Comencemos con Missoni. Esta marca es poco conocida en México a pesar de tener una larga historia que comienza a mediados de los 50. Sin duda alguna Missoni tuvo épocas malas, pero últimamente Angela (diseñadora) y Margherita (publirrelacionista) han sacado a flote la marca que el patriarca Ottavio Missoni fundó hace ya 50 años.
La firma presentó una colección de colores alegres y cortes simples que no muestran una inspiración muy clara, si acaso los archivos de la casa y algo más. Es lo viejo y lo nuevo mezclados al estilo Angela Missoni. Los colores inyectan el clásico rayo de sol italiano a sus prendas: colores suaves y primaverales como el mostaza y verde pasto, así como el característico estampado de la firma, el cual es una mezcla de verde, lila, naranja y amarillo.
La marca provee un escenario ideal para que la mujer segura de sí misma se exprese. Paradójicamente, no se arriesgan mucho y se inspiran en el archivo de la marca, inyectando modernidad poco a poco, como con jeringa de insulina. En esta ocasión la tendencia que inyectaron fue el jumpsuit (traje enterizo de top y pantalón, muy socorrido allá en los años 70) junto con el pantalón de perneras anchas. Conjuntos ideales para vacacionar en el sur de Italia.
Los vestidos largos escasean esta temporada. Con la idea de "modernizar" (la cual llega a ser un poco forzada) se suprimieron casi en su totalidad, dando pie a que se presentaran dos o tres de los exitosos maxivestidos de la marca.
La mujer Missoni es un encanto. Probablemente fue hippie en su adolescencia (la mujer Missoni tiene menos de 35) y ahora está renovando su guardarropa. No se complica la vida sobremaquillándose o pintándse el pelo de platinado porque le agrada lo natural. Es burguesa pero no aristócrata y encuentra los precios de esta marca (entre 5 y 20 000 pesos mexicanos, dependiendo de la prenda) accesibles para sí. Sabe también que mucha de la ropa será apropiada para usarse en la ciudad o en alguna campiña mediterránea, e incluso para alguna fiesta formal, y que se pueden combinar con accesorios como sandalias de cuero o pulseras de madera sin verse fuera de lugar. Ama lo vintage y ama definir su personalidad. Y ama los colores y estampados de la marca porque le recuerdan un motivo para estar alegre. ¿La idea de felicidad perfecta para ella? caminar tranquilamente en Florencia con un caftán Missoni, un bolso de asa y unas sandalias cómodas.
Missoni no quiere ser otro Giorgio Armani. No tiene intención de que su marca se sobreexponga y termine volviéndose una burda imitación de sus glorias pasadas. Sin embargo, sabe que como empresa necesita salir aún más de su Italia querida y ganar una mayor proyección mundial.
Angela Missoni se propone recuperar el lugar que su marca llegó a tener a mediados de los 60, con la diferencia de que ahora la relanzará como un infaltable para la mujer bohemia que ama las marcas de lujo. Sabe que su target (objetivo de mercado) no irá por la vida con cortes austeros o con delirios de lujo creativo así que se sosiega.
Ella y Margherita, su hija, son mujeres Missoni, y diseñan para los cientos de mujeres alrededor del mundo como ellas. Ahora, con esta colección, buscan llegar al aparador de una gran tienda para que su target vea sus prendas y se enamore perdidamente de ellas.
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