que tres chicos recorrían todo el museo en ocho minutos, corriendo. Ya había hecho algo similar en México. ¿Podría imitar su hazaña?

Comencé a correr y los largos corredores del museo me permitían alcanzar una gran velocidad. Miraba hacia todos lados: era fantástico ver todas las pinturas y esculturas como si fueran destellos. Los Friendly Fires sonaban por todo el museo mientras corría hasta la salida. Volvería para hacerlo de nuevo.

Decidí tomar la Rue Rivoli hasta encontrar la estación de metro más cercana. Mientras tanto, caminaba y tomaba fotografías de la arquitectura. Estaba a unos metros del Museo de Artes Decorativas y de todos los lugares más hermosos de París. Deseché la idea del metro y caminé hacia la Rue de Fourcy, donde compré un par de crepas a un vendedor ambulante. La gente paseaba en bicicleta o caminaba distraídamente.

Doblé a la derecha y entré en un barrio lleno de calles empedradas y pequeños cafés. No estaba decidido a seguir una ruta en particular, quería ver las tiendas de un barrio común, escuchar a Serge Gainsbourg y ver familias, todo mientras las casas del siglo XIX me miraban caminar extasiado por la ciudad que cumplía todas mis expectativas. Buscaba un espacio, pero tracé la ruta más larga para caminar distraídamente en el barrio y cruzar con calma calles y bulevares mientras mis sandalias golpeaban los adoquines del suelo.

Después de caminar varios minutos, encontré el espacio que buscaba: el Jardin de St Gilles-Grand Veneur. Un espacio tranquilo, lleno de rosas, donde podía respirar unos minutos mientras pensaba en mi nueva ruta. Me sentía contento de ir hacia el Este, hacia una parte de París que se visitaba con menor frecuencia. Estaba yo sólo en ese pequeño jardín, se respiraba el olor a rosas y Gershwin sonaba en el aire. Esto era un momento perfecto.

Abandoné el jardín mientras veía galerías de arte y artistas del grafitti continuar sus creaciones. Llegué a donde había planeado: la Promenade Plantée: un antiguo viaducto transformado en área verde. Camine en línea recta mientras que a mi alrededor tenía flores y una vista privilegiada de París. El sol comenzaba a pintar todo de rojo mientras yo me dirigía hacia él. Sonaba la suave voz de Rufus Wainwright y yo seguía caminando en la dirección del viaducto. Todas las flores a mi alrededor eran rojas. Había realizado mi más grande anhelo, visitar mi ciudad favorita y respirar el aire de tranquilidad y sofisticación que ha fascinado a tantas personas a lo largo de los años. Los tonos rojizos me envolvían y cerré los ojos un instante. Al abrirlos de nuevo estaba en el consultorio, todo había acabado.

-Estoy muy sorprendido, doctora, pude realizar un pequeño trayecto por mi ciudad favorita ¡Y todo era tan real!

-Es el poder de nuestro inconsciente y de tus sueños. Ya tienes ahora una experiencia para compartir.

-Todo esto es muy extraño, pero lo he disfrutado mucho. Gracias.

Me devolvió mi USB, el mapa y el perfume y bajé caminando hacia la calle. Seguía envuelto en esa ciudad tan maravillosa.


Este es el último reto de Kenzo Flower Tag. No olviden visitar el blog de Kenzo y seguirlos por Twitter.

martes, 20 de septiembre de 2011

Una chica hipotética y un día normal

Kenzo Flower Tag


Para el tercer reto del Rally Kenzo Flower Tag nos pidieron armar un look que reflejara el espíritu de la fragancia y nuestro estilo personal. Pensé entonces en algo relajado y que permitiera pasar todo un día sin cambios, dos cualidades que son muy importantes para mí y decidí reflejarlos al escoger prendas o accesorios de fibras naturales. Pensé en una chica hipotética y un día normal.

