Hace unos días estaba en una racha melancólica... básicamente porque, tal como le pasó a Carrie Bradshaw con el post it, me mandaron a freír espárragos por medio de un mail que al final pedía "professionalism" entre nosotros. Snif. Snif, snif. Entonces, como decía, andaba yo con el ánimo bajo y vine a escuchar esta maravilla de una de las bandas más interesantes de este tiempo: R.E.M. Algunos los conocen por el megaexitazo Losing My Religion, pero la verdad es que la canción se queda muy corta comparada con otras joyitas como esta (chéquense también Leaving New York, Imitation Of Life y Daysleeper).
R.E.M sacó Shiny Happy People en 1991, e incluso la fueron a tocar al show de los Muppets (alguna vez les he contado que soy fan de los Muppets?). No hay mucho que decir de la canción, invitaron a Katie Pierson de los B-52s -una gran, gran banda- para que hiciera los coros y el resultado es magnífico, tanto que posteriores interpretaciones no son iguales sin Katie. Y la canción en sí pone de buenas.
Lo malo es que no todos aman a R.E.M. y por eso la revista de música Blender llamó "annoying" a Shiny Happy People. Opino que tienen envidia.
Encontré la canción con una animación que me arrancó muchas sonrisas y me recordó que, como dice una canción de los Srteets "There are more fish in the sea". Así que, a pescar iré. ¡Disfrútenla!
y la versión de los Muppets, que es adorable:
sábado, 28 de febrero de 2009
lunes, 23 de febrero de 2009
Haute Couture, la oportunidad de soñar.
Mi blog se llama Aldo en los tiempos de la Haute Couture, entonces honrémoslo con una ligera cobertura de la ¿semana? de la Alta Costura, evento realmente esperado por mí.
Creo que todos por aquí tenemos muy claro lo que es la Alta Costura y en qué se diferencia del ready-to-wear. Si no, ofrezco este texto para aclarar algunas dudas. En fin, empecemos con los shows que más me llamaron la atención. Creo que este post va a ser kilométrico pero decidí juntarlas todas y esperar un poco para ver las colecciones con calma y poder ser lo más objetivo posible. Aclaro que no tomé en cuenta a tres de los diez u once que suelen mostrar en esta ¿semana? Pero bueno, empecemos con el mejor show -de acuerdo a mi criterio-: Dior.
La colección de Dior es bellísima. Interesante, encantandora, artística. No es perfecta y aún está por debajo de las locuras de nuestro adorado John pero de algún modo está haciendo de la Costura algo interesante de nuevo. Esta versión de John es muy agradable: endulcorado pero no lo suficiente como para seguir complaciendo a todas y todos. Me imagino que críticamente le fue muy mal en la colección pasada y por eso le inyectó nuevos bríos a sus colecciones.
Y aclaro: la Reina de Corazones (a.k.a. Carla Bruni-Sarkozy Tedeschi y diez mil apellidos más) es la Primera Dama perfecta en un país que tiene a la moda como industria. Es perfecta porque es guapa y elegante. Y ya desearíamos por acá tener a una Primera Dama que apoyara a la moda de su país. Y no acaba de caerme mal. Pero creo que John se dejó amarrar por esas cuestiones protocolarias y por eso su anterior colección de Alta Costura me arrancó un gran bostezo.
Esta vez creó ropa que es una belleza y aunque se puede lucir en cualquier evento de la Alta Sociedad, tiene su punto técnico e interesante. Porque Galliano y sus talleres se ganaban mi admiración al trabajar las telas hasta darle un aspecto de abanico, de origami o de arrugado. Los trabajadores de ese atelier deben valer su peso en platino.
Galliano me gusta, no porque esté loquito y se disfrace (lo cual me suele arrancar una sonrisa de la cara) ni porque recurra a la Historia y la Geografía como inspiración; incluso el hecho que sea una nena tampoco me provoca simpatía hacia él (aunque me encanta cuando anda en plan nena) sino por sus habilidades conceptuales y técnicas. Recuerdo esa colección de primavera 2007, la que refería a Madame Butterfly. ¡Dios, qué gran trabajo en las telas! Los bordados, los estampados pintados a mano... Sus prendas son dignas de un museo. Un buen vestido de Dior Haute Couture -los más extravagantes incluidos- es una instalación, una pieza de arte que se puede usar. Creo que tiene un lugar entre la Trinidad -de la Haute Couture-: Karl, Christian Lacroix y Galliano.
Quisiera un párrafo aparte para los vestidos de gala. Casi todos eran preciosos. Un sueño. Una prenda grandiosa con la cual no se pasaría desapercibida. Aunque repitió un poco ese efecto de la falda corta de enfrente y larga de atrás, la silueta se ve diferente. Dramática. Incluso veo muchos vestidos con potencial de ser trajes de novia. creo que esta colección va a tener éxito porque tiene originalidad, una excelente técnica, una inspiración y una belleza innegable. Los vestidos con arrebatos creativos del viejo Galliano aparecerán en Vogue y Harper's Bazaar, transformados en una bella fantasía de la mano de Testino, Steven Meisel, Peter Lindbergh, Annie Leibovitz y Karl en su fase fotográfica. Qué bella colección. Mi favorita de toda la temporada, sin duda alguna.
Es bueno tener a Galliano de vuelta. Cuando vi sus colecciones de RTW y la pasada colección de invierno de Haute Couture me daban ganas de gritar "¡¡John, por favor!! ¡Dime que ese engendro que tiene la cara como de máscara kabuki japonesa y de una frente kilométrica no eres tú! ¡Es un clon, un robot malvado que te ha sustituido! (y con suerte estarás amordazado en el fondo de algún desván en París)". Ahora que regresó me dan ganas de preguntarle si está bien, si no le hicieron daño -mas que deformarle la cara, pero eso se quita si se suspende el Botox- y si ese engendro imitador de las Stepford Wives que le suplantó no mermó su capacidad creativa. Esperemos que no le vuelvan a secuestrar.
El segundo en mi lista es Christian Lacroix. Cuando empezaba a adentrarme en este negocio me faltaba sensibilidad para poder apreciar la ropa de Lacroix y berreaba cuando veía sus prendas; me parecían grotescas. Fue hasta 2007 cuando lo entendí. Lacroix es un artista, y tiene siempre una inspiración clara y un estilo que, aunque algo repetitivo, es presentado con cambios para cada temporada. Los bordados de su taller son tan bellos que me cuesta describirlos con palabras, porque hacen uso de intrincados diseños y coexisten con la prenda. ¿El encaje? Me encanta, sólo él sabe usarlo tan bien. Lacroix no tiene miedo al color y le adoro por eso; y porque los sabe utulizar para que sus prendas sean totalmente diferentes a las demás. Le adoro, a la fecha no me ha decepcionado.
Lo que hace Lacroix se define en inglés como pushing boundaries: cuando nosotros creemos que ha llegado al límite, él se las arregla para ir un poco más allá. Creemos que combinar verde, rosa, azul, amarillo, naranja, rojo, violeta y negro es imposible o demasiado hortera; él lo hace. Creemos que el exceso de maquillaje, collares, aretes, volantes (en la ropa), pulseras y accesorios en el pelo es horroroso; él lo usa para causar una impresión. Aplaudo esa actitud.
Su ropa es un sueño. Es histórica, surrealista, preciosa. Como algunos saben, Lacroix estudió la ropa del siglo XVIII y tiene un gran conocimiento de los vestidos de la región de Francia de donde es originario. Asimismo, está enamorado de España y la trae a colación cada que puede. Con esas tres líneas ha estado haciendo un número infinito de combinaciones desde 1987, y tan sólo las adapta a los tiempos. Esto, estimados lectores, sólo puede ser obra de un genio, un hombre que tiene un universo dentro de su cabeza.
(vean de cerca sus maravillosos bordados)
Veo en esta temporada mucha ropa que puede usarse para prácticamente toda ocasión. Veo 6 vestidos que deben usarse para robar cámara. Pero advierto: las prendas de Lacroix necesitan a alguien con presencia para poder desplegar todo su encanto. Una mujer insegura -o insignificante- vestida de Lacroix no va a convencer. Recuerdo bien que el año pasado la guapísima Julianne Moore se vistió de Lacroix para una premiere en Cannes: se veía bien pero dudaba y eso la hacía ver fuera de lugar. Lástima. ¿Mi favorito para la Alfombra Roja? El vestido dorado que salió antes del traje de novia. Repito: requiere de una mujer con actitud.
(por cierto que, si fuera por mí, ponía la colección entera de Lacroix)
Mientras escribo estas líneas veo Chanel. No sé por qué me da la impresión que hemos entrado a una nueva era con la casa francesa más chic. Les ha ido mal últimamente y este desfile no se puede comparar en absoluto al de hace seis meses. Aunque me gusta es algo muy diferente al Chanel que conocemos con esos grandes vestidos, tweed sobre tweed y cadenillas, logo, entre otras muchas cosas. Veo prendas muy bien logradas en el aspecto técnico, veo innovación y algo nuevo. Veo minimalismo. Y creo que, de ahora en adelante, las cosas van a cambiar mucho en Chanel. Mucho.
No me gustaría adelantarme pero me parece que las colecciones del gigante serán recuerdo de tiempos pasados en los que el Grand Palais era un escenario para Karl. Creo que el viejo Chanel va a ser sinónimo de una época de bonanza y el nuevo Chanel será más austero, menos festivo y ocurrente. Los vestidos imposibles serán parte del recuerdo.
La inspiración fue el Oriente Lejano, pero Karl la trabajó de una forma casi quirúrgica, al reducir las curvas y sinuosidades. Algunos de sus trajes serían apropiados para una enfermera china. Y la verdad es que está bien. Seamos positivos. Chanel necesitaba un cambio urgente para poder subsistir. Tal vez esto potenciará la creatividad de Karl, mortalmente adormecida de un tiempo para acá.
Le auguro un gran éxito a esta colección. Así lo espero, puesto que tiene mucho esmero y se nota que Karl quiere dejar de abusar de los motivos Chanel y de tanta repetición para empezar un nuevo camino. Bravo, bravo, bravo. Lo que necesita es experimentación y lo logró.
