martes, 21 de febrero de 2012

Entrada del Cuarto Aniversario

El jueves 21 de febrero de 2008 tenía 20 años, 10 meses y veintitantos días, estaba empezando la última fase de mi carrera (Ciencias de la Comunicación) y, después de cambiar de opinión en el último instante, entré a Planeación y Organización de Empresas Editoriales, una clase en la que el profesor Juan Carlos Rangel nos pidió una forma distinta de hacer controles de lectura: abrir un blog y escribir en él. Hice una entrada inicial, escogí el nombre y una plantilla con puntitos de colores y ese día, en un año bisiesto, nació Aldo en los tiempos de la Haute Couture.

Y aquí estoy, después de 296 entradas, 4 años y un periodo de mucha inestabilidad en mi vida.

En mi primera entrada hice lo que muchas personas hacen cuando empiezan un blog: me presenté, hablé un poco de mí y expliqué el nombre del título. Ese día no les di una explicación del nombre del blog porque es muy boba: escribí lo primero que me vino a la mente. No estaba seguro si esto iba a durar y por eso lo hice. Nota mental: escoger mejor los nombres en el futuro.

¿Me habría vuelto blogger de moda si no hubiera entrado a esa clase? A lo mejor. Es algo que aún no sé porque el “What if…?” es una fuerza que nunca he logrado entender ni dominar y creo que debo dejarla en paz porque son situaciones hipotéticas. Mi mamá dice que las cosas pasan por algo, entonces quizá el haber cambiado de opinión en el último momento fue lo mejor para mí.

Creo que ya no necesito narrarles muchas cosas porque ya las saben. Creo también, al leer esa primera entrada, que mi vida sigue teniendo altas y bajas. Pero lo más importante es que me fijé una meta y me he acercado a ella, quizá más de lo que había fantaseado en 2008. Entonces creo poder decirles que esa fórmula de tenacidad, aprendizaje continuo, trabajo duro, y (algo que he estado aprendiendo últimamente) paciencia sí sirve.

Hace unos días vi Julie & Julia. Sí, no es el tipo de películas que todos aman pero, por una vez, pude ponerme al 100% en los zapatos de Julie Powell cuando su situación comienza a mejorar por lo que escribe y la entusiasta respuesta de sus lectores. He tenido muchos instantes maravillosos y me han ayudado a que valga la pena vivir los momentos desagradables que todos tenemos en nuestras vidas. (Y sí, lloré con Julie & Julia. ¿Y qué?).

Este blog me ha dado más de lo que pudieran imaginar. Amigos aquí y del otro lado del Atlántico, gente valiosa, experiencias increíbles (conocer al equipo de Vogue, entrevistar a algunas personas que admiro en la moda nacional e internacional) y la oportunidad de poder crecer en el medio que quería cubrir desde que estaba sentado en un pupitre. Por eso no exagero al decir que me cambió la vida y que es una de las cosas de las que estoy más orgulloso. Ahora tendría que añadir mi tesis y su consiguiente título con Mención Honorífica y otras buenas acciones con la gente que quiero.

¿Y saben qué? Estoy muy agradecido. Lo he dicho antes y no me cansaré de repetirlo: sin ustedes no podría haberlo logrado. Puede que para muchos suene abstracto pero las visitas y comentarios de ustedes aquí y en Twitter o Tumblr me hacen sentir apreciado. Los leo todos y muchas veces me hacen el día.

Desde el año pasado algunas personas han pregonado la muerte de los blogs y no todos los sectores de la industria me han recibido con los brazos abiertos, algo que es un poco triste pero hasta cierto punto inevitable. ¿Me debo retirar de la fiesta antes de que acabe? No sé, a veces lo he pensado. Las cosas han cambiado mucho. Siempre cambian. Pero está en nosotros adaptarnos a ellas. No sé si vaya a haber un quinto año, en general no estoy seguro de mucho en mi vida, así que les propongo que veamos hasta dónde podemos llegar, ¿Les parece? Ya hemos recorrido un largo camino juntos.

No les he contado que el día de mi examen profesional, el día en que defendí mi tesis ante un grupo de profesores y mis seres queridos, me dio por hacer alusiones a Alicia en el País de las Maravillas. Para mí, mi viaje por la moda ha sido como entrar por la madriguera del conejo hasta llegar a un mundo que puede ser extraño, colorido, vasto, impresionante y desagradable. A veces, todo al mismo tiempo. Este blog ha sido una forma de cronicar mi viaje por ese país, de hacerme un mapa que me ayude a no perderme.