Pensé en una mañana fresca y en un trayecto en metro. Imaginé a alguien que lee de camino al trabajo/escuela y se pasa distraidamente los dedos por el pelo mientras se adentra en el capítulo que empezó un par de estaciones atrás. ¿Es acaso Hemmingway, García Márquez o Joyce Carol Oates eso que lee? No importa en realidad porque un buen libro siempre logra separarnos de la realidad y nos adentra en un mundo totalmente definido por las palabras y la imaginación. Es probable que use una postal como separador para sonreír cada momento en que detiene su lectura.

Su mañana transcurriría entre clases/pendientes y con una alternancia entre breves ratos de mucho movimiento y largos minutos de concentración. Pensé en la reconfortante sensación de la suela y el forro de sus alpargatas al rozar sus pies y la caricia del pañuelo de seda alrededor de su cuello mientras realiza sus ocupaciones.

Por la tarde, a la hora de comer, haría una larga caminata por el parque y se sentaría a almorzar en alguna banca, mientras descansaba la vista con las flores y plantas y escuchaba el rumor de los carros que pasan a lo lejos sin detenerse en su isla de quietud. Quizá su parque tendría algunos juegos, o una cancha de basquetbol en la que se juega un partido a velocidad vertiginosa. Quizá, como sucede en los parques más tradicionales de la ciudad, encontraría a un señor empujando un carrito de helados y le compraría uno para revivir una infancia no tan lejana. Se alejaría entonces del parque con un barquillo en una mano y un bolso de rafia en la otra, caminando lentamente a la sombra de las jacarandas.

Unas cuantas horas después estaría caminando tranquilamente hacia una reunión, en espera de una buena conversación y novedades de las personas cercanas a ella. Su atuendo seguiría siendo el mismo, así como la frescura y tranquilidad de su espíritu.

Espero que les haya gustado el look y el collage que le acompaña. No olviden visitar el blog de Kenzo México o seguirlos por Twitter


viernes, 16 de septiembre de 2011

Conversaciones internas en el desfile de Marc Jacobs

Anoche el desfile de Marc Jacobs coincidía con una reunión familiar. Ese tipo de eventos siempre me hacen sentir incómodo, porque, como dice Tolstoi “cada familia infeliz es infeliz a su manera”. En fin, no pienso tocar esa issue aquí ni ahora.

Como en cada reunión de ese tipo, encuentro el modo de distraerme. A veces son libros, música… o la transmisión de un desfile que llega en un momento perfecto para desconectarme de algo. Entonces inició una de esas conversaciones internas que todos tenemos cuando discutimos algo de importancia.

Escapé al café internet más cercano y llegué justo a tiempo para la transmisión del desfile, a las 7.30. Como dice Botica Pop, le tenemos que agradecer a Suzy Menkes que los shows de Marc empiecen a tiempo.

La música empieza y todo se disuelve para mí. Comienzo a hablar conmigo.

 

“One, Two, Three, Four, One Two, Three, Four, Five, Six…”

-WOW. Quiero ese soundtrack ya mismo. Esa parte me recuerda un poco a la única canción de Laurie Anderson que he escuchado de verdad.

-¿Te acuerdas cuando intentaste que te gustara? Pero en ese entonces no era un buen momento.

-Luego la escucho de nuevo. Marc siempre logra engañarme cuando intento adivinar sus inspiraciones antes de tiempo. Acabo de ver un escenario igualito a un cabaret y las modelos aparecieron posando como si estuvieran en el Kit Kat Club pero…

-¿Jackie Kennedy cantando Money, con un turbante improvisando su bad hair day? Nahhhh.

-¿En qué estaba pensando? ¿En qué?

-Ya salió la primera modelo. Ese abrigo me encanta. Es tan elegante, tan recto, tan apropiado para una dama tan…

-¿Y el vestido de abajo? ¿Es plástico? Qué efecto tan agradable.

-¿Te acuerdas cuando dijo, en una Vogue de hace años, que le gustaban los vestidos “dulces, pero que a la vez parecieran como arrollados por un carro”? Bueno, esto se parece tanto a un vestido recatado pasado por lo cuasivulgar del plástico.