(esta foto se quedará en mi blog. Es una belleza)
Además, es digno de mencionarse el trabajo de los sombreros, puesto que son esculturas en papel. Casi todos me sorprendieron gratamente, ya que eso demuestra la habilidad de algunas personas para crear belleza con un trozo de papel. Aunque… no todos fueron sublimes y para muestra, basta un botón, o más bien una rosa entera. Y con eso me refiero al gran final.
La foto del final no tiene precio. Creo que la idea de Lagerfeld es que la cara de la modelo fuera el botón de la rosa de papel, pero en realidad parece como un collarín de perro o una Cabbage Patch Kid. Y lo mejor de todo es la cara de Freja Beha Erichsen -me agradaba pero rezuma mal carácter en los desfiles, lo cuál me hace preguntarme para qué se dedica a eso- con una expresión de enfado mal contenido como diciendo "lo que tengo que aguantar por ganarme unos euros". No hay justificación que valga. Está enojada. Con suerte y nunca volverá a usar el collarín de perro -o a desfilar... lo acepto, ya me cae mal-.
Estaba viendo la colección de Givenchy (se pronuncia Gi-VAN-shý) y me asaltó la duda: ¿por qué demonios están regresando los hombros ochenteros? ¡Hasta en la Alta Costura, carajo! Los hombros desproporcionados son mi trauma. Pero bueno, hablamos de Alta Costura, la expresión más refinada en el arte de vestir... y no de mis traumas.
Creo que, salvo los hombros grandes y un intento de traje de baño que salió por ahí, la colección me pareció muy buena y coherente. No la había valorado en su momento pero (no sé ustedes) necesito un poco de tiempo para digerir y apreciar las propuestas de algunos diseñadores. Las colecciones de Givenchy Haute Couture son artísticas y algo complejas en estructura e inspiración. Y auqnue eso a muchos no les guste, creo que tiene muchos méritos en un mundo en el que la gente tiene el cerebro cada vez más seco.
Me declaro defensor de Riccardo Tisci. No sé por qué le atacan tanto si hace bien su trabajo; lleva a Givenchy a un nuevo territorio sin ser tan atrevido como McQueen ni tan sexoso como Macdonald. Hubert de Givenchy es maravilloso y adorable, y lo admiro mucho por crear ropa tan bella, tan poderosa, tan elegante, tan imitada (pero no igualada). PERO NO VA A VOLVER. Lo mejor es que su casa tome una nueva dirección, ¿no creen? No puede suceder como en el caso de Emanuel Ungaro, donde sus accionistas quieren perpetuar su espíritu cuando estaban teniendo éxito con la reinvención de la marca. Estúpidos, estúpidos, estúpidos.
En fin, Tisci hace tendencia, explora nuevas formas y coordina bien su estilo. Sus materiales son bellos y podemos ver similaridades entre sus diseños de Alta Costura; a pesar de eso, no se copia a sí mismo. Y en esta temporada, tengo la impresión de que invoca a la muerte con algunos de sus diseños. Es el velo blanco, la palidez mortal, el piso cubierto de flores. Mi impresión se acentúa cuando vi que citó al misticismo como una de sus influencias para la colección.
Creo que también tuvo un gran acierto al crear vestidos de coctel y trajes. Verán, son más fáciles de combinar y reciclar que un vestido de gala. Y , por supuesto, creo que lo que hizo para gala y Alfombra Roja es espléndido. Es oscuro, atrevido, encantador. Me encantaría verlos en Cannes, en los Oscars o en el MET. Aunque creo que sólo gente como Cate Blanchett, Freida Pinto (¡qué guapa y elegante es esta chica! ¡exuda sencillez y buen humor! Es un gran ejemplo) o Róisin Murphy se atrevería a usarlos.
Viendo la colección de Gaultier Paris, la división de Alta Costura de Jean-Paul Gaultier, me preguntaba si acaso habría aminorado la marcha por alguna razón, y es que sus colecciones se han vuelto un poco más seguras cada vez. Esto es un poco feo, porque tiene mucha capacidad para sorprender, y sus piezas de Alta Costura son bellísimas porque técnicamente han mejorado... aunque eso sea difícil puesto que la primera colección estaba muy bien lograda técnicamente.
En fin, creo que se está volviendo un caballo ganador que está mostrando signos de agotamiento en su carrera y eso está muy mal, puesto que él era muy creativo en sus ideas y en esta ocasión se va por lo seguro. No está mal ni lo critico pero extraño al Gaultier que hacía vírgenes y demás.
Hablemos de la ropa. La ropa tiene un nivel de calidad apto para Alta Costura. Creo que varias piezas tenían mucho potencial de Alfombra Roja en los Oscars y otras se volvían las más imaginativas desde hacía tiempo. La colección está bien trabajada -el aspecto técnico de esta pasarela me fascinó puesto que el bordado y los efectos son impecables- y logra ser creativa e incluso se burla de las turbulencias económicas al crear un lujo refinado. Tiene muchos méritos y los aplaudo.
Creativamente... también tengo cosas buenas que decir. Bastante buenas. Aunque no me retracte, creo que se esforzó en complacer e innovar a la vez. Una tarea muy difícil, sin duda alguna, ya que en este negocio el cliente manda.
La forma se aleja un poco de la figura encorsetada que suele presentar, y se va por el volumen aunque también hay vestidos de línea A y otras cosillas muy convencionales. Pero, vaya, Gaultier me agrada mucho y creo que se esforzó.
En el post pasado que hice de Haute Couture recalqué mi admiración por Anne Valérie Hash, porque la considero una persona con mucho talento y habilidades técnicas, aunque tiene mucho que aprender. Y por desgracia esta vez no hizo show sino que presentó un lookbook. Qué pena. Aunque la ropa creo que tiene un nivel de esfuerzo reconocible, aunque no se pueda comparar con ninguna de las grandes casas de Alta Costura.
Son sólo diez piezas y están enfocadas a satisfacer las necesidades de la gente, lo cual no está nada mal si eres una pequeña casa de modas buscando subsistir. Esperemos que su situación pueda mejorar para Otoño.
También iba a comentar a Alexis Mabille, el cual tuvo un buen debut, pero esta colección es X. No tiene nada que llame la atención y por el contrario, la busca mediante el show y la tontería. Qué lástima.
Todos me odiarán pero... Valentino no era santo de mi devoción. Sí, fue uno de los primeros diseñadores que conocí y hacía vestidos de Alfombra Roja realmente impactantes pero era realmente aburrido y repetitivo. Sus colecciones de Alta Costura me gustaban cuando aprovechaba esos magníficos talleres para hacer uso del bordado. En el post sobre Alta Costura, el primero que hice, subí una foto de un abrigo y un vestido con unos bordados arrebatadores. Podía quedarme viéndolos durante un largo rato. Y la era Facchinetti, aunque fugaz, significó ver algo nuevo en Valentino. Y ya ven, la echaron a patadas (desearía que le dieran trabajo en otra casa, porque si fuera yo una mujer, me vestiría de Facchinetti).
Además, Valentino es un tonto. Me acuerdo que dijo claramente que esperaba que la era Facchinetti fuera un cambio positivo para la casa y blablabla... ¿y por qué sale diciendo que esta mujer debió haberse inspirado en los archivos de la casa? En fin...
Los señores estos que ahora diseñan para Valentino lo hicieron muy bien. Su colección es tan Valentino que me confundo. Y bueno, tienen talento y su ropa es bonita pero nada más. Creo que no hay mucho qué hablar de los Valentinos, porque el mismo Valentino me inspiraba mucho en ocasiones (era como el hijo ilegítimo y europeo de Edith Head con un gigoló italiano que se hacía pasar por marqués) y Facchinetti me parecía lo que la casa necesitaba para adaptarse a los nuevos tiempos. Pero estos señores clonan y eso no tiene mucho mérito.
Paso de Armani porque le detesto abiertamente, preferiría comentar a Georges Chakra, y eso que su ropa me parece horripilante. Y en esta colección vi por ahí un vestido sirena en color melón que me gustó mucho. Lo demás.... pues es más de lo mismo, supongo. De hecho veía la colección y me preguntaba si no era gemelo de Elie Saab. Y hablando de Saab... ¿alguien es capaz de distinguir sus colecciones de Haute Couture? Porque yo no puedo. Siempre veo lentejuelas, vestidos strapless, bordados, bling bling, una descarada apertura en la pierna hasta llegar al muslo, algo de crinolina y colores bonitos y pastelosos que se llevan bien con la Alfombra Roja. Yo sé que a muchos les parecerá un genio y admito que tiene la gran virtud de defender la femineidad a toda costa, e incluso creo que es una versión moderna y libanesa de Edith Head... pero me aburre.
Eso es todo. Espero sus comentarios y sugerencias.
PD. Me invitaron a escribir al blog Fashion Media y colaboré con un post sobre el pelo de Jerry Hall. Muchas gracias a Miss At La Playa por prestarme una de sus fotos para el post. Espero que puedan ver y comentar la entrada aquí
Va el video de Chanel:
parte 2:
video corto de Christian Lacroix:
Dior:
parte 2(por ahí salen canciones de Carla Bruni y eso me gusta porque tiene una voz muy melodiosa):
video cortísimo de Givenchy:
Elie Saab:
parte 2:
Valentino:
part 2
Creo que todos por aquí tenemos muy claro lo que es la Alta Costura y en qué se diferencia del ready-to-wear. Si no, ofrezco este texto para aclarar algunas dudas. En fin, empecemos con los shows que más me llamaron la atención. Creo que este post va a ser kilométrico pero decidí juntarlas todas y esperar un poco para ver las colecciones con calma y poder ser lo más objetivo posible. Aclaro que no tomé en cuenta a tres de los diez u once que suelen mostrar en esta ¿semana? Pero bueno, empecemos con el mejor show -de acuerdo a mi criterio-: Dior.
La colección de Dior es bellísima. Interesante, encantandora, artística. No es perfecta y aún está por debajo de las locuras de nuestro adorado John pero de algún modo está haciendo de la Costura algo interesante de nuevo. Esta versión de John es muy agradable: endulcorado pero no lo suficiente como para seguir complaciendo a todas y todos. Me imagino que críticamente le fue muy mal en la colección pasada y por eso le inyectó nuevos bríos a sus colecciones.
