Hace algún tiempo escuché hablar sobre Fábrica Social, un proyecto que buscaba distribuir prendas fabricadas por comunidades indígenas de ciertos estados de la república, con el objetivo de crearles ganancias. La idea me pareció muy interesante y distinta a la de otras propuestas de marcas de moda: crear cosas hermosas y a la vez ayudar al desarrollo de comunidades que producen bordados y prendas increíbles por tradición.
Después de algún tiempo de seguir a la marca por Facebook, Paola de la Rosa, directora general de la marca, me contactó. Visité su –entonces- nuevo showroom y tuve una agradable conversación con ella y con Daniela Gremion, directora de proyectos de la marca. Pude apreciar de cerca la calidad de las prendas, los bordados y la pasión que ambas dirigen hacia posicionar Fábrica Social y así ayudar a transformar la realidad de muchas comunidades que tienen el potencial de salir adelante si cuentan con ayuda externa. Asimismo, estaban comenzando proyectos que actualmente son una realidad, tales como una línea para el hogar, un nuevo espacio en las Lomas de Chapultepec y la inclusión de marcas con un enfoque similar.
Al final no publiqué la entrevista a tiempo porque estaba atravesando un momento difícil del año: estaba atado a un trabajo que no me hacía feliz, aún no terminaba la tesis y francamente me sentía triste y agobiado por la situación que mi vida atravesaba en esos días. Sé que no es una excusa válida en muchos niveles pero creo que lo que importa es que, poco a poco, comencé a poner mi vida en orden y la publicación de esta entrevista es uno de esos pasos. Espero que la disfruten.
¿Cómo surgió Fábrica Social?
Paola: Dulce Martínez comenzó el proyecto en 2004, en una comunidad llamada Dzitnup, en Yucatán. Impartió un taller de diseño para que las mujeres del lugar pudieran actualizar algunos de sus métodos. Todo fue surgiendo con un perfil de apoyo a la mujer.
Daniela Gremion: En 2006 nos dimos de alta y tuvimos una tienda, en la Condesa. Tuvimos una buena respuesta pero cerramos por varios asuntos y hasta hace unos meses buscamos mover nuestras piezas, hasta que creamos el showroom.
Una de las bolsas confeccionadas en Dzitnup
¿Cómo funciona el modelo de Fábrica Social?
Daniela: Se divide en dos partes, una está enfocada a la confección y otra a la capacitación. Nosotras impartimos cursos de diseño en las comunidades y las ponemos al tanto de las tendencias. Sin embargo, buscamos transmitir las herramientas del diseño mientras les damos una libertad creativa: son ellas las que diseñan y confeccionan las prendas.
Paola: Respecto a la confección, siempre buscamos que se respeten las técnicas de cada comunidad, y usamos siempre fibras naturales. Nuestro objetivo es disminuir el costo de producción sin pagarles menos. También pagamos por hora de trabajo, y nuestros productos siempre incluyen el tiempo de confección en la etiqueta.
Es importante señalar que nosotras no somos maquila de bordado. Por el contrario, buscamos que las mujeres sean reconocidas por su trabajo. Las ideas son suyas, nosotras las distribuimos. Ellas siempre deciden lo que quieren crear.
¿Cuáles han sido los principales problemas a los que se ha enfrentado la marca?
Paola: El primero es la propiedad intelectual. Nos cuesta mucho trabajo que se respete la autoría de los pueblos.
Daniela: También el mercado es pequeño, aunque nuestras clientas son fieles y saben reconocer la calidad de un bordado o una pieza hecha en el telar de cintura.
Paola: La difusión ha sido un problema: la prensa de moda no se ha acercado lo suficiente, aunque en realidad nuestra tirada va más hacia la responsabilidad social.
¿Qué instituciones las han apoyado?
Paola: Bazar Fusión nos ha ayudado a difundir la marca y atraer más clientes. Nos encantaría que una ONG nos apoyara, dado que casi todo esto es hecho por nosotras.
¿Cuál es el rango de precios? ¿Qué se vende más?
Daniela: Tenemos accesorios de $220 o $360 hasta $2000 y lo que se va primero son las prendas en negro y los básicos.
¿En qué estados trabajan?
Paola: Apoyamos a dos cooperativas en Oaxaca, una en Chiapas y otra en Yucatán.
¿Han tenido algún problema de seguridad con esas comunidades?
Daniela: Mmm… no. Son comunidades alejadas de centros urbanos y tienen algunos otros problemas, como la migración.
¿Han notado alguna preferencia en las mujeres de las comunidades?
Daniela: Les gustan mucho los colores muy brillantes: verde, naranja, rosa… las telas que escogen tienen colores llamativos. Como ellas son las autoras de todas las prendas, crean todo el concepto, nosotros les damos cursos de tendencias para que se actualicen, pero las personas detrás del esfuerzo están detrás de ellas.
¿Qué opinan sobre la prensa de moda, blogs incluidos?
Paola: Nosotras no tenemos lazos con la industria de la moda, por lo que no te podríamos dar una opinión concreta. Dulce es diseñadora y yo soy abogada, así que no es algo en lo que tenga mucho conocimiento. Quizá por eso nos ha costado un poco más de trabajo todo. Aún así hemos llevado nuestras prendas a tiendas en países como Japón y ciudades como Nueva York, donde tenemos a alguien que mueve nuestras prendas.
¿Podrían describirme a su clienta promedio?
Paola: Es una mujer moderna, de entre 25 a 35 años. Es alguien que busca prendas con identidad, sabe apreciar el trabajo artesanal y busca hacer una compra responsable.
¿Cómo se ven en cinco años?
Daniela: Diseñando. Con un grupo más grande y con más cooperativas, capacitando a más gente y colocando a nuestra marca dentro y fuera del país.
Showroom Fábrica Social
Córdoba 67 interior 7, colonia Roma
Twitter: @FabricaSocial