-Pero también hubo una época donde el plástico era la onda, ¿no? Allá por el 68.

-Ajá. Esas botas. Oh, Dios. Pueden verse taaaan mal en la persona equivocada. Y son una combinación terriblemente…

-Afortunada.

-Sí. Sólo espero que no las clonen en todos lados, es lo que un “atractivo visual de programa de concursos” se pone para ir al banco.

-¿Es acaso Joan Holloway la chica Marc Jacobs de esta temporada?

-No creo, acá hay algo más. Está el plástico, por ejemplo.

-Llevamos dos influencias y son tan diversas como un chile en nogada.

-Esas chaquetas cortas… no son de Chanel. Son de otro desfile. ¿Cuál? ¿Cuál e...

-La colección debut de Olivier Theyskens en Rochas. Eso fue hace ocho años.

-¿Marc tendrá una libretita donde ponga todas sus colecciones favoritas para reinterpretarlas después? ¿Y tendrá dibujitos de vestidos, muestrarios de tela y teléfonos de sus one-night-stands?

-Estaría bien padre ver esa libreta, si existe, claro.

-Y ahora Dolce & Gabbana, la colección de las robosex.

-Creo que ya entiendo por qué mucha gente “conocedora” odia a Marc y dicen que se roba ideas. Pero aunque sí es muy robosex, sigue siendo auténtico.

-Ay, no sé, al menos no es tan agresivo como esas cosas de los Dolce.

-El ambiente del desfile ya me envolvió. Las modelos, la iluminación, el set. Pero no es como un cliché. Cada uno tiene orígenes diferentes.

-Como la colección misma. Marc es como un artista del collage.

-Oh, ese vestido con aplicaciones de plástico se parece sospechosamente a Prada.

-Lo sé, pero lo está como “citando”. No es una copia fiel, es sólo la inspiración.

-Todo el plástico que está usando se ve increíble. Siento que fue a una fábrica de plásticos y se envolvió en un rollo hasta que encontró el efecto que buscaba.

-No me extañaría.

-Nada de esto tiene sentido.

-No debería tenerlo.

-Esas bolsas son como de otro lado, y las calcetas con tacones son lo peor. ¿Por qué todo es una armonía?

-Marc es un gran estilista.

-Siento que el Señor Quinquillero dijo eso antes.

-¡Pero es verdad! Nada de eso es normal, “correcto” o tiene sentido. Y funciona, funciona tan condenadamente bien. Me asombra.

-Llegaron los 20. Y las bandas para el pelo a lo “hace mucho calor y mi peinado es un desastre”

(Esos murmullos se parecen tanto al sonido natural de mi mente)

-¿Será esa falda de piel de cocodrilo?

-No lo sé. Pero fíjate cómo ha metido sutilmente al Oeste en sus prendas. Están los flecos, muy discretos en las chaquetas, las botas y los cuadros no son tan cliché, pero te hacen pensar en desiertos y ganado.

- Esos cuadros, me suenan vagamente de 1998.

-Y puede que ya haya hecho estas cosas antes, pero se ve novedoso. Ve el plástico, se ve satinado y con movimiento. O a lo mejor es tela plastificada.

-Jamie Bochert con el abrigo sesentero perfecto. Lo que me gusta de esos abrigos es el corte que los hace ver tan rígidos, como si nunca se pudieran arrugar.

-Pero esa mujer no es mi tipo. En el desfile se parece un poco a Charlotte Gainsbourg pero tiene días en que es taaaaan poco fotogénica. Qué rara es.

- Hoy la hicieron lucir bien.

-El poder de Marc.

-Es el saber presentar sus creaciones. Los abrigos, el pelo, el maquillaje, los tres inmaculados. Y luego le pone algo de torcido al asunto. Soplos de rebeldía. Vestidos aplastados por carros. En su mente algo nuevo le quita lo empalagoso a lo ladylike y esas cosas que son la obsesión de los editores. Le da la vuelta a conceptos que son muy vistos.