Y aclaro: la Reina de Corazones (a.k.a. Carla Bruni-Sarkozy Tedeschi y diez mil apellidos más) es la Primera Dama perfecta en un país que tiene a la moda como industria. Es perfecta porque es guapa y elegante. Y ya desearíamos por acá tener a una Primera Dama que apoyara a la moda de su país. Y no acaba de caerme mal. Pero creo que John se dejó amarrar por esas cuestiones protocolarias y por eso su anterior colección de Alta Costura me arrancó un gran bostezo.
Esta vez creó ropa que es una belleza y aunque se puede lucir en cualquier evento de la Alta Sociedad, tiene su punto técnico e interesante. Porque Galliano y sus talleres se ganaban mi admiración al trabajar las telas hasta darle un aspecto de abanico, de origami o de arrugado. Los trabajadores de ese atelier deben valer su peso en platino.
Galliano me gusta, no porque esté loquito y se disfrace (lo cual me suele arrancar una sonrisa de la cara) ni porque recurra a la Historia y la Geografía como inspiración; incluso el hecho que sea una nena tampoco me provoca simpatía hacia él (aunque me encanta cuando anda en plan nena) sino por sus habilidades conceptuales y técnicas. Recuerdo esa colección de primavera 2007, la que refería a Madame Butterfly. ¡Dios, qué gran trabajo en las telas! Los bordados, los estampados pintados a mano... Sus prendas son dignas de un museo. Un buen vestido de Dior Haute Couture -los más extravagantes incluidos- es una instalación, una pieza de arte que se puede usar. Creo que tiene un lugar entre la Trinidad -de la Haute Couture-: Karl, Christian Lacroix y Galliano.
Quisiera un párrafo aparte para los vestidos de gala. Casi todos eran preciosos. Un sueño. Una prenda grandiosa con la cual no se pasaría desapercibida. Aunque repitió un poco ese efecto de la falda corta de enfrente y larga de atrás, la silueta se ve diferente. Dramática. Incluso veo muchos vestidos con potencial de ser trajes de novia. creo que esta colección va a tener éxito porque tiene originalidad, una excelente técnica, una inspiración y una belleza innegable. Los vestidos con arrebatos creativos del viejo Galliano aparecerán en Vogue y Harper's Bazaar, transformados en una bella fantasía de la mano de Testino, Steven Meisel, Peter Lindbergh, Annie Leibovitz y Karl en su fase fotográfica. Qué bella colección. Mi favorita de toda la temporada, sin duda alguna.
Es bueno tener a Galliano de vuelta. Cuando vi sus colecciones de RTW y la pasada colección de invierno de Haute Couture me daban ganas de gritar "¡¡John, por favor!! ¡Dime que ese engendro que tiene la cara como de máscara kabuki japonesa y de una frente kilométrica no eres tú! ¡Es un clon, un robot malvado que te ha sustituido! (y con suerte estarás amordazado en el fondo de algún desván en París)". Ahora que regresó me dan ganas de preguntarle si está bien, si no le hicieron daño -mas que deformarle la cara, pero eso se quita si se suspende el Botox- y si ese engendro imitador de las Stepford Wives que le suplantó no mermó su capacidad creativa. Esperemos que no le vuelvan a secuestrar.
El segundo en mi lista es Christian Lacroix. Cuando empezaba a adentrarme en este negocio me faltaba sensibilidad para poder apreciar la ropa de Lacroix y berreaba cuando veía sus prendas; me parecían grotescas. Fue hasta 2007 cuando lo entendí. Lacroix es un artista, y tiene siempre una inspiración clara y un estilo que, aunque algo repetitivo, es presentado con cambios para cada temporada. Los bordados de su taller son tan bellos que me cuesta describirlos con palabras, porque hacen uso de intrincados diseños y coexisten con la prenda. ¿El encaje? Me encanta, sólo él sabe usarlo tan bien. Lacroix no tiene miedo al color y le adoro por eso; y porque los sabe utulizar para que sus prendas sean totalmente diferentes a las demás. Le adoro, a la fecha no me ha decepcionado.
Lo que hace Lacroix se define en inglés como pushing boundaries: cuando nosotros creemos que ha llegado al límite, él se las arregla para ir un poco más allá. Creemos que combinar verde, rosa, azul, amarillo, naranja, rojo, violeta y negro es imposible o demasiado hortera; él lo hace. Creemos que el exceso de maquillaje, collares, aretes, volantes (en la ropa), pulseras y accesorios en el pelo es horroroso; él lo usa para causar una impresión. Aplaudo esa actitud.
Su ropa es un sueño. Es histórica, surrealista, preciosa. Como algunos saben, Lacroix estudió la ropa del siglo XVIII y tiene un gran conocimiento de los vestidos de la región de Francia de donde es originario. Asimismo, está enamorado de España y la trae a colación cada que puede. Con esas tres líneas ha estado haciendo un número infinito de combinaciones desde 1987, y tan sólo las adapta a los tiempos. Esto, estimados lectores, sólo puede ser obra de un genio, un hombre que tiene un universo dentro de su cabeza.
(vean de cerca sus maravillosos bordados)
Veo en esta temporada mucha ropa que puede usarse para prácticamente toda ocasión. Veo 6 vestidos que deben usarse para robar cámara. Pero advierto: las prendas de Lacroix necesitan a alguien con presencia para poder desplegar todo su encanto. Una mujer insegura -o insignificante- vestida de Lacroix no va a convencer. Recuerdo bien que el año pasado la guapísima Julianne Moore se vistió de Lacroix para una premiere en Cannes: se veía bien pero dudaba y eso la hacía ver fuera de lugar. Lástima. ¿Mi favorito para la Alfombra Roja? El vestido dorado que salió antes del traje de novia. Repito: requiere de una mujer con actitud.
(por cierto que, si fuera por mí, ponía la colección entera de Lacroix)
Mientras escribo estas líneas veo Chanel. No sé por qué me da la impresión que hemos entrado a una nueva era con la casa francesa más chic. Les ha ido mal últimamente y este desfile no se puede comparar en absoluto al de hace seis meses. Aunque me gusta es algo muy diferente al Chanel que conocemos con esos grandes vestidos, tweed sobre tweed y cadenillas, logo, entre otras muchas cosas. Veo prendas muy bien logradas en el aspecto técnico, veo innovación y algo nuevo. Veo minimalismo. Y creo que, de ahora en adelante, las cosas van a cambiar mucho en Chanel. Mucho.
No me gustaría adelantarme pero me parece que las colecciones del gigante serán recuerdo de tiempos pasados en los que el Grand Palais era un escenario para Karl. Creo que el viejo Chanel va a ser sinónimo de una época de bonanza y el nuevo Chanel será más austero, menos festivo y ocurrente. Los vestidos imposibles serán parte del recuerdo.
La inspiración fue el Oriente Lejano, pero Karl la trabajó de una forma casi quirúrgica, al reducir las curvas y sinuosidades. Algunos de sus trajes serían apropiados para una enfermera china. Y la verdad es que está bien. Seamos positivos. Chanel necesitaba un cambio urgente para poder subsistir. Tal vez esto potenciará la creatividad de Karl, mortalmente adormecida de un tiempo para acá.
Le auguro un gran éxito a esta colección. Así lo espero, puesto que tiene mucho esmero y se nota que Karl quiere dejar de abusar de los motivos Chanel y de tanta repetición para empezar un nuevo camino. Bravo, bravo, bravo. Lo que necesita es experimentación y lo logró.
(esta foto se quedará en mi blog. Es una belleza)
Además, es digno de mencionarse el trabajo de los sombreros, puesto que son esculturas en papel. Casi todos me sorprendieron gratamente, ya que eso demuestra la habilidad de algunas personas para crear belleza con un trozo de papel. Aunque… no todos fueron sublimes y para muestra, basta un botón, o más bien una rosa entera. Y con eso me refiero al gran final.
La foto del final no tiene precio. Creo que la idea de Lagerfeld es que la cara de la modelo fuera el botón de la rosa de papel, pero en realidad parece como un collarín de perro o una Cabbage Patch Kid. Y lo mejor de todo es la cara de Freja Beha Erichsen -me agradaba pero rezuma mal carácter en los desfiles, lo cuál me hace preguntarme para qué se dedica a eso- con una expresión de enfado mal contenido como diciendo "lo que tengo que aguantar por ganarme unos euros". No hay justificación que valga. Está enojada. Con suerte y nunca volverá a usar el collarín de perro -o a desfilar... lo acepto, ya me cae mal-.
Estaba viendo la colección de Givenchy (se pronuncia Gi-VAN-shý) y me asaltó la duda: ¿por qué demonios están regresando los hombros ochenteros? ¡Hasta en la Alta Costura, carajo! Los hombros desproporcionados son mi trauma. Pero bueno, hablamos de Alta Costura, la expresión más refinada en el arte de vestir... y no de mis traumas.
Creo que, salvo los hombros grandes y un intento de traje de baño que salió por ahí, la colección me pareció muy buena y coherente. No la había valorado en su momento pero (no sé ustedes) necesito un poco de tiempo para digerir y apreciar las propuestas de algunos diseñadores. Las colecciones de Givenchy Haute Couture son artísticas y algo complejas en estructura e inspiración. Y auqnue eso a muchos no les guste, creo que tiene muchos méritos en un mundo en el que la gente tiene el cerebro cada vez más seco.
Me declaro defensor de Riccardo Tisci. No sé por qué le atacan tanto si hace bien su trabajo; lleva a Givenchy a un nuevo territorio sin ser tan atrevido como McQueen ni tan sexoso como Macdonald. Hubert de Givenchy es maravilloso y adorable, y lo admiro mucho por crear ropa tan bella, tan poderosa, tan elegante, tan imitada (pero no igualada). PERO NO VA A VOLVER. Lo mejor es que su casa tome una nueva dirección, ¿no creen? No puede suceder como en el caso de Emanuel Ungaro, donde sus accionistas quieren perpetuar su espíritu cuando estaban teniendo éxito con la reinvención de la marca. Estúpidos, estúpidos, estúpidos.
En fin, Tisci hace tendencia, explora nuevas formas y coordina bien su estilo. Sus materiales son bellos y podemos ver similaridades entre sus diseños de Alta Costura; a pesar de eso, no se copia a sí mismo. Y en esta temporada, tengo la impresión de que invoca a la muerte con algunos de sus diseños. Es el velo blanco, la palidez mortal, el piso cubierto de flores. Mi impresión se acentúa cuando vi que citó al misticismo como una de sus influencias para la colección.
