domingo, 28 de septiembre de 2008

París: última escala

Señores, Señoras y señoritas, esto está a punto de terminar.

Viene la semana más agitada y comentada por la prensa en estos negocios.

Viene la exhibición, uno tras otro, de los looks que los diseñadores más reconocidos del mundo impondrán.

Viene el pánico al fracaso y la soberbia del éxito anterior.

Vienen las críticas duras y desmoralizantes, y los elogios desmedidos.

Viene la presentación de lo que los simples mortales nos pondremos en 2011, ya que sea algo 'pasado de moda'... y que las élites estrenarán la próxima semana.

Viene el caos de asistir a 5 pasarelas -o más- en un sólo día.

Vienen ya los asistentes a esa feria de vanidades llamada primera fila.

Vienen los verdaderos operarios de esta máquina monstruosa, abominable y adictiva a la que llamamos moda.

Viene algo GRANDE.

París acaba de comenzar. El principio del fin de las semanas de la moda, e aquí hasta el 5 de Octubre.

Disfruten del viaje

Milán: posdatas

La Semana de la Moda en Milán terminó ya. Por desgracia no vimos mucho de nuevo y esperemos que esto cambie en París, que empieza hoy.

Presento rápidamente algunas otras pasarelas que prometían mucho -e incluso estaban en mi lista-, pero por desgracia no cumplieron por completo al final. Y un par que me sorprendieron gratamente


DSquared2: Los rivales de Dolce & Gabbana presentaron un desfile inspirado en Los Ángeles de Charlie. Muchas prendas eran rescatables pero... ¿por qué sus diseños se repiten siempre ad auseam?
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Salvatore Ferragamo: Nueva diseñadora con una propuesta mediocre. Cristina Ortiz debutó poderosamente la temporada pasada ¿Qué sucedió? Ya le pasó lo mismo en Lanvin y Brioni. De hecho, si estuviéramos en los juegos Olímpicos, Alber Elbaz sería medalla de oro en Lanvin y ella quizá bronce o incluso cuarto lugar. Lástima.

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Bottega Veneta: Propuesta monótona basada en la depresión de los 30. Lástima, puesto que la marca solía ser buena.

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Las dos sorpresas...

Gianfranco Ferré: Una muy buena colección, por desgracia casi ignorada por la prensa desde la muerte de Ferré el año pasado. El recurso arquitectónico se encuentra aquí. Tomasso Aquilano y Roberto Rimondi (de la firma 6267) le sustituyen en este sorprendente desfile. Le doy el título. el mejor desfile de Milán. Originalmente iba a poner sólo 3 imágenes pero no le hacen justicia. Pondré 6. Porque son... lo que otros desfiles no pudieron ser. Experimentales sin ser ridículos (Prada), jugaron con la forma sin dudar (Dolce & Gabbana) y utilizaron el color como su aliado (Jil Sander y su ABURRIDA paleta... aunque excelente colección)
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Alberta Ferreti: Diseñadora italiana fiel a su estilo, presenta una colección encantadora basada en los 20.

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Llega París, y con ella el fin de esta cobertura. Que la disfruten.

La Novedad: ¡Versace!

Como dice Holly en Cool And Chic, Versace solía vestir a las putas... y a muchas otras "actrices" como Jennifer López y Melanie Griffith, las cuales son consideradas por muchos... bueno, eso no importa en este momento. El punto es que Gianni Versace murió y Donatella ascendió al trono. Por un momento todo iba bien, la marca seguía siendo extremadamente putanesca, mantuvieron su negocio de Alta Costura, Donatella se drogaba todos los días y escapaba de la realidad... hasta que esta se hizo inescapable y la golpeó con la dureza del mármol que decoraba sus boutiques alrededor del mundo.

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Versace estaba en problemas, y estos eran serios. La firma era una fuente donde el dinero, cual agua, brotaba y se esparcía por doquier, dejando a la firma coqueteando con la bancarrota. Y luego, Donatella casi muere por su matrimonio con la cocaína. El mármol se tuvo que arrancar (de hecho la boutique mexicana se desmanteló en tiempo récord) y las tiendas se volvieron más austeras mientras Donatella entraba en rehabilitación junto con el espíritu Versace.

