viernes, 23 de abril de 2010

"¿Cómo dices que se llama? ¿Halston? ¿Qué es eso?"

Hoy hablaremos de una firma que está más que muerta en la escena del diseño de modas. Pero no tendría razón para estarlo. Si bien es cierto que el fundador está muerto, también lo es que eso no necesariamente corta con la vida de una casa. Dior no cerró cuando Christian murió, por ejemplo. O Gianfranco Ferre, sigue abierta y su fundador cumplirá tres años de muerto en unos meses.

Hablamos de Halston, una de las casas estadounidenses más exitosas de su tiempo. Se fundó a la par de Calvin Klein y Ralph Lauren... y miren nada más en qué monstruos corporativos se han convertido los dos. ¿Por qué Halston no, si su ropa es más bonita?

Roy Halston Frowick, uno de los diseñadores más carismáticos (y lo intuyo al ver sus fotos rodeado de gente y su actitud amable ante la cámara), nació en un pueblo olvidado de Dios en Estados Unidos y de buenas a primeras le estaba haciendo sombreros a Jackie O cuando era la reina del estilo en su país. El sombrero pillbox fue idea suya. Y en su tiempo fue tan famoso como Richard Nixon (pero menos odiado) y Andy Warhol.

Halston in the Olympic Tower

¿Alguien, además de algunos nostálgicos como El Hetero Costurero, Holly y yo recuerdan a Halston? A mí no me seducían sus propuestas. Nunca me tomé el tiempo de verlas y eso por la ropa con licencias tan malas como los pantalones de vestir de un poliéster que provoca náuseas. Halston me daba asco, les digo.

Pero luego me di a la tarea de ver qué estaba pasando con la casa y me enteré que ni con respiración de boca a boca la reviven. Ya contrataron a Rachel Zoe, ya Tamara Mellon (dueña de Halston junto con Harvey Weinstein, el productor de cine conocido como don Marchesa en estos rumbos) envolvió su cuerpo con vestidos de la casa, ya SJP recibió unos buenos dólares por usar Halston en Sex And The City y por "sugerir" estilos favorables... y nada.

Quizá lo que pueden hacer el vaciar todos los archivos de la casa y volver a confeccionar vestidos que el mismo Roy Halston diseñó... esperen un momento, eso ya sucedió y no dio resultado. ¿Qué pasa entonces? Hace apenas treinta años cualquier mujer lo suficientemente rica y elegante tenía un Halston colgado en su armario y ahora a nadie le da igual. ¿es que las concepciones halstonianas de glamour han cambiado?

No, no lo han hecho. Existe un mercado muy amplio que se vestiría de Halston otra vez si se lo pidieran. Piensen cuántas mujeres (u hombres porque él se vestía muy bien) se volverían locas por comprar vestidos de noche que parecieran pintados, prendas para la oficina con un toque de lujo y conjuntos sencillos, en colores vibrantes y en materiales discretos y que no necesitan un cuerpo imposiblemente perfecto para lucirlos.

Ah, sí, lo olvidaba: Halston vistió a su musa Pat Ast, una mujer de dimensiones colosales y mucho carácter. Me voy a saltar esa polémica actual con las mujeres de "tallas grandes" porque saben que esas dichosas tallas grandes (tanto "curvilíneas" como con sobrepeso) me parecen perfectamente normales, al menos en mi entorno y me gustan también las personas delgadas, por lo que no puedo aportar mucho al tema. Pero si quieren ver a Pat Ast en acción, vean este video y se darán cuenta que no les miento.

Bueno, sigamos con la historia de Halston: a finales de los 60 abre su casa de modas y ésta empieza a emocionar a las ricas y famosas alrededor de 1972. Y no sin razón: las prendas de Halston no tenían nada de extravagante y aún así no eran ordinarias. Formaban el cuerpo y daban una silueta larga y delgada y sobre todo, son total y absolutamente actuales. Ustedes pueden llevar un Halston vintage a... digamos, su graduación, y les dirán que tienen muy buen gusto.

Halston inmediatamente pegó en los 70. Estamos hablando de una época tranquila, falta de artificio en la ropa. La era disco estaba lejos aún de llegar y todo era colores neutrales, fibras sintéticas y cero complicación. Y entonces llega alguien que entra en sintonía con esos valores y crea ropa preciosa... imaginen el resultado.