Creo que también tuvo un gran acierto al crear vestidos de coctel y trajes. Verán, son más fáciles de combinar y reciclar que un vestido de gala. Y , por supuesto, creo que lo que hizo para gala y Alfombra Roja es espléndido. Es oscuro, atrevido, encantador. Me encantaría verlos en Cannes, en los Oscars o en el MET. Aunque creo que sólo gente como Cate Blanchett, Freida Pinto (¡qué guapa y elegante es esta chica! ¡exuda sencillez y buen humor! Es un gran ejemplo) o Róisin Murphy se atrevería a usarlos.
Viendo la colección de Gaultier Paris, la división de Alta Costura de Jean-Paul Gaultier, me preguntaba si acaso habría aminorado la marcha por alguna razón, y es que sus colecciones se han vuelto un poco más seguras cada vez. Esto es un poco feo, porque tiene mucha capacidad para sorprender, y sus piezas de Alta Costura son bellísimas porque técnicamente han mejorado... aunque eso sea difícil puesto que la primera colección estaba muy bien lograda técnicamente.
En fin, creo que se está volviendo un caballo ganador que está mostrando signos de agotamiento en su carrera y eso está muy mal, puesto que él era muy creativo en sus ideas y en esta ocasión se va por lo seguro. No está mal ni lo critico pero extraño al Gaultier que hacía vírgenes y demás.
Hablemos de la ropa. La ropa tiene un nivel de calidad apto para Alta Costura. Creo que varias piezas tenían mucho potencial de Alfombra Roja en los Oscars y otras se volvían las más imaginativas desde hacía tiempo. La colección está bien trabajada -el aspecto técnico de esta pasarela me fascinó puesto que el bordado y los efectos son impecables- y logra ser creativa e incluso se burla de las turbulencias económicas al crear un lujo refinado. Tiene muchos méritos y los aplaudo.
Creativamente... también tengo cosas buenas que decir. Bastante buenas. Aunque no me retracte, creo que se esforzó en complacer e innovar a la vez. Una tarea muy difícil, sin duda alguna, ya que en este negocio el cliente manda.
La forma se aleja un poco de la figura encorsetada que suele presentar, y se va por el volumen aunque también hay vestidos de línea A y otras cosillas muy convencionales. Pero, vaya, Gaultier me agrada mucho y creo que se esforzó.
En el post pasado que hice de Haute Couture recalqué mi admiración por Anne Valérie Hash, porque la considero una persona con mucho talento y habilidades técnicas, aunque tiene mucho que aprender. Y por desgracia esta vez no hizo show sino que presentó un lookbook. Qué pena. Aunque la ropa creo que tiene un nivel de esfuerzo reconocible, aunque no se pueda comparar con ninguna de las grandes casas de Alta Costura.
Son sólo diez piezas y están enfocadas a satisfacer las necesidades de la gente, lo cual no está nada mal si eres una pequeña casa de modas buscando subsistir. Esperemos que su situación pueda mejorar para Otoño.
También iba a comentar a Alexis Mabille, el cual tuvo un buen debut, pero esta colección es X. No tiene nada que llame la atención y por el contrario, la busca mediante el show y la tontería. Qué lástima.
Todos me odiarán pero... Valentino no era santo de mi devoción. Sí, fue uno de los primeros diseñadores que conocí y hacía vestidos de Alfombra Roja realmente impactantes pero era realmente aburrido y repetitivo. Sus colecciones de Alta Costura me gustaban cuando aprovechaba esos magníficos talleres para hacer uso del bordado. En el post sobre Alta Costura, el primero que hice, subí una foto de un abrigo y un vestido con unos bordados arrebatadores. Podía quedarme viéndolos durante un largo rato. Y la era Facchinetti, aunque fugaz, significó ver algo nuevo en Valentino. Y ya ven, la echaron a patadas (desearía que le dieran trabajo en otra casa, porque si fuera yo una mujer, me vestiría de Facchinetti).
Además, Valentino es un tonto. Me acuerdo que dijo claramente que esperaba que la era Facchinetti fuera un cambio positivo para la casa y blablabla... ¿y por qué sale diciendo que esta mujer debió haberse inspirado en los archivos de la casa? En fin...
Los señores estos que ahora diseñan para Valentino lo hicieron muy bien. Su colección es tan Valentino que me confundo. Y bueno, tienen talento y su ropa es bonita pero nada más. Creo que no hay mucho qué hablar de los Valentinos, porque el mismo Valentino me inspiraba mucho en ocasiones (era como el hijo ilegítimo y europeo de Edith Head con un gigoló italiano que se hacía pasar por marqués) y Facchinetti me parecía lo que la casa necesitaba para adaptarse a los nuevos tiempos. Pero estos señores clonan y eso no tiene mucho mérito.
Paso de Armani porque le detesto abiertamente, preferiría comentar a Georges Chakra, y eso que su ropa me parece horripilante. Y en esta colección vi por ahí un vestido sirena en color melón que me gustó mucho. Lo demás.... pues es más de lo mismo, supongo. De hecho veía la colección y me preguntaba si no era gemelo de Elie Saab. Y hablando de Saab... ¿alguien es capaz de distinguir sus colecciones de Haute Couture? Porque yo no puedo. Siempre veo lentejuelas, vestidos strapless, bordados, bling bling, una descarada apertura en la pierna hasta llegar al muslo, algo de crinolina y colores bonitos y pastelosos que se llevan bien con la Alfombra Roja. Yo sé que a muchos les parecerá un genio y admito que tiene la gran virtud de defender la femineidad a toda costa, e incluso creo que es una versión moderna y libanesa de Edith Head... pero me aburre.
Eso es todo. Espero sus comentarios y sugerencias.
PD. Me invitaron a escribir al blog Fashion Media y colaboré con un post sobre el pelo de Jerry Hall. Muchas gracias a Miss At La Playa por prestarme una de sus fotos para el post. Espero que puedan ver y comentar la entrada aquí
Va el video de Chanel:
parte 2:
video corto de Christian Lacroix:
Dior:
parte 2(por ahí salen canciones de Carla Bruni y eso me gusta porque tiene una voz muy melodiosa):
video cortísimo de Givenchy:
Elie Saab:
parte 2:
Valentino:
part 2
domingo, 15 de febrero de 2009
Menswear Otoño 2009: Highlights
La moda nos encanta. Nos fascina y se ha vuelto parte esencial de nuestras vidas, tanto así que le dedicamos blogs y gastamos lo que ganamos en comprar revistas y ver cositas en style.com. Pero nuestros blogs se dedican más a la ropa de mujer. Tal vez sea porque la ropa de hombre suele ser realmente aburrida y un traje de Saville Row no se compara con un vestido de Alta Costura, lo sé. Pero es muy necesario que veamos las dos caras de la moneda. Tratar al imperio Inditex y a Chanel Haute Couture. Hablar de tendencias para ricos y para gente que compramos con presupuestos limitados. Hablar del ying y el yang, del hombre y la mujer. Así que Menswear Otoño 2009 nos toca. Y lo vamos a tratar.
Confieso que conozco poco de ropa de hombre y no vivo al pendiente de las colecciones ni las campañas, pero estuve revisando algunas propuestas y, mientras que unas me sorprendieron gratamente, otras casi me hicieron vomitar, como la de Jil Sander, marca que me gusta mucho pero ha hechos unas cosas horrorosas últimamente -en ropa de hombre-. Entonces reseñaré las que más me han gustado. Y la primera en mi top es Gucci.
Soy un facilón y la ropa de Gucci es mi favorita en todo el menswear. Sí, ya sé que Frida Giannini no sabe nada y que repite lo mismo, y también que los pantalones a la cadera ya fueron y que en Youtube un usuario la llamó 'cunt'... ¡pero no me importa! Desde hace 3 o 4 temporadas veo la colección de hombre en Gucci y me doy ideas. O hago mi wishlist mental con cosas de ahí.
Ya sé que da igual la inspiración que agarre Frida Giannini con Gucci: hoy serán los rockeros fanáticos de Rusia y mañana los 80. Pero la ropa me parece tan elegante y bien cortada que me vuelve loco. El problema de sus inspiraciones, dirían algunos, es que no están separados de la ropa de mujer así que ya sabemos que el motivo para el desfile de otoño va a ser la estética dance de los 80 y 90 (eso ha pasado en los últimos desfiles y a nadie asusta).
La colección es mi favorita. PUNTO. No hay absolutamente nada de esta propuesta que no me pondría. Y aplaudo a Frida por hacer ropa de hombre tan bonita y elegante. La aplaudo porque sus trajes son ajustados y dan una figura espléndida, porque sus abrigos de pieles no harían que su cliente pareciera un padrote y porque tiene tendencias agradables que las personas pueden imitar para refrescar su armario este invierno. Incluso podría yo mismo imitar el look Gucci si comprara un traje usado en la calle y le metiera tijera. Y se vería espléndido. Me encanta. Bravo.
La siguiente es de Alexander McQueen.
Alexander McQueen tiene que presentar una verdadera porquería para que no me gusten sus colecciones. La de hombre de esta primavera era espantosa, pero la de otoño tiene algo que me gusta, y mucho. Tiene mucho de Daniel Day Lewis en general -y específicamente en Gangs Of New York-, algo de eduardiano, de Mr. Hyde, Dorian Grey y Jack el Destripador e incluso de nazi con esos abrigos con botonadura central. Tiene investigación y eso la hace ser una colección esmerada y muy bien lograda.
Toda colección de McQueen es una gran lección de historia y semiótica. McQueen, cuando quiere, repasa la historia y retoma cortes olvidados, los mastica, les añade algo de oscuridad cuando le place y nos presenta grandes colecciones. Nunca deja a los demás con la duda de en qué se inspiró. Nunca copia directamente. Me encantaría que algún día se pusiera napoleónico para sus dos colecciones -las cuales tiene un cierto parecido pero nunca son totalmente iguales- y así viera un show que comenzara con una pareja McQueenescamente napoleónica bajar de un carruaje al ritmo de alguna sinfonía encantadora de Haydn. Algún día sucederá.
Adoro que siempre sea tan teatral. Adoro que sus prendas de hombre sean exquisitas. Tienen un acabado espectacular. McQueen utuliza la experiencia como aprendiz de sastre a su favor en la ropa de hombre. Es como un escultor que usa el hierro para sus creaciones. Le quita la rigidez al menswear y lo homologa con las tendencias o con los productos de su imaginación.
