lunes, 25 de junio de 2012

How Vogue Changed My Life (2): Arts And Entertainment

Desde que hace un año comencé a comprar ediciones pasadas de Vogue, he continuado sin detenerme. No me pregunten cuántas tengo, no lo sé (pero acepto donaciones). Y, además de encontrar grandiosas editoriales, me pasó exactamente lo mismo que con aquella vieja excusa que usaban los lectores de Playboy en los 70: leo Vogue por los artículos.

Y dentro de esta nueva etapa como lector, he aprendido mucho de temas que no necesariamente son aptos para una revista de moda. Las secciones de cine y arte (además de la de belleza, la cual es fantástica en todos sus aspectos) son muy fuertes y, algo que no esperaría uno, educativos.

La moda está en todos lados y eso incluye tratamientos estéticos, películas y exhibiciones en el MET. Eso es algo que se puede obviar, porque todos los ejemplos anteriores se pueden poner " de moda".  A pesar de eso, ustedes y yo sabemos que las otras revistas no tienen una conexión fuerte con el arte y en muchos casos sólo usan al cine como descanso visual.

Pero Vogue no. Me emociona ver que al menos la edición estadounidense tiene una relación tan cercana con el arte, al punto de tener sus artistas de cabecera (con todo lo que eso implica)

Quizá las dos favoritas de Vogue con Ahn Doung (quien también fue modelo) y Rachel Feinstein. Antes, supongo que Cindy Sherman fue de sus favoritas, aunque su carrera ha crecido tanto que es un tema por sí misma (y tiene un bonito sentido del estilo)

No sé bien como funciona "el mundo del arte". Entiendo, según comentarios de un par de amigos que frecuentan galerías y exposiciones por su trabajo, que sufre de muchos prejuicios y que, al igual que en moda, es una comunidad muy cerrada, con frivolidad y relaciones de poder muy parecidas a las de la vida real. Aún así, hay miles de cosas en él que se pueden rescatar.

¿Entonces todo el arte es superficial porque sale en Vogue, no es utilitario, además de lo "fashion"? No. Hago esta pregunta porque alguien me describió la moda como frívola por eso y creo que es un gran objeto de estudio para alguien que es superficial y se quiere disfrazar de persona profunda.

El punto aquí es que, a pesar de la aparente frivolidad de los círculos de poder que controlan el arte y la moda, las cosas que presentan van muy en serio y nos hacen cambiar nuestra percepción sobre la vida. Al fin y al cabo ambos son una expresión del talento de la gente y su mundo interior, y eso los hace tan relevantes como cualquier disciplina.

Regresemos entonces a las consentidas de la revista:

Ya mencioné a Ahn Duong, quien modeló para Galliano y Donna Karan en los 90 y ahora hace retratos de personas famélicas

También está Rachel Feinstein, quien modeló para el show de Tom Ford, salió en una campaña de Marc Jacobs (y diseñó el escenario de su desfile de otoño) y está casada con uno de los artistas más importantes de la escena: John Currin.

O Elizabeth Peyton, con sus retratos suaves y amables de gente que admira (entre ellos Marc Jacobs, quien la adora). Para su perfil en Vogue la fotografió alguien llamado Irving Penn. Ella dice que jamás pintaría a Wallis Simpson y su marido "porque hay algo malvado en ellos". Si no les agradan los Duques de Windsor, quizá amen a Peyton para toda la vida.

Está Sophie Matisse, quien es descendiente del pintor y pinta espacios vacíos en obras clásicas (algo así como Las Meninas de Velázquez pero sin gente).

Y también Cecily Brown, una inglesa que es amiga de Kate Moss, se parece un poco a Karen O y su estilo es expresionismo figurativo (si me equivoqué en el concepto, hagan el favor de corregirme), con pinturas llenas de manchas de colores con una fuerte carga sexual. Me agrada mucho lo que he visto de ella.

¿Son buenas o malas? No lo sé. Me gusta el trabajo de algunas y se nota que están en muy buenos términos con Anna Wintour y la revista.

Me gusta mucho que les encarguen comisiones. En una ocasión les pidieron un autorretrato y cada una salió con un aspecto totalmente diferente de su obra (Cecily Brown pintó su boca con dos dientes rotos) . En otra ocasión pidieron que hicieran una naturaleza muerta y cada quién pudo explicarla de una forma muy interesante. Pude o no estar interesado en ciertas obras, pero cuando cerré la revista supe que había aprendido algo.

Respecto a la sección de cine, es excelente. Los críticos no se tientan mucho el corazón (aunque la estrella esté en portada) y tampoco son snobs: pueden criticar una comedia romántica en marzo y el ganador de un festival de cine en abril. Y las reseñas se entienden sin importar que seas un lector entradísimo o alguien que vive alejado de los centros culturales.

