El jueves 21 de febrero de 2008 tenía 20 años, 10 meses y veintitantos días, estaba empezando la última fase de mi carrera (Ciencias de la Comunicación) y, después de cambiar de opinión en el último instante, entré a Planeación y Organización de Empresas Editoriales, una clase en la que el profesor Juan Carlos Rangel nos pidió una forma distinta de hacer controles de lectura: abrir un blog y escribir en él. Hice una entrada inicial, escogí el nombre y una plantilla con puntitos de colores y ese día, en un año bisiesto, nació Aldo en los tiempos de la Haute Couture.
Y aquí estoy, después de 296 entradas, 4 años y un periodo de mucha inestabilidad en mi vida.
En mi primera entrada hice lo que muchas personas hacen cuando empiezan un blog: me presenté, hablé un poco de mí y expliqué el nombre del título. Ese día no les di una explicación del nombre del blog porque es muy boba: escribí lo primero que me vino a la mente. No estaba seguro si esto iba a durar y por eso lo hice. Nota mental: escoger mejor los nombres en el futuro.
¿Me habría vuelto blogger de moda si no hubiera entrado a esa clase? A lo mejor. Es algo que aún no sé porque el “What if…?” es una fuerza que nunca he logrado entender ni dominar y creo que debo dejarla en paz porque son situaciones hipotéticas. Mi mamá dice que las cosas pasan por algo, entonces quizá el haber cambiado de opinión en el último momento fue lo mejor para mí.
Creo que ya no necesito narrarles muchas cosas porque ya las saben. Creo también, al leer esa primera entrada, que mi vida sigue teniendo altas y bajas. Pero lo más importante es que me fijé una meta y me he acercado a ella, quizá más de lo que había fantaseado en 2008. Entonces creo poder decirles que esa fórmula de tenacidad, aprendizaje continuo, trabajo duro, y (algo que he estado aprendiendo últimamente) paciencia sí sirve.
Hace unos días vi Julie & Julia. Sí, no es el tipo de películas que todos aman pero, por una vez, pude ponerme al 100% en los zapatos de Julie Powell cuando su situación comienza a mejorar por lo que escribe y la entusiasta respuesta de sus lectores. He tenido muchos instantes maravillosos y me han ayudado a que valga la pena vivir los momentos desagradables que todos tenemos en nuestras vidas. (Y sí, lloré con Julie & Julia. ¿Y qué?).
Este blog me ha dado más de lo que pudieran imaginar. Amigos aquí y del otro lado del Atlántico, gente valiosa, experiencias increíbles (conocer al equipo de Vogue, entrevistar a algunas personas que admiro en la moda nacional e internacional) y la oportunidad de poder crecer en el medio que quería cubrir desde que estaba sentado en un pupitre. Por eso no exagero al decir que me cambió la vida y que es una de las cosas de las que estoy más orgulloso. Ahora tendría que añadir mi tesis y su consiguiente título con Mención Honorífica y otras buenas acciones con la gente que quiero.
¿Y saben qué? Estoy muy agradecido. Lo he dicho antes y no me cansaré de repetirlo: sin ustedes no podría haberlo logrado. Puede que para muchos suene abstracto pero las visitas y comentarios de ustedes aquí y en Twitter o Tumblr me hacen sentir apreciado. Los leo todos y muchas veces me hacen el día.
Desde el año pasado algunas personas han pregonado la muerte de los blogs y no todos los sectores de la industria me han recibido con los brazos abiertos, algo que es un poco triste pero hasta cierto punto inevitable. ¿Me debo retirar de la fiesta antes de que acabe? No sé, a veces lo he pensado. Las cosas han cambiado mucho. Siempre cambian. Pero está en nosotros adaptarnos a ellas. No sé si vaya a haber un quinto año, en general no estoy seguro de mucho en mi vida, así que les propongo que veamos hasta dónde podemos llegar, ¿Les parece? Ya hemos recorrido un largo camino juntos.
No les he contado que el día de mi examen profesional, el día en que defendí mi tesis ante un grupo de profesores y mis seres queridos, me dio por hacer alusiones a Alicia en el País de las Maravillas. Para mí, mi viaje por la moda ha sido como entrar por la madriguera del conejo hasta llegar a un mundo que puede ser extraño, colorido, vasto, impresionante y desagradable. A veces, todo al mismo tiempo. Este blog ha sido una forma de cronicar mi viaje por ese país, de hacerme un mapa que me ayude a no perderme.
Y esto aún no termina. Existen varias historias secundarias/metarrelatos/como le quieran llamar, que no se han resuelto. Tenemos, por ejemplo, ese post de Dan In Real Life, en el que descubrí lo poco sutiles que son mis posts cuando estoy enamorado (y cuando las cosas terminan mal, un tema largamente mencionado y a la vez evitado aquí) y la enorme cadena de acontecimientos que me dejan como el personaje de Steve Carrell en el inicio de la película. Faltan muchas escenas para llegar a ese final. Y están otros sucesos que aún no empiezan.
Decía en mi primera entrada que la incomprensión de algunos compañeros y maestros sobre mi decisión de escoger a la moda me había desmoralizado y que iba a luchar a brazo partido contra los prejuicios sobre el tema. Es algo que continua. Tuve que defender mi tesis desde su creación (en los Seminarios de Titulación), porque a algunos les parecía “poco seria”. Y hace unos meses tuve una discusión con alguien lleno de prejuicios, argumentos ad hominem (gracias a Guapóloga por explicar este concepto en un post) y un marxismo mal digerido sobre la superficialidad de la industria. Ni se molesten en preguntar quién es, no vale la pena.
Digo esto porque es difícil hacer que la gente cambie de opinión. Si son como en el primer caso, creo que las acciones hablan por sí solas. Y si es en el segundo, déjenlos que piensen lo que quieran, al final ustedes y yo encontramos cosas fascinantes a cada semana de la moda y en algún nuevo número de nuestras revistas favoritas. Aprendemos y eso es lo que importa.
(A mí me gusta celebrar con música, así que les dejo algo bonito para hoy)
Gracias a todos ustedes por estos dos años bisiestos (cuatro años normales) de aprendizaje. Gracias infinitas.