Podría jurar que para esta colección creó a un personaje central rico, despiadado y atractivo, del tipo que por las noches apuñalaba prostitutas en el Londres de la era victoriana. Las torturaba y acto seguido lavaba sus culpas con ginebra en cualquier bar de Whitechapel y se iba a ver peleas de box clandestinas en cualquier sótano de la ciudad. A eso me remite McQueen.
Siempre que tengo dudas sobre la moda recurro a él. Tiene aún tantas cosas que crear. Y ya sé que está de moda adorarlo (¿alguna vez ha pasado de moda?) pero ¿qué creen? NO ME IMPORTA.
Continuemos con Burberry (Prorsum)
Descubrí la vida secreta de Burberry Prorsum hace poco. Una maestra anglófila como pocas nos reveló indirectamente la verdad: la firma que dirige Christopher Bailey coqueteaba descaradamente con lo vulgar y lo high street. Y es que, para desgracia de ellos, el tartan y algunos accesorios de Burberry, como la gorra de beisbol, se habían vuelto estandarte de raperos, skinheads y hooligans -no, no miento-. Nosotros creíamos que la sofisticación inglesa venía de la mano de una gabardina Burberry... y da la casualidad de que los ingleses creyeron tanto en eso que le quitaron el aura de glamour de posguerra a esa gabardina.
Sinceramente no es motivo de escándalo que algún inglesito hortera haya llenado de dinero a Bailey y compañía al comprar sus accesorios, pero en un acto de elitismo hasta cierto punto racional, se volvieron cool otra vez. Da igual. Horteras o no, su ropa siempre fue buena y el tartan es cultura pop, para bien o para mal.
Esto de la vida secreta de Burberry da para un post en general pero lo trataré de resumir de este modo: un inglés de la clase obrera, con poder adquisitivo y poca cultura -pero un súbito interés en ser chico GQ, ya que, como todos sabemos "la moda está de moda"- se fascina con lo que significa Burberry para él, un aire de la Inglaterra aristocrática y le da igual si Bailey -por cierto, debería salir anunciando su marca, es muy buen modelo- se despierta pensando en el verano más lluvioso del siglo XX, en el medioevo o en cualquier otra cosa. Lo único que quiere es una marca y lo que eso representa, y comprar una gabardina de tartan ES SU ANHELO REALIZADO.
Vaya, ya me ahorré un post, jajaja. Entonces Bailey les da lo que quieren. Sabemos que las casas no viven de fanáticos famosos como Kate Moss y Mario Testino: la gente hasta cierto punto 'común' es la que compra sus diseños. Entonces, a Bailey se le ocurrió plasmar el anhelo poniendo bufandas de tartan. ¿Y saben qué? Yo creo que eso va a sustituir a la keffiya (palestina) como trapo 'it' de la temporada.
Y a pesar de todo este alegato, la colección me parece buena. Me ha gustado porque Bailey sabe hace ropa interesante y comercial a la vez. ¿Quieren un ejemplo? Esa maravillosa idea e hacer un paraguas con estoperoles. Si pudiera hacerme uno en casa, lo haría. Si fueran baratos, conseguiría uno. Es una idea maravillosa. Y la colección actual de Burberry Prorsum tiene mucho de eso. Tiene colores que pueden verse sobrios, pero funcionan en el guardarropa de un inglés hortera, de un hombre de negocios, o de un estudiante postadolescente con buen gusto. Es completa y tiene encanto. Tiene un hilo conductor de la mano de los inagotables motivos Burberry. Tiene un toque juvenil dado por un diseñador que parece Dorian Gray (Bailey parece apenas estar cumpliendo los 25 o menos, según sé, tiene una década más). Tiene salida comercial... vaya, tiene muchas cosas.
La colección de Hermès tiene lo que buscaría si fuera un hombre rico y estiloso. La ropa me hace resaltar y los colores son vibrantes. Los cortes simples y combinables con otras prendas. No me vería como payaso o como si me esmerara demasiado en arreglarme, ¿qué podría pedir? Y por cierto, acabo de descubrir que una chica diseña la ropa (Véronique Nichanian), y tiene muy buen gusto. Creía que Gaultier diseñaba la ropa de hombre, pero esta chica tiene potencial y talento. Aplausos.
Missoni tiene algo que siempre hará que me guste: los estampados. Emilio Pucci y Missoni hacen unos estampados que me encantan y sólo por eso se ganan mi respeto. Los suéteres de la colección de Missoni son encantadores... y sus mangas son extralargas con un agujero para el pulgar.
La pura perfección. Lo demás da igual. Aunque sí, me parece una colección coherente y atractiva. Y el sueter estampado es algo que podría ser muy viejuno, pero siempre rondará un closet de hombre, ya sea de 6 o 75 años. ¿Miento acaso?
La ropa de Louis Vuitton no está nada, pero nada mal aunque lo que me gustó fue un bolso en particular. Es como una versión muy masculina del Birkin y me encantaría. No es ningún secreto que el Birkin bag me encanta y que usaría uno de portafolios porque es un bolso muy masculino. Y esa versión de Vuitton entró a mi wishlist. Lo que me desagradaun poco de la colección es su ausencia de color. Es como si Marc Jacobs se hubiera inspirado en una ciudad. Y todos sabemos que en la moda de hombre se necesita variedad Y COLOR.
Por último, diré que me ha gustado Gareth Pugh. No en su totalidad, pero me ha gustado. Yo sé que es fácil odiarlo, que es medio tonto y no tiene mucho más que ofrecer mas que robots humanos en blanco y negro y que si me pongo uno de sus chalecos de pelo largo la gente me apodará "el cavernícola" con justa razón pero.... vaya, cómo decirlo... creo que llenan mi necesidad de algo edgy. Los abrigos estilo miltar totalitario futurista son un primor, los pantalones que parecen mallones de cuero me encantan (y eso que relaciono al pantalón de cuero con ropa de actor porno sadomasoquista) y al final venían unas prendas con flecos de ¿plástico? negro en los hombros que me fascinaron. Vaya, lo demás es basura, ropa para disfrazarse de darky heroinómano en Halloween (sin ofenderlos, señores darkies, sólo me refiero a los adictos a la heorína). Pero si pudiera poner mis pequeñas y ansiosas manos sobre la ropa de Pugh que me gustó, mi guardarropa mejoraría para bien. Combinadas con unas Martens se deben ver increíbles. Por cierto, leí el chisme de que a lo mejor Pugh es el sucesor del (tonto) Kris Van Assche en Dior Homme. Y me gusta la idea, aunque Dior no es nada, NADA, sin Hedi Slimane.
(este es Maison Martin Margiela)
Otras casas con propuestas interesantes son Bottega Veneta (su ropa me gusta, pero esta vez estuvo demasiado tranquilo para mi gusto), Neil Barrett -el cual es algo así como el Alber Elbaz de la moda masculina porque es adorado por su talento y su accesibilidad-, Lanvin aunque creo que a la ropa de hombre le falta un poco para igualar a la de mujer (pero tiene cosas que quiero para mi closet) y Maison Martin Margiela,que es creativo hasta en los lookbooks. Presentó ropa con aspecto de haber sido empapada por la lluvia (lamentablemente no da mucho para reseñarse). Sólo él puede hacer eso. Y bien, este es mi reporte, se los debía.
Añado los videos de Gucci:
Alexander McQueen parte 1:
Parte 2:
Louis Vuitton -busquen los portafolios que se parecen al Birkin-:
Hermès-video corto-:
Missoni -video corto-:
Gareth Pugh -video corto-
Burberry Prorsum:
Lanvin -video corto-:
Neil Barrett -sin sonido-:
Versace -video corto-:
Bottega Veneta:
y para finalizar, John Galliano, parte 1:
parte 2:
En mi ahora -casi, aún no me resuelven nada- extinta Internship estuve en una oficina pintada de blanco y privada de ventanas. Esto suena a tortura pero en realidad era como entrar a una cápsula del tiempo y salir 4 horas después sin haber envejecido ni un minuto. El caso es que en la oficina estaba rodeado de gente interesante: desde la encargada de Relaciones Públicas, a la cual su pelo entrecano le daba un muy ligero aire a lo Mrs Robinson, hasta una de las encargadas de Registro de Obra (creo), una modernísima chica con un gran estilo, pasando por un diseñador gráfico con un excelente gusto musical, una investigadora madrileña que tenía una adorable Moleskine tamaño familiar (pido de favor que alguien me regale una, mi vida es muy desorganizada y sólo ese divino cuaderno me ayudaría a no hundirme más en el desorden)... y los dos curadores de los que hablaré.
La oficina no era como cualquier oficina del gobierno mexicano llena de intrigas y trabajadores vulgares e indolentes. Era algo interesante y en las 5 semanas en las que estuve me dieron bastantes libertades y estuve contento en ese cuarto seccionado donde se organizaban cosas de las exposiciones habidas y por haber. Creo que es lo más cerca que he estado del trabajo profesional en mi carrera. Pero en fin, como decía nuestra querida (jajajaja) Angelina Jolie para justificar su adulterio, 'it is what it is'.
El punto es que, entre los personajes que encontré están A. y R. A. es curador pero creo que también tiene un rol activo en encontrar financiamiento para el museo. R. es curador e investigador y básicamente monta las exposiciones y selecciona piezas a exponer.
A., como les dije en el post anterior, viene de las Canarias. Al principio creí que era argentino o uruguayo pero después aclaró su procedencia (chicos españoles: este hombre tiene un acento muy raro y no se parecía en absoluto al acento madrileño, barcelonés o andaluz que he escuchado ¿es eso normal?). Y es un chico GQ.
Ignoro si esté suscrito a la revista o si la compre de vez en cuando, pero su estilo es acorde con los lineamientos de la revista: ropa y accesorios para hombre cuidadosamente seleccionados para personificar a un tipo de hombre con educación, poder adquisitivo y gusto por la moda. Ya saben, el típico hombre de las comedias románticas hollywoodenses de inicios de la década (pobres chicos, mucha gente debe tener un mal concepto de ellos).