Les voy a poner un ejemplo: en alguna de las muchas ediciones que tengo, reseñaban Me, You and Everyone We Know, una película de bajo presupuesto. Al crítico le encantó y mencionó los aspectos que le habían fascinado. Decidí darle una oportunidad.

La película es grandiosa. Sí, está hecha con 3 dólares pero es sublime sin ser cursi. Si fuera ustedes, ya la estaría buscando o bajando en este instante. Y eso me hizo comprobar lo valiosa que era esa sección en terrenos que sí conozco.

Ahora, al leer las secciones de arte y cine, digo que en el pasado, Vanity Fair contribuyó a mi educación en temas de actualidad (sobre todo política y economía). Vogue me ha ayudado en mi educación artística.

lunes, 18 de junio de 2012

Grandes Colecciones de la Historia (Contemporánea): Balenciaga, primavera 2007

Si se han encontrado alguna vez con un desfile que (metafóricamente hablando) les haya volado la cabeza a kilómetro y medio, quizá puedan entender que la colección robot de Balenciaga afianzó mi obsesión con la marca y fue parte de los 5 años en los que me gustaron todas las temporadas de una marca de forma consecutiva (un récord personal que hasta ahora no ha sido superado).

 

En el ADN de Balenciaga está escrito el futuro. A lo mejor don Cristóbal no era fanático de la ciencia ficción pero sus siluetas y el uso de materiales como el plástico se adelantaron a su tiempo. De hecho, en mi entrada épica sobre los 60 dije que se había adelantado a la década y es verdad. Casi todas las siluetas populares en esa década ya habían sido exploradas por Cristóbal diez años antes. Hay diseños que siguen siendo muy futuristas.

En el caso de Balenciaga actual, es algo parecido. Sí, tiene una legión relativamente joven y edgy de fans pero siempre están ocupados en el futuro. Es de las primeras cosas que salen al entrevistar a Nicolas Ghesquiere, alguien que parece obsesionado por dos cosas: los ochenta (y aún así es uno de mis diseñadores favoritos, quién lo diría...) y el futuro.

Con esto en mente, y pensando siempre en hacer algo más que repetir los archivos, se lanzó a hacer una colección fascinante en todos los sentidos de la palabra. ¿Era usable? No mucho, pero de igual manera seducía al público. Y además de eso logró liderar una temporada fascinante en la moda.

Primavera 2007 es una de mis temporadas favoritas. Por alguna razón, fue un momento maravilloso en el que muchas de las firmas lanzaron propuestas memorables. Fue una temporada de vestidos muy cortos, colores intensos, algo de sporty chic y el corte trapecio. Me gustan esos momentos en los que algo está en el aire y motiva a que se casi nadie tenga una colección floja u olvidable.

Balenciaga no tuvo ninguna de estas tendencias pero logró fascinar a propios y extraños. Lo que sí hizo fue partir del principio blusa blanca+pantalón negro y darle la vuelta con nuevas telas y detalles que uno no esperaría en la colección. Y luego comenzó a agregar cosas más locas.

Creo que la inspiración directa fue el cyberpunk, ese género de la ciencia ficción al que conocemos por Matrix o Blade Runner (expertos en el tema, si me equivoqué, háganmelo saber en los comentarios), en el que un futuro es complicado y deja a los protagonistas luchar por su vida o por cambiar el mundo vestidos fabulosamente.

Ya que investigué bien, resultó que Ghesquiere se inspiró principalmente en dos películas de ciencia ficción: Tron y Terminator.De ahí salió todo un concepto de androides, articulación robótica (lo cual explicaría el final adecuadamente). Pero también quiso una silueta masculina y, sinceramente, varias prendas de la colección pueden ser usadas por un hombre (al que le guste experimentar).

En cuanto a lo técnico, también están las referencias a Paco Rabanne (cuya marca fue revivida de una forma muy desafortunada por Manish Arora esta primavera) y sus diseños en metal, pero también logró un manejo increíble de materiales: seda que parece nylon, cuero que parece algodón, remates en piel de serpiente, impresión digital... la mera confección hace relevante todo.

No hay mucho del Balenciaga original en esta colección. es una colección 100% Ghesquiere, una de las tantas en las que se decide a imponer su propio estilo,. Parece que en esa temporada fue para crear un balance entre la reinterpretación literal de Balenciaga en la temporada anterior. Sea cual sea la razón, creó dos temas muy diferentes en un mismo año.

Probablemente la razón por la que fue más conocida esta colección fue por Las Medias. Sí, con mayúscula. Hablo, por supuesto, de esos leggings de cashmere cubiertos de placas de metal que costaban 150 mil dólares. Acá uno se puede comprar una casa en una zona de clase media o un departamento pequeñito en una colonia cercana a las que están de moda, o tres Hummers y una Birkin, o poner un negocio (hasta una marca de ropa) con un par de esos leggings.