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Eso fue en 2004 y de buenas a primeras Versace dejó de ser la quintaesencia de la moda decadente. Se reformó e incluso contrató a Madonna para relanzar su imagen de firma sexy-mas-no-vulgar mientras estaba dispuesta a seguir comiéndose al mundo, cerraba la firma de Alta Costura (ahora se hacen vestidos por encargo) mientras creaba un estilo y lo adaptaba para cada temporada. En cierto punto todas las pasarelas de Versace se parecen.

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Donatella Versace busca cambiar esa creencia al incluir algo nuevo. Así es, vientos de cambio soplan en la ropa de Versace. Tal vez consideró que era momento de abrir su mente a nuevas ideas y ha ido evolucionando su estilo poco a poco. Ayer, en Milán, esperábamos lo de siempre: colores pastel, vestidos rectos y ajustados y tirantes definiendo escotes geométricos, influencia griega y romana, segundas pieles.

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Y bueno, los vestidos rectos y ajustados sí estuvieron presentes. Pero Versace desterró todo lo demás de su colección, salvo unas prendas en colores pastel. La nueva silueta de Versace tiene que ver con el volumen, lo mini, lo geométrico como un todo. El usual reloj de arena se vuelve cuadrado, aunque la siluta sigue siendo totalmente Versace: totalmente sexy y sofisticada.

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Sorprende asímismo el uso tan extendido del blanco y el negro. Versace no suele usar esos colores en formas tan austeras, y sin embargo apuesta por un cambio. Incluso la música, cortesía de la banda Cansei de Ser Sexy, es diferente de las piezas electrónicas y sensuales que caracterizaban a la firma italiana.

La marca ha buscado renovarse -y lo ha logrado- desde que comenzó a incluir estampados no geométricos en sus diseños, cosa que ocurrió desde la temporada pasada. En esta ocasión la ilustradora Julie Verhoeven participó con la marca, añadiendo algo de inocencia a los diseños con sus corazones, los cuales incluso fueron motivo de un zipper especial para algunos vestidos.

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La novedad de Milán es Versace, junto con muy pocas cosas que pudieron presentar lo que muchos buscan: algo nuevo, aunque dicha novedad no sea tan vistosa.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Dolce & Gabbana: despertar con energía

Domenico Dolce y Stefano Gabbana son amados, odiados y envidiados a partes iguales. Todas las parejas gay con pretensiones y sin talento en el mundo de la moda quieren ser como ellos. La alta sociedad los desprecia y adora... también a partes iguales. Una celebridad no es celebridad si ellos no la visten. Los consumidores de clase media-alta suelen vaciar sus tiendas (sobre todo D&G, su línea secundaria) frenéticamente para sentir que llevan puesto algo "de marca". La prensa especializada no suele ser benévola con ellos. Los diseñadores de alta costura los ven como "pretensiosos" y casi todas las otras marcas quisieran ser monstruos publicitarios como ellos (por tanto, las agencias y los fotógrafos de moda les adoran, son sus mejores clientes). Los italianos les respetan porque saben que ellos SON Milán y Mónica Bellucci les debe estar agradecida, porque ellos le dieron una carrera al reclutarla como modelo. Milán, Italia y el mundo no serían lo mismo sin Dolce & Gabbana.

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Los dos han logrado cimentar una empresa que, a pesar de las vicisitudes, sigue teniendo presencia mundial. Se sabe que han llegado a diseñar vestidos en segundos (y usando sólo alfileres) y que sus inspiraciones se basan en la cultura popular italiana, otra razón por la que sus compatriotas suelen apoyarlos. En los 90 fueron muy revolucionarios y polémicos, tanto por los temas de sus colecciones (en el 97 crearon el look "chic clerical" y el Vaticano casi les excomulga) como la agresiva forma de publicitarse. En la última década han tenido momentos muy brillantes: el guardarropa de Kylie Minogue para su Kyliefever Tour, sus colecciones de otoño 2005 y todo 2006 -la primera es considerada por mí como la mejor de su carrera-, y las memorables campañas que ha protagonizado.

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Al parecer los de Dolce & Gabbana quisieron hacer una analogía de la situación en su imperio: ellos se separaron (eran pareja desde los 80), la crítica los vapuleó en las últimas.... tres o cuatro temporadas (salvo el impacto que causaron sus vestidos con flores estampadas la primavera pasada) y descubrieron que el sobresaturar sus prendas de logos está causando que la piratería los devore vivos -ni modo, pecado de los 90 en el que muchos cayeron-, además de que los altos precios de sus excéntricas prendas ha causado que se queden en los anaqueles y las editoriales de moda... causando que su pequeño emporio se vuelva aún más pequeño.