A. no iba muy formal, justo como recomienda GQ ir al trabajo: a veces usaba camisas, otras veces una Lacoste verde botella -con manchas de transpiración, soy muy de darme cuenta de esos detallitos-, jeans y tenis estilo Camper o Hogan: zapatos que no son unos Converse pero tampoco llegan a ser un zapato formal. Creo que el señor Q. tiene un post sobre ese tipo de zapatos. Y se acompañaba de un bolso mensajero que inmediatamente entró a mi wishlist mental (para que lo sepan, soy fanático de los bolsos mensajeros, son prácticos y tienen un "algo" chic). Un buen estilo, pulido y a la vez desenfadado.
Nunca platicamos mucho. Como dije en la entrada anterior, tengo la sospecha de que no le agradé mucho o simplemente era un poco arrogante con los chicos del Internship. O tal vez me estoy llevando una impresión equivocada, como suele suceder. Yo creo más bien que es eso último.
Y estaba R., a quien traté un poco más y me agradó mucho. Incluso alguna vez le pregunté la procedencia de sus tenis, unos Fila en color camello preciosos y muy prácticos (según R. eran muy cómodos también, algo así como unos flats de Lanvin pero en versión masculina) y platicamos un poco del tema.
Creo que R. era el más GQ de los dos. Vuelvo a aclarar que me agradaba mucho y que su estilo me gusta porque es relajado y apto para una oficina tan vanguardista (y maravillosa... ¡¿por qué la burocracia se interpone entre la oficina y yo?!) como esa. R. usaba más tonos claros y continuaba con el recurso de combinar una camisa con unos jeans y unos tenis (no, no es malo).
Sin embargo, creo que el look GQ está sobrevaluado. Sé que un hombre elegante, trendy, chic o como le quieran llamar no es fácil de encontrar pero somos hombres y seguimos la moda con más cautela. Por tanto, publicaciones como Details o GQ no deberían ser vistas como Biblias del menswear.
Pero el estilo GQ es doble cara: sí, es relajado; sí, es democrático; sí, yo lo puedo imitar con un presupuesto limitado... pero -y les digo esto porque hojeo las GQ cada mes para buscar novedades- ese estilo no da espacio a la experimentación. Todo es una guía demasiado rígida para un aspecto de la moda que es rígido per se. Y creo que esas reglas del estilo supuestamente relajado deberían romperse. De lo contrario tendremos muy pronto (si es que no hemos llegado ya a ese punto, lo dejo a su criterio) un ejército de clones. Y el mundo ya tiene demasiadas Voguettes (¿no es así, Raquel?), metrosexuales (sugiero encerrarlos en una cabaña en el bosque sin cremas Biotherm, camas de bronceado ni botox para ver qué sucede) y demasiados new ravers como para tener chicos GQ surgiendo como hongos después de la lluvia. ¿O qué opinan? ¿Sí o no a la experimentación en un look de hombre? ¿Hasta qué punto?
Estos también los vi en Saks Fifth Avenue. Tocarlos es realmente una experiencia difícilmente igualable, y es que la piel de cocodrilo tiene una textura deliciosa.
Precio: 10000 pesos
Alto: 15 cm. Plataforma escondida de 5 cm.
Punta cuadrada, disponibles en negro, cocodrilo y botín.
A todas luces se ve que es un zapato cómodo. La plataforma y la punta cuadrada lo demuestran y la autora de Red Carpet Fashion Awards dice que son más cómodos y ligeros que unos Louboutin. Sin embargo, lo bello e inquietante de estos YSL es que -sobre todo en negro- tiene algo de fetichista... y, por qué no decirlo, algo ligeramente putanesco en ellos. Y eso no es necesariamente malo, de hecho es excitante. Son como zapatos de dominatrix que se pueden sacar a la calle. Verlos y tocar esa piel es algo muy interesante.
Los vi en Saks Fifth Avenue. Son Balenciaga.
Precio: 14500 pesos (aproximadamente 1000 dólares, ya ven que sube)
Alto: 11 o 12 cm
Punta triangular y tacón enteramente de metal. Plataforma casi inexistente. Disponibles en negro y botín al tobillo. Preciosos.
En vivo son ligeros, de una extraordinaria calidad y casi no tienen plataforma. Pero me pregunto quién en México podría usarlos y aguantarlos, vi una foto en Jak & Jil de una clienta feliz con los pies enrojecidos (más bien, ya cerúleos por usarlos para ir a un show en Nueva York).
Y aunque destrocen el pie, son hermosos.
Confieso que conozco poco de ropa de hombre y no vivo al pendiente de las colecciones ni las campañas, pero estuve revisando algunas propuestas y, mientras que unas me sorprendieron gratamente, otras casi me hicieron vomitar, como la de Jil Sander, marca que me gusta mucho pero ha hechos unas cosas horrorosas últimamente -en ropa de hombre-. Entonces reseñaré las que más me han gustado. Y la primera en mi top es Gucci.
Soy un facilón y la ropa de Gucci es mi favorita en todo el menswear. Sí, ya sé que Frida Giannini no sabe nada y que repite lo mismo, y también que los pantalones a la cadera ya fueron y que en Youtube un usuario la llamó 'cunt'... ¡pero no me importa! Desde hace 3 o 4 temporadas veo la colección de hombre en Gucci y me doy ideas. O hago mi wishlist mental con cosas de ahí.
Ya sé que da igual la inspiración que agarre Frida Giannini con Gucci: hoy serán los rockeros fanáticos de Rusia y mañana los 80. Pero la ropa me parece tan elegante y bien cortada que me vuelve loco. El problema de sus inspiraciones, dirían algunos, es que no están separados de la ropa de mujer así que ya sabemos que el motivo para el desfile de otoño va a ser la estética dance de los 80 y 90 (eso ha pasado en los últimos desfiles y a nadie asusta).
La colección es mi favorita. PUNTO. No hay absolutamente nada de esta propuesta que no me pondría. Y aplaudo a Frida por hacer ropa de hombre tan bonita y elegante. La aplaudo porque sus trajes son ajustados y dan una figura espléndida, porque sus abrigos de pieles no harían que su cliente pareciera un padrote y porque tiene tendencias agradables que las personas pueden imitar para refrescar su armario este invierno. Incluso podría yo mismo imitar el look Gucci si comprara un traje usado en la calle y le metiera tijera. Y se vería espléndido. Me encanta. Bravo.
La siguiente es de Alexander McQueen.
Alexander McQueen tiene que presentar una verdadera porquería para que no me gusten sus colecciones. La de hombre de esta primavera era espantosa, pero la de otoño tiene algo que me gusta, y mucho. Tiene mucho de Daniel Day Lewis en general -y específicamente en Gangs Of New York-, algo de eduardiano, de Mr. Hyde, Dorian Grey y Jack el Destripador e incluso de nazi con esos abrigos con botonadura central. Tiene investigación y eso la hace ser una colección esmerada y muy bien lograda.
Toda colección de McQueen es una gran lección de historia y semiótica. McQueen, cuando quiere, repasa la historia y retoma cortes olvidados, los mastica, les añade algo de oscuridad cuando le place y nos presenta grandes colecciones. Nunca deja a los demás con la duda de en qué se inspiró. Nunca copia directamente. Me encantaría que algún día se pusiera napoleónico para sus dos colecciones -las cuales tiene un cierto parecido pero nunca son totalmente iguales- y así viera un show que comenzara con una pareja McQueenescamente napoleónica bajar de un carruaje al ritmo de alguna sinfonía encantadora de Haydn. Algún día sucederá.
Adoro que siempre sea tan teatral. Adoro que sus prendas de hombre sean exquisitas. Tienen un acabado espectacular. McQueen utuliza la experiencia como aprendiz de sastre a su favor en la ropa de hombre. Es como un escultor que usa el hierro para sus creaciones. Le quita la rigidez al menswear y lo homologa con las tendencias o con los productos de su imaginación.
Podría jurar que para esta colección creó a un personaje central rico, despiadado y atractivo, del tipo que por las noches apuñalaba prostitutas en el Londres de la era victoriana. Las torturaba y acto seguido lavaba sus culpas con ginebra en cualquier bar de Whitechapel y se iba a ver peleas de box clandestinas en cualquier sótano de la ciudad. A eso me remite McQueen.
Siempre que tengo dudas sobre la moda recurro a él. Tiene aún tantas cosas que crear. Y ya sé que está de moda adorarlo (¿alguna vez ha pasado de moda?) pero ¿qué creen? NO ME IMPORTA.
Continuemos con Burberry (Prorsum)
Descubrí la vida secreta de Burberry Prorsum hace poco. Una maestra anglófila como pocas nos reveló indirectamente la verdad: la firma que dirige Christopher Bailey coqueteaba descaradamente con lo vulgar y lo high street. Y es que, para desgracia de ellos, el tartan y algunos accesorios de Burberry, como la gorra de beisbol, se habían vuelto estandarte de raperos, skinheads y hooligans -no, no miento-. Nosotros creíamos que la sofisticación inglesa venía de la mano de una gabardina Burberry... y da la casualidad de que los ingleses creyeron tanto en eso que le quitaron el aura de glamour de posguerra a esa gabardina.
Sinceramente no es motivo de escándalo que algún inglesito hortera haya llenado de dinero a Bailey y compañía al comprar sus accesorios, pero en un acto de elitismo hasta cierto punto racional, se volvieron cool otra vez. Da igual. Horteras o no, su ropa siempre fue buena y el tartan es cultura pop, para bien o para mal.
Esto de la vida secreta de Burberry da para un post en general pero lo trataré de resumir de este modo: un inglés de la clase obrera, con poder adquisitivo y poca cultura -pero un súbito interés en ser chico GQ, ya que, como todos sabemos "la moda está de moda"- se fascina con lo que significa Burberry para él, un aire de la Inglaterra aristocrática y le da igual si Bailey -por cierto, debería salir anunciando su marca, es muy buen modelo- se despierta pensando en el verano más lluvioso del siglo XX, en el medioevo o en cualquier otra cosa. Lo único que quiere es una marca y lo que eso representa, y comprar una gabardina de tartan ES SU ANHELO REALIZADO.
Vaya, ya me ahorré un post, jajaja. Entonces Bailey les da lo que quieren. Sabemos que las casas no viven de fanáticos famosos como Kate Moss y Mario Testino: la gente hasta cierto punto 'común' es la que compra sus diseños. Entonces, a Bailey se le ocurrió plasmar el anhelo poniendo bufandas de tartan. ¿Y saben qué? Yo creo que eso va a sustituir a la keffiya (palestina) como trapo 'it' de la temporada.