Y esto aún no termina. Existen varias historias secundarias/metarrelatos/como le quieran llamar, que no se han resuelto. Tenemos, por ejemplo, ese post de Dan In Real Life, en el que descubrí lo poco sutiles que son mis posts cuando estoy enamorado (y cuando las cosas terminan mal, un tema largamente mencionado y a la vez evitado aquí) y la enorme cadena de acontecimientos que me dejan como el personaje de Steve Carrell en el inicio de la película. Faltan muchas escenas para llegar a ese final. Y están otros sucesos que aún no empiezan.

Decía en mi primera entrada que la incomprensión de algunos compañeros y maestros sobre mi decisión de escoger a la moda me había desmoralizado y que iba a luchar a brazo partido contra los prejuicios sobre el tema. Es algo que continua. Tuve que defender mi tesis desde su creación (en los Seminarios de Titulación), porque a algunos les parecía “poco seria”. Y hace unos meses tuve una discusión con alguien lleno de prejuicios, argumentos ad hominem (gracias a Guapóloga por explicar este concepto en un post) y un marxismo mal digerido sobre la superficialidad de la industria. Ni se molesten en preguntar quién es, no vale la pena.

Digo esto porque es difícil hacer que la gente cambie de opinión. Si son como en el primer caso, creo que las acciones hablan por sí solas. Y si es en el segundo, déjenlos que piensen lo que quieran, al final ustedes y yo encontramos cosas fascinantes a cada semana de la moda y en algún nuevo número de nuestras revistas favoritas. Aprendemos y eso es lo que importa.

 

(A mí me gusta celebrar con música, así que les dejo algo bonito para hoy)

Gracias a todos ustedes por estos dos años bisiestos (cuatro años normales) de aprendizaje. Gracias infinitas.

martes, 14 de febrero de 2012

Send Yourself Roses

Es un hecho que en este día nunca sé qué hacer. Jamás me ha tocado celebrarlo en pareja y, peor, hace algún tiempo tuve una ruptura unas horas antes de estos días. En sí no estoy predispuesto ni amargado contra el 14 de febrero pero simplemente no sé qué hacer. Así que no hago nada. Nada de chocolates ni globos (los cuales me encantan en sus versiones no llenas de corazoncitos) y no le he dado una tarjeta a alguien desde hace como diez años. Sí, soy Forever Alone.

Con el tiempo las cosas han cambiado y me siento menos perdido porque en este día cumple años una de mis mejores amigas. Pero aún así no he podido evitar pensar en el “¿Y si hubiera…?” y otras cosas que no me llevan a mucho y sí me provocan malestar (estomacal y del otro). Tal parecía que hoy iba a repetir ese modelo hasta que me acordé de la frase que es el título de este post: Send Yourself Roses.

Así se llamaba la autobiografía de Kathleen Turner. Después del éxito y de varios años de alcoholismo y enfermedad, decidió que era momento para cuidar de sí misma y de regresar a los escenarios y a controlar su vida. Por supuesto, no estoy esperando que me suceda lo que a ella para aprender a cuidar de mí mismo, pero me doy cuenta que es algo que nos hace falta y no sólo en los días de San Valentín sino en nuestra vida, con la comida, las relaciones que nos estresan, los estilos que no nos favorecen y toda esa serie de situaciones casi inescapables en las que nos vamos metiendo.

No les voy a jurar que a partir de hoy seré alguien distinto ni correré a comprarme un ramo gigante de rosas porque ahorita están muy caras. Creo que retomaré una actividad que a veces olvido y que me ha ayudado hasta el momento: buscar algo que me alegre el día. Hacer una lista y cumplirla.

El mandarme rosas quiere decir que hoy:

-Escucharé un disco que tengo pendiente desde hace un mes

-Volveré a ver el desfile de Marc Jacobs. Seguro que me enamoro de algo

-Leeré un libro de Douglas Coupland (Planeta Shampoo) que bajé el mes pasado

-Beberé café y fumaré varios cigarros con mi amiga que cumple años. Siempre resulta

-Nada de comedias románticas. Quizá ver un thriller me distraiga. Estoy considerando La Célula, con mi amiga (NOT) Jennifer López y con vestuario de la recién fallecida Eiko Ishoka

-Ampliaré mi colección de revistas Vogue US e iré de compras hoy. Si se quieren deshacer de esa y otras revistas de moda, ¡NO LAS TIREN! Dénmelas a mí.

-Iré a un cierto parque en la Ciudad de México que es mi lugar favorito para sentarme en las tardes

 

Feliz Día de Mandarse Rosas a Uno Mismo.

lunes, 6 de febrero de 2012

Algunas palabras sobre Lyn Revson y el estilo personal

Hace unos días estaba en casa solo, sin mucho qué hacer y ya era algo tarde para salir (y para qué me hago, tenía también poco dinero). Me puse a hacer una de mis actividades favoritas en esos casos: saltar de un sitio de internet a otro sin rumbo fijo y absorber lo que encuentre. Les será familiar esta actividad si son usuarios de StumbleUpon.

