IDM, día 2

El segundo día de IDM fue más relajado para mi, ya que sólo asistí a dos desfiles. Argelia y Paola estuvieron en los otros. Me hubiera gustado quedarme pero no me sentía bien, pesqué una gripe que aún no se me quita y… bueno, ya saben cómo empiezan estas gripes.

Este post va a relacionarse más con sólo un desfile. Como les dije, asistí a dos (Faded Glory y être por José Luis González) pero el primero, Faded Glory, no tenía nada nuevo para mi. Esta es una compañía de jeans estadounidense que va a vender en Wal Mart. Yo no tengo nada contra la gente que se viste de Wal Mart pero por desgracia algunos de los asistentes a IDM sí. Es difícil discutir este asunto en poco espacio y en sí es un tema que no nos gusta leer pero la discriminación está en nuestra piel y se presenta de distintas maneras. En este caso, algunos miembros de la audiencia se sienten invadidos por arribistas o algo, y se los digo porque en être uno de los espectadores (intuyo que era conocido en “la escena”, a diferencia de mi) me lanzó una mirada llena de desprecio, quizá porque iba demasiado casual. Y esto en ningún caso es agradable.

Es triste que esto suceda, porque muchos de sus criterios para discriminar son muy vagos y en ocasiones algo tontos. Yo también he incurrido en eso pero trato de ponerle freno en la medida de lo posible cuando me doy cuenta que lo hago. Una actitud de ese tipo puede ser de Primer Mundo, pero, si hacemos un reality check, no hay mucho lugar para ello. Vivimos en una ciudad que tiene decenas de realidades revueltas entre sí y no podemos fingir que una parte de nuestra ciudad es el SoHo neoyorquino o Greenwich Village cuando cruzando la calle vamos a encontrar una realidad diferente. Repito: es un tema aparte y necesita desarrollarse de forma adecuada. Podemos discutirlo en los comentarios.

Ese podría ser alguno de los problemas de la moda mexicana: ir a un mercado demasiado exclusivo, el cual suele estar fascinado por el lujo extranjero. Existen sectores sociales enormes que consumen creaciones mexicanas (sin marcas conocidas, obviamente) a precios bajos. Se pueden dirigir a ese sector sin perder un ápice de estilo, tal y como lo han hecho Christian Lacroix para La Redoute (una cadena francesa de ventas por correo) o un sinfín de diseñadores para Payless y Target. Creo que esa es una estrategia de negocios que depende de cada quién.

En el caso de Faded Glory, creo que escogieron al público incorrecto. No vi mucha emoción al admirar las prendas porque estaban hablando por teléfono o entre ellos. A mí sólo me llamó la atención un vestido. No porque las prendas tengan mala calidad sino porque les faltaba un poco de actualización en el diseño. Diseñar básicos es maravilloso, pero también ellos necesitan cambiar, sobre todo en los detalles. Algunas de las prendas de la compañía se veían para algunos años atrás (sobre todo la ropa de hombre). En fin, lo positivo de esto es que hay un gran número de gente que busca prendas básicas y relajadas para su vida diaria.

De hecho, debo decir que lo que más me gustó fue un vestido camisero de color rojo, el cual es una pieza perfecta para cualquier talla y edad. Es más, iba a recomendar le a una amiga que lo comprara. Y es que un vestido camisero tiene una forma perfecta para casi todo tipo de cuerpo y casi cualquier edad. Piensen en las versiones para niñas pequeñas de Ralph Lauren, los ultracortos y con estampados novedosos para adolescentes y las versiones en colores y largos más sobrios para mujeres maduras. Es una prenda democrática y en Faded Glory hicieron bien en apostar por ella.

El siguiente desfile es être. Debo decirles que me invitaron a que hiciera bloggeo en vivo pero no se pudo. Por un lado está bien, porque me ayuda a pensar más la colección. Y sobre todo, a ser honesto, algo que me pidieron al invitarme al desfile. Agradezco mucho a Jennifer Aranda por haberme invitado y, como le prometí, va mi opinión.

Ya había visto el trabajo de José Luis González la temporada pasada y voy a retomar mis observaciones al respecto para compararlas con las de esta colección. Pero primero lo primero: la colección se inspiró en las medusas y tenía una alta carga de colores y formas que las evocaban.

González combinó la idea de las medusas con la de mujeres seductoras y peligrosas. Ya saben que en la naturaleza los colores brillantes indican un alto grado de toxicidad. Por tanto tenemos una idea que las prendas están hechas para la seducción y la aventura.

En esta temporada être presentó ropa para hombre y creo que fue el punto más fuerte de su colección. La confección era buena y la propuesta absolutamente comercial, por lo que puede ser una fuente de ingreso para la marca. A pesar de que las prendas de hombre eran más discretas, se acoplaron bien a la colección y eso es un mérito de peinadores y maquillistas, quienes hicieron un excelente trabajo. Desconozco si José Luis haya presentado ropa para hombre antes pero me queda claro que tiene mucho futuro en esa área y que sus propuestas pueden tener éxito.