Por supuesto, el precio de Las Medias escandalizó a todos, se hicieron varios comentarios de asombro y hasta la fecha no sé cuántos pares se hayan vendido. Pero son una obra de arte, cada una de las placas se cosió a mano y, sinceramente, pensaría en comprarlas, aunque sea por coleccionarlas.

El soundtrack que creó Michel Gaubert es una obra maestra: dos canciones de Lucas MacFadden, un DJ de hip hop que ahora se hace llamar Cut Chemist. Lo amo desde entonces, es un artista del sampleo. El disco donde vienen las dos canciones de este soundtrack (The Audience’s Listening) es fantástico para cualquiera que aprecie lo que puede hacer un buen DJ sin que sea fan del hip hop. El video para (My 1st) Big Break tiene la distinción de ser el primero en ser filmado con una perspectiva de 360 grados, aunque al verlo confunde un poco.

 

Ahora veamos cómo le fue a esta colección en el mundo real. Empecemos por la campaña: Coco Rocha, quien abrió el desfile, parecía androide recién llegada a la tierra (como en Terminator) en la campaña fotografiada por David Sims.

Kate Moss consideró que Las Medias eran suficientes para hacerla ver bien en la portada de Numéro Tokyo. Y como siempre, tenía razón.

Charlotte Gainsbourg, BFF de Nicolas y obsesión de un servidor, estaba promocionando su disco 5:55 (¿No lo han escuchado? ¿Qué esperan?) cuando se lanzó la colección, y tuvo a bien usarla para los promos en MySpace y fotos de prensa.

Cate Blanchett se veía espléndida en un vestido azul de seda y cuero cuando se apareció en el festival de Palm Springs.

Raquel Zimmermann brincaba del gusto con el pelo morado en la edición de enero de 2007 de Vogue US:

Jean Baptiste Mondino se animó a fotografiar un total look de una forma más suave:

Demi Moore se deshizo de Las Medias frente a la cámara de Mario Testino en la edición de febrero de Vanity Fair.

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Cate Blanchett se lanzó a la calle con el abrigo, una camisa y unos pantalones más cómodos

Liz Collin fotografió a una modelo que demuestra que la vanguardia puede inducir fatiga:

Y finalmente, Beyoncé usó Las Medias para su tour de ese año. Creí que las iba a odiar en ella, pero parece que no.

Y eso es todo. ¿También les encantó esa colección en su momento o prefieren algo más?

martes, 5 de junio de 2012

Simple by Trista

Como saben, Trista es una de mis marcas favoritas en el diseño mexicano. Ya los entrevisté hace algún tiempo y también he asistido a sus desfiles. Cuando me invitaron a la presentación de una línea más sencilla en cuanto a confección y precios, asistí encantado.

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En lo que empezaba todo me explicaron el concepto de Simple: una colección cápsula que se actualiza cada dos meses, con prendas a un precio razonable pero sin perder el toque único de diseño que tiene la marca.

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Ya he escrito antes sobre el modelo de las presentaciones y me agrada mucho que se esté implementando en México. En este caso, se presentó en una sala con una breve introducción por parte de José Alfredo Silva, uno de los dos diseñadores. Tal parece que fui el único blogger en la sala y eso para mí es un gran honor.

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La colección se conformó de doce piezas divididas en tres bloques, los cuales tenían como inspiración los cuentos de la infancia de Silva. En teoría imaginé encajes, faldas amplias, colores pastelosos... pero le dieron la vuelta al concepto y lo dividieron en tres bloques con prendas muy interesantes, pero que no dejaban de cumplir su objetivos en precios y materiales.

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Mi prenda favorita no salió en el desfile, pero la puedo describir. Era un vestido camisero de algodón blanco con un estampado digital en gris. Giovanni Estrada, el otro diseñador, me explicó que el estampado que yo creía abstracto era en realidad la cabeza de un lobo repetida cientos de veces hasta que perdía su forma original. ¿El precio? Alrededor de 800 pesos.

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La ropa cuesta un poco menos que la de Inditex y de hecho todos los zapatos en la presentación eran de Zara. Sin embargo, el público de Simple by Trista puede comprar una prenda de la marca sin preocuparse por encontrarse varias repeticiones de ella en la calle. No digo que eso sea malo, pero si les irrita ver el mismo vestido en ocho o nueve personas, esto puede ser una buena opción.

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El maquillaje corrió a cargo de Yves Saint Laurent y fueron colores muy bien empleados. Platicando con Ossiel Ramos Abarca, maquillista de la firma, surgieron un par de dudas que algunas lectoras me han preguntado, las pondré en el Facebook.

Ahora, respecto a los puntos de venta, hay dos puntos de venta en el DF (Lemur, Jalapa 85, colonia Roma) y Guadalajara (Cabinet), pero también pueden entrar al sitio web de la marca y comprarlos directamente.

Y eso es todo respecto a Simple by Trista. ¿Les gusta? ¿Comprarían las prendas?