-A Marc le gustan los íconos ¿Verdad? Las chicas no son más que eso: íconos modificados por sus pensamientos. Son como los recuerdos que vamos moldeando a nuestro parecer hasta que los volvemos nuestros. Como en ese episodio de Los Simpson.

-En la moda vivimos de íconos. Por eso no hemos superado a Audrey Hepburn ni a Grace Kelly.

-Vestidos cubiertos en tul. Nublados por el misterio.

-Anótalo porque se te va a olvidar.

-Siento que sus influencias van chocando aquí. Están los 20, están los 90, cosas de otros diseñadores, el Oeste y los primeros 60.

-Pero es que eso hace Marc. Toma inspiraciones de marcas, personas y épocas distintas y las lanza al público. Eso es lo que hace un diseñador. Por eso las mujeres de Marc nunca se parecen.

-Me gustaría saber qué va a presentar en Vuitton.

-O en Dior.

-Como sea.

-ESE FINAL DE LA MÚSICA. Es como un campo de flores que se abren poco a poco, con colibríes y rayos de sol.

-Creo que el pensar en flores afecta un poco a mis imágenes mentales.

-¡Pero es que suena taaaan floral!

-…si eso pudiera ser posible.

-Ya acabó. Con todo y cortina.

-Es un espectáculo, en toda la extensión de la palabra. Se merece el telón.

Este es mi desfile favorito de Nueva York. Punto.

martes, 13 de septiembre de 2011

Desde mi azotea

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Antes de empezar esta entrada debo decir que amo mi ciudad. Intensamente. Amo que tenga distintas caras y que tenga un paisaje tan rico más allá de los sitios que todos conocemos; amo que el Distrito Federal tenga vistas tan diferentes y que puedan gustar a todos.


Vivo en un desarrollo urbano asentado en un enorme campo de lava. Esta parte de la ciudad tiene una vista increíble de las montañas y espacios que conservan el terreno y la vegetación originales; es parte de varias islas de vegetación en el sur de la ciudad. Estamos rodeados de automóviles y concreto pero también de plantas.


Junto a mi casa se encuentra una construcción incompleta rodeada de árboles. Debido a esto, mi azotea tiene una vista privilegiada de esa parte de la ciudad. Es raro que pueda ver los edificios que están en el Centro o Reforma pero no lo cambio por lo que me toca ver todos los días.


Cada que me tengo que refugiar en algo, llamar a mi inspiración o tener un gran momento de paz, subo a mi azotea y miro lo que ustedes están viendo ahora. Veo los árboles que siempre están verdes, escucho a los pájaros que vuelan de un lado a otro con sus gorjeos y sé que algunos me conocen, porque les dejamos un poco de comida en la ventana. Casi siempre sopla el viento en esta parte de la ciudad, así que no es raro que mi pelo y mi ropa se muevan con él.


Mi vista recorre las montañas y me relaja. Muchas veces juego a buscar edificios o zonas de la ciudad y he presenciado algunos de los atardeceres más hermosos de la zona. Cuando es de noche, veo millones de luces que inundan esa parte del Valle de México. Y me siento agradecido de poder tener todo eso a mi alcance: una vista que me hace soñar, algo que es lo más bonito de la naturaleza y la ciudad en un mismo lugar.


Este es el segundo reto del rally que organiza Kenzo México y consiste en tomar una fotografía que incluya urbanismo y naturaleza, por lo que decidí compartirles lo que siempre veo con un toque extra de color. Para saber más y conocer Flower Tag, visiten el blog de Kenzo, o pueden seguirlos en Twitter.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Bleu & Blanc

Hace 2 años cambié la imagen de mi blog por última vez. Como les mencioné hace poco, estoy cerrando ciclos por lo que, después de meditarlo un poco, decidí darle un nuevo diseño a este espacio. Me deshice del negro y busqué algo más claro, más animado, más fácil de leer. La nueva imagen de cabecera es cortesía de Kate… Sgulp!, quien la diseñó el año pasado. También hay nuevos blogs en mi blogroll, y otros pequeños cambios. Espero que esta nueva etapa les agrade.