Han sido tiempos difíciles para Dolce & Gabbana y eso se ha resentido en la creatividad de sus colecciones. En primavera intentaron regresar pero otoño causó una desaprobación casi unánime. Se volvían el cliché, y cuando una firma entra dentro de ese reino, está a nada de que los jueces de la moda le abandonen... y con ellos se van los clientes y los jugosos contratos con las celebridades.

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Y entonces surgieron las pijamas. Y ellos las imaginaron en un contexto dolcegabbanesco, con una sobredosis de maximalismo. Así es, por primera vez en muchas temporadas decidieron experimentar con la forma de un modo nunca antes visto en ellos. la geometría. Trapecios, círculos y rombos, todos presentes como si viéramos un desfile de Calvin Klein remasterizado. ¿Y qué es lo mejor? que este riesgo ¡les resultó!

Dolce & Gabbana despertaron del largo sueño -pesadilla, más bien-, se bajaron de la cama y se pusieron a trabajar. Es probable que los atuendos que más parecen pijamas no se vean por la calle, pero muchas otras prendas (como una gabardina reinterpretada) tengan más éxito y terminen colgadas en algún armario rico.

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Ellos no dejan el pasado atrás totalmente. Dos o tres atuendos tienen reminiscencias del vestido escorsetado, un clásico de la casa (y original de ellos), una prenda que hace a las mujeres un objeto del deseo instantáneo, porque hace justicia a casi cualquier cuerpo y pone a los hombres a babear. El vestido es una declaración en tela de Docle & Gabbana, es su razón de ser.

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La pasarela de Dolce & Gabbana es el ejemplo perfecto del modo de hacer una pasarela temática. Si bien es cierto que se adivinan los siguientes diseños, también lo es que el usar a la pijama como punto de partida es un signo de creatividad desbordante. Y aunque la estructura de sus shows es siempre la misma (lo mini, lo maxi y los vestidos de princesa), todo se ve fresco, renovado. Los vestidos del final son particularmente impactantes. Esta vez volvieron a presentar flores, pero cosidas. Convirtieron a las modelos en bouquets vivientes de jazmines y gardenias. Es un hecho que se verán en las editoriales pero es improbable que los veamos en algún otro lado.

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Y como siempre es mejor ver los vestidos en movimiento, les dejo el show entero.





PD: Una palabra para Domenico Dolce y Stefano Gabbana: ¡ANTITRANSPIRANTE! (Revisen el final del show). Los nervios son muy normales pero esta vez los traicionaron.

Emilio Pucci, el final.

Emilio Pucci fue una de las marcas más representativas en los años 60 y 70 por sus estampados, su vibrante uso del color y aquellos cortes revolucionarios que pronto fueron imitados volviendo ambas décadas como las más gráficas del siglo XX.

Pero Emilio Pucci murió, y en los 80 y 90 el mundo dejó de apreciar los estampados psicodélicos y la marca cayó en el olvido, terminando en manos de LVMH (Louis Vuitton Moët-Hennessy, el mayor conglomerado de moda en el mundo), quien la sacó a la luz de nuevo. Primero, con la participación de Christian Lacroix. cuya colaboración terminó amistosamente en 2005, caso muy raro en la moda. Desde esa época Matthew Williamson la ha revivido y con él ha alcanzado su punto más alto en años.

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Esta temporada marca el adiós de Williamson a Emilio Pucci. Su contrato finalizará en unas semanas y no tiene intención de renovarlo, puesto que se dedicará enteramente a promover su marca. La batuta vendrá para el noruego Peter Dundas, despedido de Emanuel Ungaro luego de tres brillantes colecciones que trajeron los aplausos de la crítica y la visita de clientes, algo que la casa francesa no suele tener (básicamente fue despedido por intentar renovar el look Ungaro, así que esperemos que Pucci sea más accesible).

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El punto es que Williamson se va, y su partida es muy sentida por los ejecutivos de la casa, ya que la revivió y la volvió chic. Repentinamente Emilio Pucci dejó de ser la marca dirigida a la nobleza italiana y se transformó en una serie de productos que una chica de veintitantos años estaría encantada de usar, a un precio relativamente accesible para los bolsillos de una burguesa de veintitantos (en México se venden sus minivestidos de seda en 10 000 pesos, precio similar e incluso inferior a Missoni) y con la misma calidad que hace 40 años. Las clientas de Pucci siempre presumen que los estampados duran para toda la vida. Y si no, que pregunten a Marilyn Monroe, enterrada con un vestido rojo de la marca (y fanática entusiasta de ésta... el rumor dice que el vestido está casi intacto después de 46 años).