La temporada pasada dije que al desfile de être le hizo falta un hilo conductor porque abarcaba demasiados tipos de cliente en una sola colección. Esta vez no tuvo ese problema: las prendas iban dirigidas a un tipo de sector y compartían ideas en común. Creo que la transición en las siluetas fue muy fluida y eso ayuda a ver una colección de forma global y no como prendas separadas.

Respecto a la idea de la colección, creo que fue muy interesante y más desarrollada. Siempre es un poco frustrante que alguien confunda las palabras “inspiración” “homenaje” y “plagio”. Por fortuna eso no pasa con José Luis González porque desarrolla sus ideas y toma un punto de partida pero añadiendo sus propios experimentos. Y eso, chicos, es de agradecerse.

Ahora bien, tengo muchos comentarios sobre los materiales y eso, lamentablemente, también lo comenté la temporada pasada. González usó telas como el poliéster para los estampados y escogió la tela correcta, porque el acabado que buscaba se puede tener sin tantas complicaciones en el poliéster.

Por desgracia, creo que los materiales limitan un poco la idea de José Luis. Hago hincapié en la calidad de las telas porque es terrible tener una prenda bonita con un mal material y verla desgarrarse o echarse a perder después de usarla unas cuantas veces. No estoy diciendo que eso pase con las prendas de être, pero creo que podría buscar un material más adecuado para desarrollar sus ideas. José Luis usó telas brillosas que daban mucha coherencia a su colección pero la calidad pudo haber sido mejor.

Respecto al uso del color, me pareció muy bueno. Aplaudo que no tenga miedo del color y los estampados. Aplaudo también, su acertada combinación de los accesorios, los cuales complementaban las prendas sin competir directamente con ellas. Lo que me parece importante recalcar es la necesidad de mejorar la silueta y la estructura de sus prendas.

Como les dije en el post anterior, es motivador que los diseñadores se atrevan a romper los límites en color, materiales y estructuras. Pero sólo si dominan los cortes simples se sentirán más seguros y pueden romper más barreras y hacerse de una reputación. Es muy bueno que experimenten, es genial que se dejen llevar por la curiosidad pero no hay que olvidar el aspecto técnico y creo que podría mejorar.

Lo digo porque una de las prendas de être fue un jumpsuit sin tirantes que se deslizaba entre las curvas de una modelo. Aguas con eso. En ocasiones, la elección de materiales también ayuda a que la estructura de una prenda no se colapse, por lo que seguiré con la cantaleta de las telas de calidad. Para resumir: la idea es buena pero necesita cuidado en la ejecución técnica.

Por cierto, no puedo dejar de comentar que en être conocí a Gaby de Moda Capital y me pareció una blogger de lo más agradable. Y también me sucedió un incidente chistoso (para mi): me encontré a un compañero que trabaja en un periódico y, que yo sepa, no es fan de todo este negocio de la moda.

Como paréntesis:  muchos de mis compañeros de escuela no saben que tengo un blog y no me presento en el mundo como el blogger que México esperaba, porque no aplica ese criterio en mi caso. En fin. Resulta que se me hizo chistoso verlo ahí y su reacción al decirle que estaba cubriendo el evento para mi blog. A veces es raro explicarlo, pero divertido al mismo tiempo .

No me pude quedar a los siguientes tres desfiles porque no me sentía muy bien y tenía que entregar unas cosas del otro lado de la ciudad. Pero Argelia y Paola sí se quedaron y fotografiaron los desfiles de Kris Goyri, Maka by Santo y Cocolat. No podré criticar adecuadamente estas tres colecciones pero voy a hacer el intento.

Creo que el desfile que más me gustó fue Kris Goyri. Me pareció una propuesta muy coherente y totalmente enfocada en un clima cálido. Al igual que être, Goyri no le tiene miedo al color y eso debería ser una característica de las colecciones de primavera.

Me parece que la coherencia de Goyri en su desfile fue muy acertada. Todas sus piezas remiten a una situación en común. Según tengo entendido, Goyri siempre dice que sus colecciones de primavera son Resort.

A juzgar por las imágenes, esta colección puede ser calificada como tal. Por cierto, estoy partiendo de cero con él porque nunca he estado en un desfile suyo y he visto muy poco de su trabajo.

Creo que Goyri trae la misma vibra que Esteban Cortázar, diseñador latinoamericano mejor conocido por estar en Ungaro (y ser despedido por negarse a trabajar con Lindsay). No estoy diciendo que lo imite, pero sí que tienen gustos parecidos por los colores y cortes, algo que se comparte si a los dos les gusta la ropa de playa. Creo también que Goyri tiene talento para diseñar trajes de baño y debería presentar más de ellos en sus colecciones.

