martes, 21 de agosto de 2012

Un Homme et Une Femme

Ayer llovió gran parte del día: la lluvia constante y la falta de aire fresco convirtieron el día en una de esas tardes en las que salir es imprudente porque las calles están inundadas y uno sólo quiere abstraerse del clima y pensar en otras cosas.

Y como en todas las tardes nostálgicas, se me antojó tirarme en el sillón con una taza de chocolate caliente mientras veo Un Hombre y Una Mujer.

A lo mejor no han escuchado de ella porque conquistó a otras generaciones, pero fue la película más exitosa de de Claude Lelouch, quien ganaría un Oscar y el dinero suficiente para lanzar una carrera cinematográfica que aún sigue activa.

La historia es tremendamente simple. Tan simple que parece un no brainer: dos padres viudos se conocen en el internado de sus hijos en Deauville y sus vidas entre esa playa y París se van entrelazando poco a poco. Y ya.

Pero a diferencia de las toneladas de películas románticas que han explotado historias similares, la película podría verse sin sonido y seguiría siendo igual de encantadora. Podría verse por fragmentos (ya lo he hecho) y seguiría fascinando al público sin necesidad de usar minutos de diálogo irrelevante.

Y con unas secuencias muy bien armadas (los exteriores son a color, los interiores en blanco y negro), una película que se filmó en menos de un mes fascinó a todo el mundo de mediados de los 60.

Creo que gran parte del éxito de la película es que una gran parte se improvisó, entonces las actuaciones de Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimée (quien ahora tiene 80 años y se sigue viendo increíble) eran muy naturales y basadas en la interacción diaria que tenían. Aimée siempre ha tenido algo de melancolía en su caracter y eso es siempre muy atractivo en un mundo de estrellas siempre sonrientes y "optimistas".

Como les decía, esta película tomó al mundo por asalto: un Oscar, una Palma de Oro en Cannes y un éxito para Aimée, quien ya era musa de Fellini pero saltó a la fama internacional con esta película y se convirtió en la obsesión de gente como Patti Smith y otras personas que eran adolescentes en ese entonces.

El soundtrack también tuvo un gran impacto cultural. Deben haberlo escuchado en algún elevador, pero si no (lo cual dudo mucho), se los dejo aquí.

 

El estilo de Aimée en la película está totalmente libre de complicaciones. Abrigos y tacones negros, vestidos rectos y un pequeño toque de delineador la hacen muy fácil de imitar. De hecho, es muy probable que fuera su propia ropa, ya que la película se filmó con muy poco dinero.

Tomas Maier también pensó en esta película para su colección del otoño pasado en Bottega Veneta. De hecho, jamás he podido encontrar el soundtrack original y, si alguien lo tiene y me lo quiere pasar, me hará muy feliz.

 

Por supuesto, Maier le dio su propio giro con todas las cosas hermosas a las que nos tiene acostumbrados. Todo es discreto, artesanal y un poco romántico en sus colecciones. Quizá por eso se un filme que le llame la atención, porque sin llegar a ser abiertamente cursi, ésta película seduce y enamora, ya sea en tardes nostálgicas o no.

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