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Diseñar para Emilio Pucci es realmente difícil. Ls estampados y el espírirtu sesentero de la firma hacen casi imposible el innovar, pero Williamson se las arregló para logar colecciones diferentes sin basarse enteramente en el archivo. Por supuesto que retoma algunas ideas en cada desfile, como el del otoño pasado en que se creó imitando algunas prendas para esquiar (los primeros diseños del marqués Emilio Pucci fueron para trajes de invierno).

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Esta temporada se ve una de las razones por las cuales Pucci resurgió: el estilo desenfadado y aventurero de Williamson, un hombre que tiene especialidad en diseño textil en India. Y la India no aparece en Pucci pero sí el irrestricto uso del color en ese país. Williamson pensó en un escenario paradisiaco para sus prendas, las cuales tienen una pesada vibra vacacional mezclada con un aún más pesado vanguardismo. Y un notorio aire de Miami en los 80.

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Tal vez la colección final de Williamson no sea lo mejor que pudo haber entregado, ya que algunas de sus prendas intentan cruzar deseperadamente la frontera entre lo vanguardista y lo horrible, pero ahora puede cometer equivocaciones puesto que ya se va. ¿cómo será Emilio Pucci bajo la tutela de Peter Dundas? No lo sabemos, tal vez su trabajo sea igual de bueno que en Ungaro, o tal vez sea mediocre. Pero, ahora que Williamson deja Pucci, una nueva era comienza para la marca italiana.

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PD: Lo acepto, Emilio Pucci es mi marca favorita en Milán. Los estampados simplemente vuelven loca a mi muy sesentera concepción de la belleza

PD2: El marqués Emilio Pucci tuvo una historia secreta con el fascismo. Si les interesa, busquen en Google. Emilio Pucci: fascista pero increíblemente talentoso.

Marni, aire fresco

Marni no es una marca que suene a lujo italiano, ni algo que confiera estátus social. Para la gente común y corriente no representa nada decir que su abrigo "es Marni". En parte, no tiene difusión, pero se libra de la maldición de la Marca: la piratería.

Hasta hace seis meses Marni no se vendía en México, y ahora es probable que cause un impacto en el consuidor con sus propuestas alejadas del *italianismo* y proponer cosas simples, ideales para la vida diaria y sus precios relativamente bajos para ser una marca de lujo.

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Esto marca ya una diferencia entre Marni y los demás. Como Jil Sander, Marni piensa en el diseño, no en la marca. Su lema bien podría ser "estructura ante todo". Y consistencia, ya que tiene una línea de la que no se han apartado en temporadas. Esto, cambia un poco para primavera 2009.

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Consuelo Castiglioni, diseñadora en jefe para Marni, presentó una colección que se aparta un poco del camino. En primavera 2009 no hay tonos apagados, no hay uso y abuso de blanco y accesorios llamativos. Ahora, los estampados reinan y desplazan a los colores sólidos de siempre. La geometría queda desplazada ligeramente y da paso a faldas caladas en cuero (material usado en la marca con sorprendentes resultado) que parece vinyl. Catiglioni hace magia.

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Sí, sí, en conjunto puede verse horrible, pero Marni ama el mix and match: prendas algo estrambóticas que pueden verse un poco mal juntas pero funcionan maravillosamente por separado.

Otra gran virtud de Castiglioni es abstenerse de entrar en esa locura que significa seguir las tendencias. El estilo Marni siempre ha sido muy bien definido y cambia de acuerdo a ciertas convenciones, pero nunca totalmente. Es el diseño controlando las modas pasajeras que destrozan a los demás.

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El minimalismo de Marni es un tipo poco visto. colores más festivos, prendas menos estructuradas pero aún así impactanes, uso de estampados. La ropa puede parecer sencilla en apariencia, pero esa sencillez se da de un buen ensamblaje, básico para algunas firmas. ¿El veredicto? Una colección que se aleja del resto y eventualmente puede garantizarle más atrención de la prensa y el consumidor.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Gucci y la... ¿memorabilia?

¿Qué hace a un desfile memorable? ¿Son acaso los cortes, el color, la música o el tema? ¿El atrevimiento o el éxito posterior en las revistas y en las tiendas? ¿Qué es?