Una preciosidad en jersey de seda: vintage Halston, 1977

El gran talento de Halston era envolver el cuerpo con drapeados y prendas de lo más simple. Pero por algo dicen que lo simple es lo más complicado, ¿no? Si alguien ha confeccionado prendas en alguna ocasión debe saber lo frustrante que es drapear. Yo nunca lo he hecho, pero como soy bien curioso, le pregunté a la señora que nos arregla la ropa cómo se hacían y me explicó.

Según esto se puede drapear en maniquí o directamente en la persona pero requiere de paciencia porque la tela se pliega a mano (sí, PLIEGUE POR PLIEGUE) y luego los drapeados no quedan igual. Cuando ya tienen los pliegues deseados, se cosen, pero se debe hacer con cuidado porque el drapeado se aplasta o puede quedar muy mal si tienen errores de cálculo. Ahora imaginen un vestido Halston totalmente drapeado.

Y otra cosa, las telas. Los vestidos y pantalones de Halston eran de seda, chifón y un jersey que fluye como líquido en el cuerpo. Los abrigos eran de cuero, Ultrasuede (un tipo de gamuza artificial que después de volvió algo vulgar) y de vez en cuando, pieles. Nada espectacular ni muy artificioso. Y esas prendas, libres de complicaciones, se adaptaban al modo de vida norteamericano. Citadino (y hasta provinciano, dependiendo de la región).

Ubicamos algunos a Halston como uno de los integrantes de la escena de fiestas en el Studio 54 y sesiones decadentes con Andy Warhol y sus amigos. Se integró a ellos por Bianca Jagger, Liza Minnelli, Marisa Berenson (que seguía siendo obscenamente hermosa en esos días), sus clientas y amigas. Ah, por cierto, ¿sabían que Anjelica Huston era musa de Halston? Sí. Esa mujer fascinante fue modelo de joven, y tanto Halston como el papá de Terry Richardson (y también un joven Manolo Blahnik) la adoraban.

El punto es que Halston se juntó con "los guays" y se divirtió tanto con ellos que yo, treintaytantos años después, siento algo de envidia por ellos en el Studio 54. Es un cliché describir las fiestas, la decadencia, la cocaína (algo que, evidentemente, no envidio) y demás, entonces me lo saltaré: Halston y "los guays" se la pasaron de superlujo juntos y bailaban las canciones de moda toda la noche.

Halston y Warhol: BFFs

Pero como saben, vivir toda la vida enfiestado tiene dos consecuencias graves: enjevecimiento prematuro y adicción a las sustancias. Como paréntesis, les diré que tengo 22 años y me gusta fiestear, pero tengo compañeros de mi edad que se ven treintones porque llevan como 500 fines de semana fiesteando sin interrupción. Y otros conocidos, mayores de 25, se ven como jóvenes viejos con tanta ojera y la piel tan apagada -de las drogas ni hablamos, no es espacio para ventanearlos-. Yo me sigo viendo como si tuviera 22 o 24 años.

Y Halston también envejeció y le entró a la coca con ilusión (así dice Quinqui, espero que me disculpe por el plagio), pero aún conservaba mucho éxito y atraía a personas como Elizabeth Taylor y una aburrida y enjoyada Grace Kelly. Y salía en Vogue y Harper's Bazaar tal como ahora sale Marc Jacobs. Se volvió irresponsable, y se le ocurrió algo que fue novedoso, le hinchó de billetes y terminó siendo su perdición.

Halston vendió licencias. Miles de ellas. Para perfumes (los cuales comenzaron siendo un éxito aplastante y difícil de superar), ropa para almacenes de clase media, ropa para hombre, pantaletas y paraguas. Fue una idea excelente y criticadísima como pocas pero esa masificación desvirtuó mucho a Halston y lo volvió algo corriente por el hecho de carecer absolutamente de control.

Un abrigo Halston en Ultrasuede. Versiones más baratas de éste aparecieron por todo el mundo vendiéndose como Halston… pero con licencia.

Miren: Dior e Yves Saint Laurent tienen aún licencias para ropa de hombre, al menos en México. Hasta ahora, otros fabricantes tienen el permiso de las marcas para crear productos con su nombre. Pero Dior vendió pocas licencias por un número limitado de tiempo y muchas de ellas expiraron desde los ochenta o noventa. Con YSL pasa lo mismo. Y en la década pasada ambas casas revivieron el interés por la división masculina y volvieron al lujo por la puerta grande. Por eso siguen manteniendo la reputación que tienen.