Llegué a Decades, el ya muy conocido sitio de Cameron Silver en el cual se venden prendas vintage maravillosas y a DecadesTwo, en el cual las ricas y famosas consignan prendas contemporáneas que ya no quieren. Entrar a la sección de Pucci o la de Balenciaga es un acto de masoquismo para mí porque los accesorios son realmente baratos y están en perfecto estado. Pero estoy divagando.

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Parte de la colección de Lyn Revson. Todas las fotos son del blog de Decades

Entré en la colección de Lyn Revson que se puso a la venta en el sitio web y comencé a hurgar entre sus vestidos, joyas, zapatos y bolsos. Además de la gran colección de bolsos Hermès y otras cosas de interés, me llamó la atención su colección de huipiles (son prendas mexicanas de manta, bordadas a mano, provenientes del sur de México) y el hecho de que combinaran tan bien con todo lo demás. Ahora que entré de nuevo en el sitio descubrí que sólo queda uno a la venta.

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(Éste, por desgracia, ya se vendió)

Revson es una figura olvidada del estilo y dio la nota por haber muerto en junio pasado y por la venta de DecadesTwo. No tiene artículos en Wikipedia y siempre se le menciona como “la esposa de” Charles Revson, quien se hizo muy rico y muy famoso por crear y dirigir Revlon durante más de cuarenta años. Fuera de W Magazine, no hay un perfil sobre Lyn Revson.

De acuerdo con W, Lyn Fisher Sheresky Revson tuvo que representar el incómodo papel de Esposa Trofeo: su marido la llevaba a eventos sociales, aparecía frecuentemente en revistas como Vogue y le construyó un estilo de vida tan opulento y lleno de cosas tan maravillosas como algunos Warhol y un abrigo de pieles Christian Dior que ahora cuesta doce mil dólares. Después de diez años, la divorció. Uno esperaría que el clóset de una Esposa Trofeo fuera decadente pero no es el caso. De hecho, el estilo de Revson era fantástico, tanto que se nos adelantó e hizo algo parecido a un blog de estilo personal, pero en pasta dura y con fotos de una cierta divinidad de la fotografía de apellido Avedon.

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¿A qué viene todo esto sobre esta mujer? ¿Es una entrada más en la que se cantan las virtudes de una heroína desconocida del estilo? No exactamente. Pero creo que Revson sabía algo que nosotros olvidamos en algún momento sobre nosotros mismos: siempre seremos capaces de combinar nuestra ropa con lo que pasa allá afuera, en nuestras vidas. Eso no limita un buen estilo.

Esa combinación de bolsos caros, pantalones de montar, abrigos de piel y huipiles habla más sobre su vida y sus creencias  que cualquier biografía. Sabemos que hubo un antes y un después de su matrimonio con un billonario y que asimiló ambas épocas sin convertirse en otra persona.

Al final del día, la ropa es parte de nuestra identidad. Por eso el vestirse como clones queda tan mal en algunas personas mientras que en otras (como Pamela Anderson y Courtney Love) el concepto clásico de elegancia no les queda pero de todos modos se ven bien con lo que escogen. Probablemente me odien por lo que dije de estas dos señoras pero es la verdad, al menos con Love: lo que escoge es perfecto para ella.

Y a diferencia de los 70, es ahora cuando podemos tener más opciones. Estuve pensando en eso cuando hace algunos días me llevaron a Punta Norte, un Outlet cercano al Distrito Federal. Había en él tantas opciones que reforzaron una de mis ideas principales sobre la ropa bonita: se encuentra en todos lados y en todos los precios. (En el lugar había de todo: desde un saco Armani hasta un Outlet de Inditex así que tienen muchas opciones).

Regresando a todo lo que inició este post (los huipiles), creo que es un sello distintivo de la identidad de Lyn y algo que la distinguía de todas las clones de Jackie en el Nueva York de los 70: después de todo, no hay una mejor prenda para caminar en una tarde de verano. Es algo exótico y distinguido pero no vulgar y por eso es descrita como ícono del estilo. Algo que, por ejemplo, las últimas esposas de Trump no han logrado.

Creo que este es el objeto más interesante de toda la colección:

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Si se enamoraron, den click AQUÍ.

Tiene serios competidores con Hermès pero el diseño y las horas de trabajo en este bolso ganan. Ambas son increíbles. E ilustran mi punto: no es una bolsa de diseñador pero es única. No hay en el mundo otra bolsa igual. No es ostentosa pero demuestra el amor al trabajo artesanal y en cierto punto a la alegría. Es perfecta para una vida post divorcio sin romper con la línea general de estilo y creo que podríamos aplicar la idea a nuestra vida cotidiana.

¿Han podido adaptar su estilo a situaciones de adversidad y prosperidad? ¿Cómo lo hicieron?