Von Furstenberg definitivamente prefiere la primavera al otoño y esto lo demuestra con sus creaciones. En otoño suele tomar un ligero tono de drama, mientras que en la primavera literalmente explota.
Al ver los diseños de la pasada colección de primavera se podía ver a Diane riendo a carcajadas. La explosión de colores y estampados fue tan vibrante que ayudó a establecer una de las tendencias esta primavera. La música, la actitud de las modelos y el color ayudaron a definir lo que probablemente ha sido una de sus mejores colecciones.
No sería adecuado decir que este año decepcionó. Sí, usó estampados de una forma más moderada. Sí, dos que tres vestidos se parecían mucho a Primavera 2008. Sí, tuvo una inspiración por demás clara al diseñar (una hippie algo ingenua, circa 1969) y se apegó a ella pero... le imprimió algo de estilo Diane. Las modelos -anorexiquísimas con sus diseños flotantes- desfilaron sonrientes (caso muy raro en la moda) y dieron un poco de color. Además, supo mantener el equilibrio entre lo juvenil y lo ligeramente aseñorado, cosa que algunos contemporáneos suyos no pueden.
Por alguna razón desconocida, Diane Von Furstenberg contuvo la explosión. No sabemos qué tanto haya influido su estado de ánimo en esto (esto se nota mucho en las colecciones, por cierto) o si la inspiración que tomó al final no le gustó del todo pero esta colección no acabó de cuajar. Esto, sin embargo, no significa que el público la rechace.
DVF estaba rebosante de felicidad el año pasado. Hoy está, simplemente contenta.
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