He estado pensando mucho en el cambio y en lo fácil que es iniciarlo con unas cuantas acciones. Le tenemos miedo a hacerlas y eso nos va deteniendo en ciertas áreas hasta que nos estancamos. Y quedarnos así nos perjudica. Por eso hay que comenzar con nuevos ciclos, por eso decidí que esa etapa de los colores oscuros (aquí en el blog y en otras partes de mi vida) iba a terminarse. Por supuesto, aquí me puedo dar el lujo de un cambio drástico, pero eso no significa que me cierre a intentar modificar lo demás. Veremos qué nos depara en esa área. Mientras tanto, me enorgullece decirles que estoy a la mitad de mis trámites para la titulación y me siento liberado por haber llegado tan lejos.

Y para motivarme en mi inicio de otro ciclo está esto: El post anterior ganó el primer reto de Kenzo. Entren aquí y podrán ver cuáles son los otros posts que fueron catalogados como los mejores. Sinceramente, estoy muy emocionado con el resultado y estoy contento de que mi experiencia con las gardenias les haya resultado interesante y espero tener un buen desempeño en los nuevos retos. Échenme porras y no dejen de visitar el blog de Kenzo MX o seguirlos en Twitter.

Aprovecho esta entrada para comentarles que fui parte de la experiencia Fashion's Night Out. La semana pasada me llegó la bolsa oficial de Vogue y Zara, cortesía del departamento de comunicación de Inditex, y es uno de los regalos más útiles que me han dado. No sólo la bolsa se convierte en camiseta, sino que puede cargar varias cosas sin limitaciones de espacio.

Decidí ir a Perisur el día de FNO y creo que, si bien se vivió más emoción en otros centros comerciales, la organización fue buena y se atrajeron más clientes a las tiendas, preguntando, conviviendo con los vendedores y admirando la mercancía.

Me acompañé de dos amigas e hicimos lo siguiente:

-Bebimos cocteles en Tiffany & Co. mientras vimos la nueva colección y descubrimos que la marca tiene perfumes. No pude realizar la fantasía colectiva de desayunar en la tienda pero unos cocteles y una buena plática estuvieron perfectos.

-Fuimos al corner de Bottega Veneta y platiqué emocionadísimo con los encargados sobre los productos de la marca. Soy fanático confeso de Tomas Maier y ahí tuve la idea de dedicarle toda esta semana en mi Tumblr.

-Fuimos a Oysho y descubrimos que tienen una colaboración con Adidas. Las prendas tienen la calidad de la marca alemana y los precios de Oysho e incluyen tenis y trajes de baño, entre otras cosas.

-En Aldo o “la tienda que lleva mi nombre”, bebimos cocteles y aprendimos sobre la ciencia de comprar zapatos. La encargada de la tienda nos comentó, entre otras cosas, que los zapatos de cuña son perfectos para quienes están aprendiendo a usar tacones, y que las plataformas son más cómodas para el pie. Si lo desean, hago un post por separado con los tips.

¿Cómo les fue en Fashion's Night Out?

martes, 6 de septiembre de 2011

Flotando en un aroma

¿Existe algún olor que me dispare buenos recuerdos al instante? Para responder esa pregunta necesito retroceder al recuerdo mismo: un sábado en la mañana de hace cinco años.

Estaba en el mercado de Jamaica, en el DF, en una práctica con todo mi grupo. El mercado se especializa en flores desde hace tiempo, aunque también vende frutas y verduras frescas y tiene algunos puestos de comida distribuidos estratégicamente para antojar a los clientes. El punto es que nosotros recorríamos los pasillos del área dedicada a las flores mientras intentábamos recabar información sobre el lugar.

Era la primera vez que entrevistábamos a alguien y la sorpresa de los locatarios al ver a tanto joven preguntón nos intimidaba un poco. Pero estaba bien, era un pasito pequeño hacia los que muchos con vocación de curiosos (como yo) nos encaminaríamos después. Porque vencer el miedo a preguntar es el primer paso para alguien que se quiere dedicar a la comunicación y, aunque en ese momento no lo sabía, esa experiencia me ayudaría en el futuro.