Halston y el ahora olvidadísimo Pierre Cardin hicieron lo opuesto: vendieron su nombre a todo el que se les puso enfrente. Aún ahora encontramos cinturones y paraguas Pierre Cardin, pantalones y calzones Halston, todos de una calidad mala y bastante prescindibles. Y una firma ahogada en licencias espanta al público clave. Las señoras ricas se olvidaron de ellos y se fueron con otros. Y miren que vender el nombre propio deja dinero, porque ahora Pierre Cardin es un respetable ancianito fabulosamente rico que diseña de vez en cuando por mero placer.

Halston inhaló todo el dinero que ganó licenciando su marca a diestra y siniestra. Y aquí la historia se torna familiar (Boogie Nights, anybody?): Halston toca fondo y lo echan de su propia compañía en 1984, cuando ya estaba algo eclipsado. Por problemas legales le prohíben usar su nombre para diseñar y se tira a la perdición. En menos de seis años estaba muerto.

Halston en sus buenos tiempos. Noten cómo el Studio 54 era aún un suceso lejano y sus diseños eran sencillos pero muy especiales y algunos de ellos se pueden usar hoy.

Con eso de que la década pasada fue la era del vintage, un grupo de inversionistas tuvo a bien revivir Halston. Harvey Weinstein, don Marchesa (está casado con Georgina Chapman y le dio dinero y estrellas para lucir sus vestidos), soltó los billetes y le pidió a Tamara Mellon, famosa por ser la dueña de Jimmy Choo (y según la historia oficial, echar a patadas al señor Choo para quedarse con la compañía), que la dirigiera.

Tamara Mellon, esa mujer de cerebro activo, senos perfectos y actitud algo brujística, creyó hacer el negocio de su vida al dirigir Halston. Con poner a una estilista influyente y a algún diseñador regular (Marco Zanini, un italiano que no tenía ni idea de lo que era Halston) la convertiría en un objeto del deseo colectivo.

Grave error. No sólo nadie se interesó en Halston sino que Zanini diseñaba espantosamente. Todas sus prendas hacían (y eso no lo digo yo, lo dice un amigo) que una mujer que viera anchísima.con sus rayas enormes a la altura del abdomen y demás errores. Tamara echó a taconazos (por supuesto, Jimmy Choo) a Zoe y Zanini.

click to zoom

Un regreso poco probable, por como van las cosas.

Y, por más Carrie Bradshaw que se contrate, Halston no repunta. Creo que las licencias le hicieron un daño terrible y no sé si eso se pueda revertir. Quizá si contratan a alguien que todos quieran y se especialice en diseños simples (sólo se me ocurre Francisco Costa pero no creo que sea buena idea). Pero después de todo algo se puede hacer por una casa como Halston, ¿no?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una historia muy triste, pero así suele suceder, en el negocio, cualquier casa con o sin talento puede desaparecer sin más, y nosotros por más que nos guste solo podemos ver como muere...

...me pone triste :(

Saludos! (n_n)

El Hetero Costurero dijo...

Ayyy el tema de las licencias, Halston, Pierre Cardin, Paco Rabanne, Pertegaz...por culpa de la avaricia todas parecen ahora marcas de saldo.

Y si, plisar es una puta pesadilla.

Pd: Adoro a este hombre ( y a tu blog cada vez más)

Alex Damien dijo...

Pues si, la verdad es que la avaricia fue su perdición. Por más que la intenten revivir nomás nada,su nombre fue demasiado manchado.

trendt dijo...

UNA PIJAMA K COMPRE DE EMERGENCIA EN EL SUPER ME COSTO 100 PESPS Y ES *(O DICE) HALSTON AUCH

trendt dijo...

UNA PIJAMA K COMPRE DE EMERGENCIA EN EL SUPER ME COSTO 100 PESPS Y ES *(O DICE) HALSTON AUCH

Ald0rad0 dijo...

Juan P: Sí, es algo triste, pero sucede :(

Hetero Costurero: ¿Verdad que plisar apesta?

Alex Damien: Por desgracia


Trendt: Oye y qué tal está la pijama?

Saludos!!