sábado, 26 de junio de 2010

Por qué la edición de julio de Vogue es tan importante

-Porque marca el regreso de Peter Lindbergh a la revista con una editorial de lo más impactante.

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No les voy a mentir, Lindbergh no es mi fotógrafo favorito de toda la vida, pero es innegable la calidad de sus fotografías. En los 90 sirvió un tiempo a Vogue pero después se alejó de la revista cuando abusó del Photoshop y el artificio. Y ahora regresa con una de las editoriales más geniales que se han hecho últimamente.

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La historia de esta editorial es se queda en nuestra mente: es un estudio más profundo de lo que creen (ay, sí, la moda es la cosa más frívola del mundo) de los ideales sociales en los 50: es un matrimonio cuya fachada se desmorona. Una mujer  en una época en que los androides -mujeres guapas, elegantes, decentes, con crinolinas y un babero- no tienen el derecho a sentir ni a pensar.

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La mujer en cuestión descubre que tiene un cuerpo y una mente, con necesidades que atender, fuera de prepararle un coctel al marido perfecto y llevas a las hijas al colegio. Si no perciben la intensidad de esta editorial es porque necesitan ver Las Horas o pensar más en la situación de la mujer en los 50.

-Porque en las editoriales se anuncia una nueva estética.

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Materiales nuevos como el pelo de caballo, un cambio radical en la silueta, colores más discretos pero no por ello más aburridos, todo eso lo captan las editoriales "secundarias" de la revista. Y está bien, porque para eso compramos las revistas de moda: para enterarnos de la actualidad.

-Porque se anuncia discretamente el regreso de Manolo Blahnik.

¿Recuerdan cuál fue la última edición en que Manolo aparecía con sus creaciones? Yo no. Hace un año me quejé en este blog del olvido en que tenían al diseñador, pero en Vogue están integrándolo de nuevo, porque sus creaciones se llevan bien con el nuevo modelo de elegancia: discreción, cortes precisos, buenos materiales. La era de los zapatos con triple plataforma se acabó, para delicia de las mujeres que no pueden o quieren usarlos.

-Porque la integración de Marie-Amélie Sauvé (antigua editora de Vogue Paris y amiga de Nicolas Ghesquière) reconcilia la estética de Vogue Paris con la de Vogue US.

Son públicos diferentes con visiones diferentes, pero en esta ocasión las tendencias los unen. Las francesas buscan la sexualidad, el poder, la elegancia del estilo refinada. Las estadounidenses suelen ser más cursis, con más poses y amor por lo tradicional (o lo extremadamente vanguardista), mientras que algunas son sosas y se conforman con un vestido corto en tonos como amarillo piña, el pelo casi blanco y los dientes tan brillantes que deslumbran.

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Algunas francesas se lavan el pelo una vez a la semana, muchas estadounidenses lo buscan tener limpio siempre y le temen a la suciedad. Su estilo es squeaky clean. El de las francesas tiene algo de irreverencia. Y al contratar a alguien que haga estilismos pensados para un público francés pero pasados por el tamiz de los editores norteamericanos (con las nuevas tendencias tan clásicas) está creando una oferta para un nicho del mercado: las mujeres americanas (de toda América, pues) que buscan lo que las francesas distinguidas están usando actualmente.

-Porque, a pesar de la situación tan relativamente adversa, Vogue sigue creando sueños.

Consejo no solicitado: nunca dejen de crear, así estén emocionalmente aplastados.  De eso se saca fuerza y creatividad. Se los dice alguien que no la ha pasado del todo bien de un tiempo a la fecha pero que sigue escribiendo desde su trinchera.

