miércoles, 21 de marzo de 2012

Vírgenes Suicidas

 

Llevo algún tiempo queriéndoles contar una historia sobre mí. Quizá en este momento pueda empezar. La verdad es que mi vida no está llena de atardeceres en Bangkok, cruceros en Alaska ni primeras filas en París pero tiene sus momentos de interés, cotidianos pero significativos. Va la historia.

Hace 8 años trabajé durante todo un verano en una franquicia de videoclubes. La paga era miserable pero el trabajo no era tan pesado, creo. Tenía entonces poco menos de 17 años y me daba todo un poco igual, algo que se ha repetido en ciertos momentos de mi vida.

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Lo rescatable de todo ese periodo no fue el sueldo que se me fue como agua, ni mi debut laboral que casi nadie conoce (hasta ahora), sino uno de esos momentos perfectos para refinar el gusto, oportunidades que te sirven hasta ahora. El local estaba lleno de buen cine. Claro, estaban los éxitos y las películas por las que hasta ahora no daría ni un peso pero también tenía muchos casos interesantes.

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Vi por primera vez algo de David Lynch y Peter Greenaway en mi trabajo. Vi también algunos clásicos de Hollywood y en ocasiones escogí mal: una película anodina en vez de Subway, un filme de Luc Besson que jamás volví a ver en ningún otro lado. Renté Pulp Fiction y me enamoré perdidamente de la estética, del Twist y de fumar en un restaurante de nostalgia cincuentera. Muchas de mis películas favoritas han sido de ese periodo.

Y también vi Virgenes Suicidas.

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He conocido muchas personas que odian a muerte las cuatro películas de Sofia Coppola. Y si pueden, también despotrican contra sus campañas de Miss Dior Chérie y Marni para H&M. Otras personas, más moderadas, dicen que la alaban demasiado. A mí me pasa algo muy simple: visual y estéticamente, sus películas me enamoran. El problema con las últimas dos es la falta de balance entre el deleite audiovisual y el contenido (en apariencia). Y aún así, son muy rescatables. Ya no haré más crítica especializada de cine, me falta mucho para poder llegar a los telones de Roger Ebert o Pauline Kael.

Si pudiera describir en una sola frase qué amo de Sofia Coppola, diría que es su capacidad para crear ambientes.Sí, ya sé, un buen director debe hacerlo, pero sólo unos pocos pueden hacer que olvides el mundo real y te envuelvas en un vecindario burgués de los 70, en una ciudad aplastante o en un París en el que puedes volar con un puñado de globos de helio.

Sus películas suelen ser, curiosamente, sobre gente deprimida y atrapada en esos ambientes maravillosos. Ahí tienen a la infelicidad de María Antonieta en Versalles o a Bob y Charlotte, tristes y desanimados en un enorme hotel de lujo en Tokio. Algunos de sus personajes superan la depresión con momentos fabulosos y otros no. Como las cinco protagonistas de Vírgenes Suicidas.

Hay veces en las que uno no sabe cuánto ama algo hasta que lo repite. Vi esa película cuando era muy joven, y la amé. Entonces amaba más Lost In Translation (la cual me sigue encantando) y me olvidé de la trágica y encantadora historia y de un ambiente tan perfectamente recreado, como para respirar dentro de él. Hasta que la volví a ver este fin de semana.

Y descubrí que, si alguna vez tuviera que hacer una lista de mis 10 películas favoritas, Vírgenes Suicidas estaría en ella.

La película tiene el ambiente de un sueño: los colores, los filtros y la luz son como los que vemos en un flashback de un verano hermoso y lleno de sol (distinto al que nos toca en la Ciudad de México, por supuesto). O como Polaroids de cosas que nunca vivimos y que recordamos por los otros. Es increíble lo que se puede lograr con un filtro y una habilidad para evocar.

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Los flashbacks y la escena donde Kirsten Dunst despierta en un campo de futbol podrían haber salido de una editorial de Camilla Akrans, quien es conocida por jugar con la luz, el color y los filtros hasta que los escenarios se vuelvan soleados e irreales.

Si no han visto la película, no haré más spoilers. Sólo les haré algunos comentarios:

Después de verla de nuevo, me di cuenta que Marc Jacobs la tomó como referencia para su colección de primavera 2006. La clave es el vestido que usa Cecilia Lisbon (la hermana más pequeña) en su fiesta de cumpleaños.

 

Marc dijo que se había inspirado en las preparatorias y las adolescentes. Pero si miran los videos de principio a fin, se darán cuenta que hay mucho de las creaciones de Nancy Steiner, diseñadora de vestuario de la película, en la colección.

 

Además, en la primera parte del desfile verán un espectáculo con una banda escolar y porristas. Sinceramente, es uno de los desfiles más impactantes para Marc en su propia firma.

La paleta de colores para las hermanas Lisbon, tiene colores pastel, los cuales son perfectos para la inocencia de los personajes y para que la ropa no distrajera la atención de la historia

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-El soundtrack de la película fue cuidadosamente escogido para el ambiente de sueño de la película. Pero es un sueño melancólico, pausado. Algunos me han comentado que el soundtrack de Air, el cual a veces es más intenso que la propia película, tiene influencias de Pink Floyd (!)

 

-Hay una canción que quisiera bailar en mi boda. Adivinen cuál.

 

Puede que Sofia Coppola no sea la mejor directora del mundo, pero se merece mi respeto porque consigue crear un ambiente perfecto y asfixiante al mismo tiempo; evoca recuerdos que no nos pertenecen. Porque sus cuatro películas tienen al aislamiento y la depresión como un punto común y son diferentes entre sí. No se van por lo obvio: las lágrimas, la música dramática y los diálogos. Sólo con una combinación perfecta.

2 comentarios:

Guapóloga dijo...

No soy tan sapiente del trabajo de Sofia Coppola, pero concuerdo en su habilidad para dirigir películas que tocan las fibras más humanas de la cotidianidad: soledad en medio de un montón de gente, autoengaño y escapismo. Incluso con globos color pastel

Adriana dijo...

Me identifiqué bastante, no con tu fascinación por Sofía Coppola (que no es injustificada) sino porque yo también trabajé en un blockbuster, aunque ya era adulta (tendría unos 21 años) también ví muchísimas películas en esa época, y esa tienda en especial tenía una sección de películas "de arte" muy vasta, no he vuelto a ver esos títulos ni en internet ni en las piratas ni en otro videoclub. Tiempo después de mi salida me enteré que un pelmazo de gerente nuevo, echó para afuera (para venta) todos los títulos que al idiota le parecían desconocidos y obvio enseguida fueron comprados por cinéfilos. :S En fin, muchas de mis películas favoritas las conozco de esa época Gracias por detonar el recuerdo. Chau