Gucci, a lo largo de su historia ha presentado desfiles memorables. En los 90, cuando Tom Ford revivió la desangelada firma se produjeron varios de ellos. Luego la novedad fueron las sucesoras, Alessandra Facchinetti (despedida tras dos temporadas y superando esa humillación -la cual no debería serlo- en Valentino) y Frida Giannini.

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Alessandra y su estilo que no concordó con el legado de Ford y Frida con redefinición de la marca. Antes, había sido glamour sobresexualizado y polémico, modelos con los pechos al aire, cocaína, vellos púbicos rasuardos en forma de G (no es broma). Ahora, es glamour discreto, sexy con uns constante inspiración en los 60 y 70. Colecciones con ropa para clientas que tengan entre 16 y 60 años. Alegría y vivacidad.

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Y, a pesar de que Gucci tiene un periodo maravilloso en cuanto a ventas, que sus anuncios de perfume son fantásticos -lo son- y los dirige David Lynch, que muchas celebridades adoran la marca y se vestirían de Gucci todos los días si pudieran, a pesar de que constantemente tienen prendas en Vogue y otras revistas... Gucci se ha estancado.

El concepto retro-boho-chic de Frida Giannini es y ha sido fenomenal, un soplo de aire fresco para la marca itaiana sin caer en experimentalismos que puedan hacer peligrar a la razón de ser en Gucci... pero si Frida no comienza a variar un poco, perderá paulatinamente a todos sus adeptos alrededor del mundo (por fortuna, la ropa de hombre, también diseñada por Giannini, suele variar un poco más. Contradictorio, puesto que la ropa de hombre no se distingue por su cambio).

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Frida se ha alejado de su estilo sólo una vez. en Otoño 2007, cuando experimentó con los años 40. Tuve buena acogida, pero al parecer no desea volver a hacerlo. Su colección actal es más de lo mismo. vestidos bien trabajados, en colores vivos y con una fuerte reminiscencia del glamour de los 70, época en que la silueta daba libertad al cuerpo pero realzaba sus curvas.

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¿El escenario ideal para usar las prendas Gucci? Cualquier lugar soleado alrededor del mundo: Cuernavaca, South Beach, Mónaco, Ibiza o Bangkok, siempre que haya sol. La elegancia natural de Gucci es tal que mucha de su ropa puede guardarse tres temporadas y seguirse viendo bien (al menos con Giannini al frente).

En definitiva, Gucci Primavera 2009 no es un desfile memorable. Sólo uno más en la concepción elegante y setentera de Giannini aunque esto no quita el esfuerzo que haga por que su producto, aunque repetitivo, sea de calidad.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Jil Sander, austero charleston

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Jil Sander es probablemente, el último reducto de una tendencia que comenzó en la Europa de finales de los 80. La alemana Sander, junto con otros diseñadores, revolucionaron la industria y la salvaron de sí misma. Los excesos de la moda fueron sustituidos para algunos por un estilo severo, pensando en modificar la silueta para hacer al corte democrático y con referencias muy fuertes de la arquitectura y la tecnología. Esto fue, el minimalismo.

Vinieron los 90 y con ellos el apogeo de esta tendencia. Ropa, utensilios, revistas, casas, incluso hasta algunas portadas de discos fueron minimalistas. Sander y sus colegas guardaron silencio al seguir diseñando como siempre. Luego, el mundo partió hacia otras preferencias y dejó al minimalismo como un recurso que, si bien no estaba ya en boga, tampoco sería olvidado. Sander y algunos de sus colegas siguieron con su corriente.

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Y ahora es 2008, y Sander ya no está al frente de su casa (tras muchas desavenencias con Prada, quien compró la marca hace 10 años abandonó para siempre la firma). El belga Raf Simons la dirige y no se ha dejado tentar por el estilo barroco que algunos favorecen. Conserva la esencia de Jil Sander y últimamente sacó a la casa del olvido. Jil Sander es ahora una marca vanguardista para quienes desean ponerse ropa estilizada de diseñador, no de marca.

Frente a la decadencia de algunas casas de Milán, Jil Sander surge como la excepción a la regla. No le interesa comercializarse hasta la náusea como Armani y D&G. No ama el lujo desmedido como Versace ni los estampados como Missoni. Jil Sander es el monje en medio del carnaval.