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En ocasiones, como le pasó a Christian Lacroix, uno debe parar por un tiempo porque no hay otra opción. Pero este no es nuestro caso, ni el de los editores en Vogue. Pongámonos por un momento en los zapatos (Brian Atwood, obviamente) de alguien en la revista: estos últimos años en los que la revista vende cada vez menos, es duramente criticada por un enfoque irreal y clasista (tengo uno o dos comentarios sobre eso pero me los ahorro, sólo diré que Cosmo puede ser totalmente democrática), tiene que recurrir a las celebs  para mantenerse a flote y todos aman la modernidad de una editora rival; todo esto debió haber sido muy duro para la publicaciones y sus creadores. Pero siguen en pie.

Imaginen qué hubiera pasado si Anna cediera a las críticas de la prensa, a las bajezas de PETA y a la posibilidad no tan descabellada de que la echaran de Vogue para contratar a Carine Roitfeld en su lugar. Una gran cantidad de lectores,anunciantes, fanáticos y soñadores tendría una razón menos para despertar en las mañanas. Es admirable la determinación de la editora en jefe y todo su equipo. Para nuestra desgracia, personas como Isabella Blow y McQ no siguieron ese ejemplo.

-Porque hicieron una pequeña editorial sobre la última colección de Alexander McQueen y la trataron con el debido respeto.

-Porque es un documento histórico

Veo algunas de las otras Vogue de los últimos años y no las encuentro tan memorables. Sí, la September Issue es el David de Anna y algunas otras (como la edición en la que debutó o la portada de Naomi Campbell) han sido la Mona Lisa o el Desayuno en el Campo de la Wintour. Esta edición es Las Señoritas de Aviñón, porque, al igual que la pintura de 1907, rompe con lo que ella misma estableció y propone un nuevo enfoque sobre los contenidos de la publicación.

-Porque, como dice uno de mis bloggers favoritos, Mañana será otro día.

Otro día con nuevos contenidos, nuevas tendencias que estrenar, nuevas oportunidades para sacar a la industria del bache en el que está y nuevas estéticas por redefinir. Y porque este número se siente como algo totalmente nuevo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente como siempre don Aldo, algo le voy a recomendar, verifique sus links de imágenes pues no se ven. Fuera de eso, como quiero esta Vogue! Tan así que quiero comprarme 2 una para conservar y otra para leer y manosear, me alegra que tú también la veas como un issue, que resalta sobre otros...

Saludos! (n_n)

Unknown dijo...

Vaya, justo hablaba de ésta Vogue en tuiter. Pues ayer la andaba hojeando y vi el nuevo diseño del contenido.. Lo sentí muy serio y por un momento, sentí que no leía una Vogue, pero bueno, a todo le llega su momento de evolución.

Pff. Las Horas es una gran película, entiendo lo que dices, y también se nota mucho el cambio drástico en el estilismo, pero se me hizo muy 2000, con su minimalismo, con esos cortes negros resaltados por un color encendido, aún así me gusta, siempre me gustó esa era antes del regreso de la ostentosidad.

Buen post, mucho que ver en ese número, mucho de que hablar sobre ese número.

Suerte!! :]

Unknown dijo...

Ah! Y una última cosa... cada vez la Vogue México parece una Cosmo, o peor que eso... so bad, debería ser un ícono como las demás.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
trendt dijo...

yo si vi todas las fotos y como dices su se nota el cambio y solo el tiempo dira si fue un ante so un despues

Guapóloga dijo...

Natalia! Amo a Natalia!

Esos trajes de colores sólidos me dan un aire tan noventero que hasta asustan. Pero las fotos son bonitas y me gustan los estilismos.

Y la portada es bellísima, la verdad

Abraham Menéndez dijo...

Hombre a mi ya pueden disfrazar la edito de Lindbergh de una coyuntura y un transfondo social de la hostia, que creativamente es de lo más flojo que ha hecho nunca. Eso si, un Lindbegh flojo es mucho más que el 90% de las editos actuales.

Un saludo Aldo, ya he terminado la tesis (con honores!) y vuelvo al mundo de los vivos. Siempre es un placer leerte.

Kira Aderne dijo...

!Natalia! !!La modelo que más amo!