Puedo darme cuenta que a Goyri le encanta el volumen y las telas vaporosas y los vuelve un hilo conductor de su colección. Qué bien. Algunos de sus diseños son un poco recargados en eso del volumen y no quedarían bien con ciertos tipos de cuerpo pero en otros las telas son tan suaves que pueden transformar la silueta a cada paso.

Me parece una buena colección, balanceada con los gustos de Kris Goyri y la funcionalidad (por la suavidad de las telas, se nota que son perfectas para la playa).

La siguiente fue Maka by Santo. Si bien no vi la colección entera, creo que es una de las más “usables”. Santo lleva ya años desfilando y durante un tiempo algunas revistas mexicanas promovieron su ropa. No sé por qué de buenas a primeras fue disminuyendo su aparición en las revistas hasta que se volvió esporádica.

Si soy sincero, la ropa no me entusiasmó mucho. Me gustaron dos cosas del desfile: la inspiración étnica en los detalles y la ropa para niño, así que vamos a discutir esos dos factores.

Miren, la ropa que confeccionan los artesanos en México es hermosa, sí, pero tiene un mercado específico (el cual se compone de turistas y personas interesadas en el folclore o coleccionistas de arte popular) y fuera de él no hay mucho interés en él. Recuerdo que en más de una ocasión me han dicho que prendas con acabados artesanales alcanzan precios muy altos en otros países y aquí eso no pasa. Y ni se diga de sus versiones de lujo

Afortunadamente éste mercado que mencionamos mantiene a los artesanos fuera de la bancarrota y si bien la apreciación por la ropa étnica no ha crecido, se mantiene con la suficiente estabilidad como para exportar y vender sin perder tanto dinero.

Muchas personas desprecian ese tipo de ropa y es gracioso que extranjeros como Matthew Williamson se retuerzan de la emoción con los bordados mexicanos mientras que aquí podemos conseguir una blusa fantástica a 150 pesos y nos da igual porque amamos American Apparel. Ojo: no estoy diciendo que el comprar artesanías y ropa en American Apparel sean incompatibles pero creo que entienden mi punto; somos medio snobs, la verdad.

Me agradó que las prendas de Maka tuvieran un toque étnico, casi un susurro pero algo que determine la riqueza de nuestro país en cuanto a la confección sin perder la modernidad o volverse una mera curiosidad. Todos sabemos que las prendas de confección artesanal duran años, no se despintan y la manta (para los lectores que no la conocen: es un tipo de algodón grueso) es muy fresca.

Si la idea de esta línea es vender ese tipo de ropa, tienen mi total aprobación. Les recomendaría que buscaran clientes externos que valoren el esmero en esos detalles.

Segundo: la ropa para niños es una gran idea porque el mercado no es muy explotado por los diseñadores. Sí, hay marcas de lujo para niños pero no en México. Y la ropa que presentaron se ve muy bonita y les da libertad de movimiento.

Todos tuvimos 8 años alguna vez y en teoría debemos acordarnos de lo divertido que es tener ropa bonita que nos dejara jugar. A mí me traían con camisetas polo, suéteres de cuello redondo o chamarras y pantalones. Y podía jugar con eso sin tanto problema. No hay nada peor que ponerle a un niño ropa incómoda pero “elegante”. Los otros niños les hacen burla por ello y todo termina mal.

Pero creo que los niños amarían muchas de las prendas. Por cierto, no creo que las minifaldas sean una buena idea y la razón es muy sencilla: con cualquier movimiento se levantarían… e imagínense la pena para la pobre niña.

La última marca de la que hablaremos es Cocolat.

Cocolat es una marca de trajes de baño y creo que la propuesta que presentan es divertida y tiene asegurado un buen éxito comercial. Sucede mucho en los desfiles de trajes de baño que presenten modelos imposibles o que requieran de un cuerpo a lo Pamela Anderson para poder lucirlo y al parecer las prendas de Cocolat se llevan bien con algunos tipos de cuerpo.

No puedo hablar mucho sobre la calidad porque no estuve ahí pero a juzgar por las fotos se ven bien. Es bueno que presenten trajes de baño puesto que pueden llegar a una audiencia más grande que los vestidos de gala.

Observación del día: Si bien es cierto que la situación cambia un poco cuando uno va como prensa, lo cierto es que el caos en las entradas fue inversamente proporcional al número de interesados en el desfile, o compradores de verdad. Menciono esto porque me tocó ver a algunas personas hablando por móvil en pleno desfile, contándose chistes o sentía los flashazos de quienes se fotografiaban en el evento. Si bien es cierto que ha disminuido la asistencia de estas personas (y se agradece al staff de IDM que fueran menos tolerantes a las faltas de respeto), también lo es que no aportan mucho a la difusión de la marca. Menos manos aplaudiendo no significan fracasos y malas críticas.