Mientras las otras marcas se entregan a una orgía de colores y estampados (más discreta que de costumbre, por cierto), la marca liderada por Simons estudia meticulosamente cada uno de sus diseños para presentar una estructura nueva con las mismas reglas que la fundadora creó. Sander juega a los dados y contradice la sensualidad italiana.

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Simons ha tenido que batallar para poder lograr que su marca no se vuelva aburrida o repetitiva y no basarse en una sola idea. Sabe que los mercados y las clientas como Tilda Swinton le pueden adorar, pero terminarán cansándose de lo austero si no lo renueva. Por eso tiene qué ser cada vez más original. En ello está basada su supervivencia.

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Esta vez su idea no fue precisamente original: se inspiró en los años 20. Pero otros diseñadores presentaron copias fieles a los vestidos de hace 80 años, mientras que Sander se preocupó por deconstruir esa tendencia y volverla un producto mucho más atractivo que las subsecuentes copias.

Ellos pensaron en las profusas decoraciones y las elas vaporosas, él en los visionarios que experimientaron con los acabados de las telas y las formas mientras que los primeros surrealistas les retrataban. Ellos pensaron en lujo ctadino, él pensó en el modernismo creado a partir del choque entre la ciudad y las líneas austeras de algunas culturas exóticas. Él pensó en la interpretación histórica.

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Con una paleta de colores casi monocromática (blanco, negro y azul)y una intensa referencia a la arquitectura de mediados de siglo XX, Sander triunfa y vuelve a ser la excepción a la regla.

Lluvioso Burberry

La siguiente firma a reseñar es Burberry Prorsum. Esta firma totalmente inglesa (¿qué hace presentándose en Milán?) se presentó hace un par de días en la capital de la moda italiana.

Christopher Bailey, diseñador en jefe de la firma, ama las fórmulas... con un poco de cambio a a cada estación. No obstante, su fórmula volvió a la marca un objeto del deseo colectivo a principios de la década. Sólo al revolucionar Burberry pudo rescatarla de ser una marca de señor... aunque eso signifique quitarle mucho de su esencia inglesa (y mudarla a Milán entra dentro de esa categoría).

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Sin embargo, desde que asumió la dirección de la firma ha sido idolizado. De hecho, es uno de los diseñadores más sobrevaluados del mundo. Esto no significa que carezca de talento, sino que el estilo Bailey ha circulado por las calles de Londres desde hace tiempo. Los vanguardistas que viven y trabajan en las urbes inglesas, y que desean distinguirse de los demás sin perder su identidad nacional visten versiones personalizadas de Burberry Prorsum desde antes que Bailey las conciba.

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Lo que hace este diseñador con la moda no es nada nuevo ni es razón para satanizarlo. Existen flujos ascendentes (de la calle a la pasarela) y descendentes (de los salones de París a las calles) que han funcionado de ese modo por años. Bailey pertenece al flujo ascendente de la moda. Es bueno interpretando las ideas urbanas -usándolas para nutrir su fórmula- y por consiguiente bueno creando ready-to-wear, ya que entiende que su consumidor, rico o pobre, lo usa porque es práctico, elegante y cool a la vez. Resumiendo: Bailey sí es bueno, pero no el mejor de todos los tiempos. Punto.

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Dejemos este debate y pasemos a la inspiración. Pensando en la lluvia inglesa, Burberry Prorsum creó una colección entera dedicada al 80 aniversario del verano más lluvioso en Inglaterra. Las y los modelos caminaron por la pasarela con ropas que parecían dañadas por la lluvia. Gabardinas y minivestidos se mezclaron con enormes sombreros doblados por el peso del agua. La paleta de colores, aunque incluía algunos tonos intensos, era más apropiada para hacer frente al agua y al lodo.

Aquí conviene preguntarse ¿Acaso Bailey planeaba dar un mensaje de conciencia ecológica con su colección? Con los cambios en la estructura climática de la tierra, el clima se va volviendo más extremo, y posiblemente Inglaterra se vea con inundaciones como las de 1929.

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No sabemos si los consumidores de Burberry capten el mensaje, si es que lo hubo. Si llega a darse el caso, ¿se darán cuenta que estar 'in' a cada temporada tiene que ver indirectamente con estos cambios climáticos? ¿Cambiarán su actitud? No lo sabemos con certeza. Tampoco sabemos si algún día se crucen en la calle con alguien que lleve su mismo estilo (con prendas más baratas, por supuesto) y se pregunten de dónde lo sacó.


*Para cualquier duda pueden consultar las firmas que reseñaré aquí