Y a pesar de todo este alegato, la colección me parece buena. Me ha gustado porque Bailey sabe hace ropa interesante y comercial a la vez. ¿Quieren un ejemplo? Esa maravillosa idea e hacer un paraguas con estoperoles. Si pudiera hacerme uno en casa, lo haría. Si fueran baratos, conseguiría uno. Es una idea maravillosa. Y la colección actual de Burberry Prorsum tiene mucho de eso. Tiene colores que pueden verse sobrios, pero funcionan en el guardarropa de un inglés hortera, de un hombre de negocios, o de un estudiante postadolescente con buen gusto. Es completa y tiene encanto. Tiene un hilo conductor de la mano de los inagotables motivos Burberry. Tiene un toque juvenil dado por un diseñador que parece Dorian Gray (Bailey parece apenas estar cumpliendo los 25 o menos, según sé, tiene una década más). Tiene salida comercial... vaya, tiene muchas cosas.
La colección de Hermès tiene lo que buscaría si fuera un hombre rico y estiloso. La ropa me hace resaltar y los colores son vibrantes. Los cortes simples y combinables con otras prendas. No me vería como payaso o como si me esmerara demasiado en arreglarme, ¿qué podría pedir? Y por cierto, acabo de descubrir que una chica diseña la ropa (Véronique Nichanian), y tiene muy buen gusto. Creía que Gaultier diseñaba la ropa de hombre, pero esta chica tiene potencial y talento. Aplausos.
Missoni tiene algo que siempre hará que me guste: los estampados. Emilio Pucci y Missoni hacen unos estampados que me encantan y sólo por eso se ganan mi respeto. Los suéteres de la colección de Missoni son encantadores... y sus mangas son extralargas con un agujero para el pulgar.
La pura perfección. Lo demás da igual. Aunque sí, me parece una colección coherente y atractiva. Y el sueter estampado es algo que podría ser muy viejuno, pero siempre rondará un closet de hombre, ya sea de 6 o 75 años. ¿Miento acaso?
La ropa de Louis Vuitton no está nada, pero nada mal aunque lo que me gustó fue un bolso en particular. Es como una versión muy masculina del Birkin y me encantaría. No es ningún secreto que el Birkin bag me encanta y que usaría uno de portafolios porque es un bolso muy masculino. Y esa versión de Vuitton entró a mi wishlist. Lo que me desagradaun poco de la colección es su ausencia de color. Es como si Marc Jacobs se hubiera inspirado en una ciudad. Y todos sabemos que en la moda de hombre se necesita variedad Y COLOR.
Por último, diré que me ha gustado Gareth Pugh. No en su totalidad, pero me ha gustado. Yo sé que es fácil odiarlo, que es medio tonto y no tiene mucho más que ofrecer mas que robots humanos en blanco y negro y que si me pongo uno de sus chalecos de pelo largo la gente me apodará "el cavernícola" con justa razón pero.... vaya, cómo decirlo... creo que llenan mi necesidad de algo edgy. Los abrigos estilo miltar totalitario futurista son un primor, los pantalones que parecen mallones de cuero me encantan (y eso que relaciono al pantalón de cuero con ropa de actor porno sadomasoquista) y al final venían unas prendas con flecos de ¿plástico? negro en los hombros que me fascinaron. Vaya, lo demás es basura, ropa para disfrazarse de darky heroinómano en Halloween (sin ofenderlos, señores darkies, sólo me refiero a los adictos a la heorína). Pero si pudiera poner mis pequeñas y ansiosas manos sobre la ropa de Pugh que me gustó, mi guardarropa mejoraría para bien. Combinadas con unas Martens se deben ver increíbles. Por cierto, leí el chisme de que a lo mejor Pugh es el sucesor del (tonto) Kris Van Assche en Dior Homme. Y me gusta la idea, aunque Dior no es nada, NADA, sin Hedi Slimane.
(este es Maison Martin Margiela)
Otras casas con propuestas interesantes son Bottega Veneta (su ropa me gusta, pero esta vez estuvo demasiado tranquilo para mi gusto), Neil Barrett -el cual es algo así como el Alber Elbaz de la moda masculina porque es adorado por su talento y su accesibilidad-, Lanvin aunque creo que a la ropa de hombre le falta un poco para igualar a la de mujer (pero tiene cosas que quiero para mi closet) y Maison Martin Margiela,que es creativo hasta en los lookbooks. Presentó ropa con aspecto de haber sido empapada por la lluvia (lamentablemente no da mucho para reseñarse). Sólo él puede hacer eso. Y bien, este es mi reporte, se los debía.
Añado los videos de Gucci:
Alexander McQueen parte 1:
Parte 2:
Louis Vuitton -busquen los portafolios que se parecen al Birkin-:
Hermès-video corto-:
Missoni -video corto-:
Gareth Pugh -video corto-
Burberry Prorsum:
Lanvin -video corto-:
Neil Barrett -sin sonido-:
Versace -video corto-:
Bottega Veneta:
y para finalizar, John Galliano, parte 1:
parte 2:
viernes, 13 de febrero de 2009
Chicos GQ
En mi ahora -casi, aún no me resuelven nada- extinta Internship estuve en una oficina pintada de blanco y privada de ventanas. Esto suena a tortura pero en realidad era como entrar a una cápsula del tiempo y salir 4 horas después sin haber envejecido ni un minuto. El caso es que en la oficina estaba rodeado de gente interesante: desde la encargada de Relaciones Públicas, a la cual su pelo entrecano le daba un muy ligero aire a lo Mrs Robinson, hasta una de las encargadas de Registro de Obra (creo), una modernísima chica con un gran estilo, pasando por un diseñador gráfico con un excelente gusto musical, una investigadora madrileña que tenía una adorable Moleskine tamaño familiar (pido de favor que alguien me regale una, mi vida es muy desorganizada y sólo ese divino cuaderno me ayudaría a no hundirme más en el desorden)... y los dos curadores de los que hablaré.
La oficina no era como cualquier oficina del gobierno mexicano llena de intrigas y trabajadores vulgares e indolentes. Era algo interesante y en las 5 semanas en las que estuve me dieron bastantes libertades y estuve contento en ese cuarto seccionado donde se organizaban cosas de las exposiciones habidas y por haber. Creo que es lo más cerca que he estado del trabajo profesional en mi carrera. Pero en fin, como decía nuestra querida (jajajaja) Angelina Jolie para justificar su adulterio, 'it is what it is'.
El punto es que, entre los personajes que encontré están A. y R. A. es curador pero creo que también tiene un rol activo en encontrar financiamiento para el museo. R. es curador e investigador y básicamente monta las exposiciones y selecciona piezas a exponer.
A., como les dije en el post anterior, viene de las Canarias. Al principio creí que era argentino o uruguayo pero después aclaró su procedencia (chicos españoles: este hombre tiene un acento muy raro y no se parecía en absoluto al acento madrileño, barcelonés o andaluz que he escuchado ¿es eso normal?). Y es un chico GQ.
Ignoro si esté suscrito a la revista o si la compre de vez en cuando, pero su estilo es acorde con los lineamientos de la revista: ropa y accesorios para hombre cuidadosamente seleccionados para personificar a un tipo de hombre con educación, poder adquisitivo y gusto por la moda. Ya saben, el típico hombre de las comedias románticas hollywoodenses de inicios de la década (pobres chicos, mucha gente debe tener un mal concepto de ellos).
A. no iba muy formal, justo como recomienda GQ ir al trabajo: a veces usaba camisas, otras veces una Lacoste verde botella -con manchas de transpiración, soy muy de darme cuenta de esos detallitos-, jeans y tenis estilo Camper o Hogan: zapatos que no son unos Converse pero tampoco llegan a ser un zapato formal. Creo que el señor Q. tiene un post sobre ese tipo de zapatos. Y se acompañaba de un bolso mensajero que inmediatamente entró a mi wishlist mental (para que lo sepan, soy fanático de los bolsos mensajeros, son prácticos y tienen un "algo" chic). Un buen estilo, pulido y a la vez desenfadado.
Nunca platicamos mucho. Como dije en la entrada anterior, tengo la sospecha de que no le agradé mucho o simplemente era un poco arrogante con los chicos del Internship. O tal vez me estoy llevando una impresión equivocada, como suele suceder. Yo creo más bien que es eso último.
Y estaba R., a quien traté un poco más y me agradó mucho. Incluso alguna vez le pregunté la procedencia de sus tenis, unos Fila en color camello preciosos y muy prácticos (según R. eran muy cómodos también, algo así como unos flats de Lanvin pero en versión masculina) y platicamos un poco del tema.
Creo que R. era el más GQ de los dos. Vuelvo a aclarar que me agradaba mucho y que su estilo me gusta porque es relajado y apto para una oficina tan vanguardista (y maravillosa... ¡¿por qué la burocracia se interpone entre la oficina y yo?!) como esa. R. usaba más tonos claros y continuaba con el recurso de combinar una camisa con unos jeans y unos tenis (no, no es malo).
Sin embargo, creo que el look GQ está sobrevaluado. Sé que un hombre elegante, trendy, chic o como le quieran llamar no es fácil de encontrar pero somos hombres y seguimos la moda con más cautela. Por tanto, publicaciones como Details o GQ no deberían ser vistas como Biblias del menswear.
Pero el estilo GQ es doble cara: sí, es relajado; sí, es democrático; sí, yo lo puedo imitar con un presupuesto limitado... pero -y les digo esto porque hojeo las GQ cada mes para buscar novedades- ese estilo no da espacio a la experimentación. Todo es una guía demasiado rígida para un aspecto de la moda que es rígido per se. Y creo que esas reglas del estilo supuestamente relajado deberían romperse. De lo contrario tendremos muy pronto (si es que no hemos llegado ya a ese punto, lo dejo a su criterio) un ejército de clones. Y el mundo ya tiene demasiadas Voguettes (¿no es así, Raquel?), metrosexuales (sugiero encerrarlos en una cabaña en el bosque sin cremas Biotherm, camas de bronceado ni botox para ver qué sucede) y demasiados new ravers como para tener chicos GQ surgiendo como hongos después de la lluvia. ¿O qué opinan? ¿Sí o no a la experimentación en un look de hombre? ¿Hasta qué punto?
jueves, 12 de febrero de 2009
En actualización
Esto es el preludio a un post, no crean que me iré y menos ahora que hay gente que aprecia mis posts y a la que aprecio en la blogósfera.
