martes, 27 de marzo de 2012

(Not) Always In Vogue

Esta es la Vogue gringa de abril:

Y aunque está en portada esa señora que me cae mal, decidí comprarla. Abril es el mes que Vogue dedica al cuerpo y es interesante ver qué se le ocurre al equipo de la revista. Ya antes han puesto a Scarlett Johansson y curado una selección de mujeres ricas y distinguidas que son bajitas, están embarazadas o simplemente tienen un cuerpo tan igual y a la vez tan diferente al de las mujeres en América (el continente, no el país, ese es Estados Unidos).

Lo primero que me llamó la atención fue la historia de una madre que pone a dieta a su hija de siete años. Y me di cuenta que escogieron perfectamente la palabra para definirla en portada: controversia.

Resumiéndoles el texto: Dara-Lynn Weiss con anteriores problemas alimenticios se da cuenta que su hija tiene sobrepeso y la mete en un régimen muy estricto. Conflictos internos para la madre pero sigue firme. La niña baja alrededor de ocho kilos en un año y en teoría todos son felices pero la niña queda algo confundida con su identidad.

Unos días después de leer esa crónica, encuentro la siguiente nota en New York Magazine (punto com, obviously) y la opinión casi generalizada es la siguiente: Esa mujer es un monstruo y acaba de lanzar a su hija a un abismo de desórdenes alimenticios e infelicidad.

Supe que iba a ser espinoso desde que vi las fotos de madre e hija. Suelo ser muy sensible al lenguaje corporal y en las dos fotos que acompañan el texto no vi algo que me gustara. Cuando vi las fotos, mi no-tan-muerto instinto paternal sintió que algo andaba mal. "Si," pensé, "mi revista favorita ha publicado una historia como cualquier otra, pero..." Curiosamente, quien se ve menos cómoda y feliz en sus posturas es la señora Weiss. Al seguir leyendo lo confirmé. En general fue una lectura que me costó trabajo.

La imagen que disparó mi preocupación

El texto me hizo reafirmar dos cosas que ya sabía. La primera: nuestras acciones van a tener consecuencias en algún momento. Comparto la opinión de los lectores de NYMag pero creo que esto es un típico caso de "proyecto mis inseguridades en un familiar más joven y débil que yo", un caso que conozco porque gran parte de mi familia es así y porque es una práctica generalizada en el mundo.

La segunda es una percepción cultural y probablemente muy mía: Creo que estamos en el punto más alto de nuestra intolerancia con el peso.

Es difícil ser razonable con esto, intentaré explicarme en la medida de lo posible. Estamos en un momento de excesos: por un lado tenemos a la obsesidad y todos los problemas que acarrea, pero por el otro tenemos una obsesión bastante enferma con la delgadez y las calorías.

Es difícil encontrar un equilibrio entre esos dos puntos. Es aún más difícil porque cada cuerpo es distinto y nos cuesta trabajo aceptarlo (seamos como seamos) cuando somos bombardeados por tantos mensajes cruzados en la tele, las revistas de chismes, los programas gubernamentales y los alarmantes estudios clínicos que conocemos de cuando en cuando. Y en esas situaciones es más fácil irnos por el camino del odio.

Muchas veces he tenido que aguantarme cuando personas con las que he intercambiado varios tuits comienzan con sus berrinches contra la obesidad. No pienso señalarlos con el dedo, pero sí admito que no me agradan del todo por esos comentarios, incluido alguno del tipo "Yo no diseñaría para gordas". Hay defectos, si se les quiere ver así, que se eliminan con dieta y ejercicio, pero otros, como los prejuicios y la falta de esfuerzo mental, no se borran ni con un makeover.

Como digo siempre, no podemos saber si el peso excesivo sea por una enfermedad o incluso por genética (en ambos casos, una vida saludable es la mejor respuesta). Quizá es porque he visto de cerca varios de estos casos y sé que no es una decisión que hayan tomado; eso me ha dado un punto de vista diferente sobre el tema.

Con frases como la que cité, pienso en gente como Cristóbal Balenciaga, quien acaba de cumplir 40 años de muerto el pasado viernes. O como la premisa de la Alta Costura de hace 60 años. En ese entonces, presentaban diseños para cada tipo de clienta en modelos con cuerpos similares. Balenciaga, uno de los mejores diseñadores que haya pisado esta tierra, se hizo un experto en crear ropa que hiciera quedar cómoda y hermosa a cada una de sus clientas. Y, de acuerdo con una de sus ayudantes, las prefería con unos kilos de más.

¿Diseñaría yo ropa para tallas extra? Desde luego. Se me hace una cuestión de excelencia técnica. Y mejor aún: es satisfacer un mercado inconforme con las tiendas de campaña y la ropa bonita hasta la talla 8. Muchas personas que se dedican a diseñar profesionalmente tienen la respuesta frente a ellos, pero por alguna razón deciden no tomarla. Pasa lo mismo con los estilistas.

No insistí en ello cuando sucedió, pero creo que el estilista de Octavia Spencer hizo un increíble trabajo, sobre todo en los Oscares. Esta mujer lució radiante sin tener que usar un costal de papas o un caftán. A mi gusto, una de las mejores vestidas de la noche, y se notaba. Recogió su premio sabiendo que estaba usando algo fabuloso y en perfecta sintonía con ella misma.

Pero Vogue no será crucificada por mí aunque hayan cometido un gran faux pas. De hecho, esta edición es bastante buena, casi memorable, por otros contenidos. Por ejemplo:

 

-El texto sobre las Aqualilies, un fascinante grupo de chicas que están reviviendo el nado sincronizado con el glamour de los 50. La sola imagen me puso de buenas

-La insuperable editorial que Tim Walker hizo en el Ritz con Kate Moss y una dulzura que sólo se puede esperar de él. Como todas sus fotos, también tiene algo de magia

-Las imágenes de Mario Sorrenti sobre algunas issues corporales, incluida una donde se refiere sin tapujos al Trastorno Dismórfico Corporal

-Un extracto de la biografía de David Hockney

¿Qué opinan sobre la historia, mis comentarios y los demás contenidos de esta edición?

1 comentario:

Enrike LX dijo...

...yo opino que no es necesario encasillar y decir yo diseño solo para delgadas! o solo para gordas!...si no crear prendas que se adapten (mi lado de arquitecto piensa asi)...un edificio se tiene que adaptar tanto a las necesidades fisicas, tanto ideales del cliente, y pienso que es lo mismo con las prendas...si podras diseñar prendas que en algun momento solo sirvan para mujeres esbeltas, pero no mantener como enfoque el tamaño como algo feo y sin remedio, si no como algo que tambien puede ser adaptado y estetico...