Recuerdo perfectamente que, con todo y el silencio general, me sentía extrañamente cómodo y relajado, porque estaba rodeado de flore. Algunas estaban pintadas para ser más atractivas mientras que otras estaban acomodadas en coronas, canastas y varios otros arreglos. Alcatraces y girasoles envueltos en celofán, ramos de crisantemos o pequeñas violetas en los estantes, todas esperando por un cliente. Nos fuimos internando en el mercado y dirigiéndonos hacia los lugares que más nos interesaban y así terminé solo en uno de los pasillos laterales.

A mi izquierda, una señora ataba ramos pequeños de flores blancas, perfectos para ponerse en un florero. Eran pequeñas y cabían en una mano. Perfectas para lanzarlas por los aires después de una boda pensé. Sus capullos, muy blancos y cerrados me parecían hermosos por su sencillez en medio de un mercado que explotaba en colores. Pero esos ramos desprendían un aroma, suave, embriagante, fresco, que flotaba hacia mí con lentitud, y me iba envolviendo poco a poco hasta impregnar mis ideas, las preguntas que se me habían ocurrido, mi intimidación y hasta el hambre que había sentido al pasar por un local de comida. Todo se había disuelto en menos de un segundo, porque en ese mercado estábamos esa fragancia y yo. Nadie más. Y entonces, desapareció momentáneamente por una corriente de aire. Miré a todos lados, había dejado caer mi libreta al suelo y la señora del puesto la había recogido.

-¿Qué flor es esa?

-Son gardenias, joven

Nunca había visto una gardenia en mi vida. Sabía que algún compositor enamorado vinculó su aroma a una mujer pero mi mente no las reconocía. Conocía el aroma de las rosas, los claveles y hasta los nardos, pero ninguno de ellos había causado una impresión tan profunda como esa pequeña flor blanca. Hasta ese momento, no había flotado en un aroma.

-Dios mío, huelen delicioso

Mientras escogía el ramo que planeaba llevarme, pensaba en el aroma, en campos llenos de gardenias bajo el sol y en un aroma tan balanceado que parecía irreal. ¿Dónde habían estado toda mi vida estas flores?

Y entonces el sol entró por uno de los ventanales en el mercado, dándome uno de esos maravillosos momentos que el mundo nos da para recordarnos que estamos rodeados de belleza. Las flores se iluminaron brevemente y en mi mente deseé poder improvisar una rutina musical para hacer un momento inolvidable. No hizo falta, porque es una de las impresiones más fuertes en mi memoria olfativa. No recuerdo detalladamente todo ese día pero el aroma sigue estando conmigo.

Después de eso la práctica siguió su curso pero lo emocionante para mí estaba dentro de mi mochila. Al cabo de unos minutos estaba dentro del metro con el ramo en la mano izquierda y totalmente desconectado del mundo, inmerso en ese aroma, en la suavidad de los capullos de la gardenia, en su sencillez y en la resistencia que habían demostrado al tolerar una breve estadía en mi mochila y un viaje en metro sin deshojarse ni perder la potencia de su olor. Cuando llegué a mi casa, las puse en un vaso con agua y azúcar, tal y como me había aconsejado la señora en el mercado. Duraron toda una semana en mi sala.

¿Han caminado por la ciudad con un ramo de flores? ¿No? Recomiendo que lo hagan, porque les da una perspectiva diferente del momento. No es que la gente deduzca que van camino a una cita sino porque los ramos de flores tienen la rara cualidad de desestresarlos al instante y hacer de su día una experiencia inigualable.

Espero que este recuerdo les haya gustado. Este texto es el primer reto para el rally de Kenzo. Para mayor información sobre Flower Tag, la nueva fragancia de Kenzo y otros contenidos útiles y/o divertidos, visiten www.kenzomexico.com o dense una vuelta por Twitter.com/KenzoMX