Lo que pasa es que han sucedido cosas muy feas para mi tiempo libre en esta semana.
Verán, mi horario quedó tan disparado que llegaba aquí 12 horas después de salir de casa y sólo pensando en dormir. Y por culpa del instrumento burocrático de mi adorada universidad de repente me vi sin Internship en el museo (mañana les diré que tengo qué renunciar y eso me pone triste porque la estaba pasando bien), sin mi horario planeado y sin nada. Bien dicen que no debe uno enojarse si las cosas no salen como lo planea, entonces estoy tratando de tomar los cambios con calma.
Lo que más me molesta es que el blog está cayendo en un estado comatoso y eso, queridos lectores, es un sinónimo de muerte bloggera. Y creo que mi blog necesita un shock eléctrico para revivir.
Me han escrito comentarios, nominado a memes y premios entre otras cosas. Les pido una disculpa si dejé comentarios sin contestar o memes y premios sin recoger. No sé qué vaya a pasar esta semana de San Valentín (ugh, qué asco) pero trataré de recuperar mi ritmo.
Lo positivo es que, ya sin Internship (imagínense que era yo Anne Hathaway en The Devil Wears Prada pero en versión masculina y con unos jefes buen rollo además de un curador de las Canarias -creo que no le agradé o simplemente era arrogante- y una investigadora madrileña en el cubículo de al lado) tendré más tiempo para bloggear y comentar. Pero mi recuperación es eventual. Por lo pronto estoy preparando un par de posts grandes y uno pequeño que se publicará en unas horas y de ahí pa'l real como dicen algunos en estos rumbos.
Bueno, que continúe la función.
ACTUALIZO: Aún no se resuelve mi situación en el museo. Yo creo que el lunes me dicen. A ver qué pasa.
Lo que pasa es que han sucedido cosas muy feas para mi tiempo libre en esta semana.
Verán, mi horario quedó tan disparado que llegaba aquí 12 horas después de salir de casa y sólo pensando en dormir. Y por culpa del instrumento burocrático de mi adorada universidad de repente me vi sin Internship en el museo (mañana les diré que tengo qué renunciar y eso me pone triste porque la estaba pasando bien), sin mi horario planeado y sin nada. Bien dicen que no debe uno enojarse si las cosas no salen como lo planea, entonces estoy tratando de tomar los cambios con calma.
Lo que más me molesta es que el blog está cayendo en un estado comatoso y eso, queridos lectores, es un sinónimo de muerte bloggera. Y creo que mi blog necesita un shock eléctrico para revivir.
Me han escrito comentarios, nominado a memes y premios entre otras cosas. Les pido una disculpa si dejé comentarios sin contestar o memes y premios sin recoger. No sé qué vaya a pasar esta semana de San Valentín (ugh, qué asco) pero trataré de recuperar mi ritmo.
Lo positivo es que, ya sin Internship (imagínense que era yo Anne Hathaway en The Devil Wears Prada pero en versión masculina y con unos jefes buen rollo además de un curador de las Canarias -creo que no le agradé o simplemente era arrogante- y una investigadora madrileña en el cubículo de al lado) tendré más tiempo para bloggear y comentar. Pero mi recuperación es eventual. Por lo pronto estoy preparando un par de posts grandes y uno pequeño que se publicará en unas horas y de ahí pa'l real como dicen algunos en estos rumbos.
Bueno, que continúe la función.
ACTUALIZO: Aún no se resuelve mi situación en el museo. Yo creo que el lunes me dicen. A ver qué pasa.
sábado, 7 de febrero de 2009
Altura, fetichismo y confort
Estos también los vi en Saks Fifth Avenue. Tocarlos es realmente una experiencia difícilmente igualable, y es que la piel de cocodrilo tiene una textura deliciosa.
Precio: 10000 pesos
Alto: 15 cm. Plataforma escondida de 5 cm.
Punta cuadrada, disponibles en negro, cocodrilo y botín.
A todas luces se ve que es un zapato cómodo. La plataforma y la punta cuadrada lo demuestran y la autora de Red Carpet Fashion Awards dice que son más cómodos y ligeros que unos Louboutin. Sin embargo, lo bello e inquietante de estos YSL es que -sobre todo en negro- tiene algo de fetichista... y, por qué no decirlo, algo ligeramente putanesco en ellos. Y eso no es necesariamente malo, de hecho es excitante. Son como zapatos de dominatrix que se pueden sacar a la calle. Verlos y tocar esa piel es algo muy interesante.
jueves, 5 de febrero de 2009
Atuendos del cine que nos impactaron parte 1
Ok chicos, aprovecho que no tengo por ahora nada que hacer para escribir este post. Ya sé que tengo pendientes dos semanas de la moda, y tienen mi palabra que las verán publicadas en este blog muy pronto. Y es que además de carecer de tiempo porque apenas inicié clases el 3, esto del museo me quita el poco tiempo libre que alguna vez llegué a tener. Además, tengo ganas de conocer su opinión. Bueno, siempre la tengo, por algo tengo un blog y respondo sus comentarios. Entonces, empecemos este post.
Existen looks icónicos en las películas que nos han marcado para siempre. Queremos imitarlos o simplemente adornar nuestra memoria con los atuendos que nos presentan. Sabemos que el cine, como medio de comuniación e industria cultural per se impone modas y estilos. Pero en ocasiones existen figuras que se adueñan del look y lo vuelven un referente que todos imitan o recuerdan con gusto. En esta ocasión nos dedicaremos a las actrices -aunque tengo dos que tres sugerencias de actores con un estilo que yo mismo desearía tener... bueno, los incluiremos-. Den click en el nombre para ver la imagen por si no lo conocen. Admito que necesito ver más películas, pero hice una rigurosa selección. Y entre mis elegidos se encuentran:
Kim Novak en Vértigo
Audrey Hepburn en Desayuno con Diamantes
Faye Dunaway en Network
Grace Kelly en La Ventana Indiscreta
Catherine Deneuve en Belle De Jour
Mia Farrow en El Gran Gatsby
Audrey Hepburn en Funny Face
Marilyn Monroe en La Comezón del Séptimo Año
Anita Ekberg en La Dolce Vita
Anne Bancroft en El Graduado
Catherine Deneuve en Repulsión
Maggie Cheung en Deseando Amar
Cary Grant en North By Northwest (odio los títulos que pusieron en español para esta película)
Faye Dunaway en Bonnie & Clyde
Jean Seberg en Sin Aliento
Delphine Seyrig en El Año Pasado en Marienbad
Diane Keaton en Annie Hall
Audrey Hepburn en Charada
Ziyi Zhang en 2046
Mia Farrow en El Bebé de Rosemary
Julia Roberts en Pretty Woman
Marcello Mastroianni en 8 1/2
Meryl Streep y Anne Hathaway en The Devil Wears Prada (a esa no pondré link porque todos la han visto)
Liza Minelli en Cabaret
Silvia Pinal en El Ángel Exterminador
Uma Thurman en Pulp Fiction
Barbra Streisand en Funny Girl (porque era la Twiggy judía en esa peli, sobre todo en la segunda parte)
Voten, voten y propongan más. Trataré de colgar otro post pero recibo votaciones hasta el 12 de este mes.
Existen looks icónicos en las películas que nos han marcado para siempre. Queremos imitarlos o simplemente adornar nuestra memoria con los atuendos que nos presentan. Sabemos que el cine, como medio de comuniación e industria cultural per se impone modas y estilos. Pero en ocasiones existen figuras que se adueñan del look y lo vuelven un referente que todos imitan o recuerdan con gusto. En esta ocasión nos dedicaremos a las actrices -aunque tengo dos que tres sugerencias de actores con un estilo que yo mismo desearía tener... bueno, los incluiremos-. Den click en el nombre para ver la imagen por si no lo conocen. Admito que necesito ver más películas, pero hice una rigurosa selección. Y entre mis elegidos se encuentran:
Kim Novak en Vértigo
Audrey Hepburn en Desayuno con Diamantes
Faye Dunaway en Network
Grace Kelly en La Ventana Indiscreta
Catherine Deneuve en Belle De Jour
Mia Farrow en El Gran Gatsby
Audrey Hepburn en Funny Face
Marilyn Monroe en La Comezón del Séptimo Año
Anita Ekberg en La Dolce Vita
Anne Bancroft en El Graduado
Catherine Deneuve en Repulsión
Maggie Cheung en Deseando Amar
Cary Grant en North By Northwest (odio los títulos que pusieron en español para esta película)
Faye Dunaway en Bonnie & Clyde
Jean Seberg en Sin Aliento
Delphine Seyrig en El Año Pasado en Marienbad
Diane Keaton en Annie Hall
Audrey Hepburn en Charada
Ziyi Zhang en 2046
Mia Farrow en El Bebé de Rosemary
Julia Roberts en Pretty Woman
Marcello Mastroianni en 8 1/2
Meryl Streep y Anne Hathaway en The Devil Wears Prada (a esa no pondré link porque todos la han visto)
Liza Minelli en Cabaret
Silvia Pinal en El Ángel Exterminador
Uma Thurman en Pulp Fiction
Barbra Streisand en Funny Girl (porque era la Twiggy judía en esa peli, sobre todo en la segunda parte)
Voten, voten y propongan más. Trataré de colgar otro post pero recibo votaciones hasta el 12 de este mes.
martes, 3 de febrero de 2009
Oda a la bella tortura del pie
Los vi en Saks Fifth Avenue. Son Balenciaga.
Precio: 14500 pesos (aproximadamente 1000 dólares, ya ven que sube)
Alto: 11 o 12 cm
Punta triangular y tacón enteramente de metal. Plataforma casi inexistente. Disponibles en negro y botín al tobillo. Preciosos.
En vivo son ligeros, de una extraordinaria calidad y casi no tienen plataforma. Pero me pregunto quién en México podría usarlos y aguantarlos, vi una foto en Jak & Jil de una clienta feliz con los pies enrojecidos (más bien, ya cerúleos por usarlos para ir a un show en Nueva York).
Y aunque destrocen el pie, son hermosos.
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